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Vol. 105. Núm. 5.
Páginas 522-524 (junio 2014)
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Carta científico-clínica
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Miasis cutánea no importada por Chrysomya bezziana
Autochthonous Cutaneous Myiasis Due to Chrysomya bezziana
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M. Aguado Loboa,
Autor para correspondencia
martaaguadolobo@yahoo.es

Autor para correspondencia.
, A. Hernández-Núñeza, M. Isabel García-Aratab, J. Borbujoa
a Servicio de Dermatología Hospital Universitario de Fuenlabrada, Fuenlabrada, Madrid, España
b Servicio de Microbiología, Hospital Universitario de Fuenlabrada, Fuenlabrada, Madrid, España
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Las miasis son infestaciones parasitarias de tejidos u órganos de vertebrados (incluyendo el hombre) producidas por las larvas de moscas (dípteros) de diferentes especies1–3. Se clasifican dependiendo de la relación que el parásito establece con el huésped, distinguiéndose entre miasis obligadas, facultativas y accidentales; o dependiendo del área anatómica de infestación, diferenciándose entre miasis cutáneas, intestinales o cavitarias1–3. Las miasis cutáneas desde un punto de vista clínico se dividen en forunculares, migratorias y de las heridas1–3. Su incidencia es mayor en países tropicales con clima húmedo y cálido y con bajo nivel socioeconómico1–3.

Presentamos un caso de miasis cutánea autóctona producida por Chrysomya bezziana (C. bezziana), especie que aparece de forma excepcional en Europa.

Se trata de un varón de 56 años de edad, con antecedentes personales de obesidad, consumo de alcohol ocasional, hipertensión arterial, síndrome de apnea-hipopnea del sueño, asma extrínseco y portador de la mutación PT20210A en heterocigosis sin episodios previos de trombosis. Presentaba una úlcera vascular en la extremidad inferior izquierda de 10 meses de evolución. Fue derivado al servicio de urgencias desde su centro de salud tras detectarse la presencia de larvas vivas durante la realización de las curas locales de la úlcera. El paciente mantenía buen estado general y negaba viajes al extranjero, contacto reciente con animales o salidas al medio rural. A la exploración presentaba signos de linfedema crónico en ambos miembros inferiores. En la región gemelar izquierda se observaba una úlcera de 15×8cm de diámetro, de superficie eritematosa, de aspecto mamelonado, friable y con exudación maloliente (fig. 1). Sobre la lesión se identificaron numerosas larvas móviles de díptero de color blanquecino y de 1cm de longitud, que se eliminaron mecánicamente y fueron remitidas al servicio de microbiología para su identificación. Se realizó lavado con suero fisiológico, cura oclusiva con vaselina pura no perfumada y se remitió al paciente al servicio de cirugía vascular. Las larvas extraídas fueron identificadas como pertenecientes a la especie C. bezziana por su aspecto macroscópico y por observación al microscopio de bandas espinales no llamativas alrededor del cuerpo y el peritrema del espiráculo posterior abierto.

Figura 1.

Úlcera en región gemelar izquierda de superficie eritematosa, de aspecto mamelonado y con exudación abundante. Obsérvese en la superficie de la lesión la presencia de varias larvas.

(0.37MB).

La aparición de miasis cutáneas de las heridas en países desarrollados se ve condicionada por factores predisponentes como higiene insuficiente, edad avanzada, enfermedades psiquiátricas, alcoholismo, diabetes mellitus o enfermedad vascular oclusiva1–3.

Las 3 especies que se identifican mundialmente con mayor frecuencia como productoras de esta forma de miasis son Cochliomyia hominivorax (gusano barrenador del Nuevo Mundo), Chrysomya bezziana (gusano barrenador del Viejo Mundo); ambas de la familia Calliphoridae y Wohlfahrtia magnifica perteneciente a la familia Sarcophagidae1–3 En la mayor parte de las miasis no importadas descritas en España aparecen implicadas diversas especies de la familia Sarcophagidae (mosca de la carne)4.

C. bezziana se distribuye en las zonas tropicales y subtropicales de África, sudeste asiático, India y Oriente Medio1–4. Este parásito produce una forma obligada de miasis que afecta a diversos animales domésticos (ganado vacuno, equino y mascotas) y, en ocasiones, al hombre1,4. Una hembra adulta es capaz de ovipositar cientos de huevos en los bordes de las heridas que, al cabo de unas 16h, eclosionan dando lugar a un elevado número de larvas que se alimentan durante una semana de los tejidos del huésped. Luego caen al suelo y completan su ciclo biológico, transformándose en adultos1,4. En condiciones óptimas el ciclo biológico dura aproximadamente 20 días1,4. En el hombre C. bezziana produce infestaciones de heridas4, tumores cutáneos5 o cavidades (órbita6, cavidad oral7 y ótica8) lo que conlleva una alta morbilidad. En casos graves los pacientes pueden presentar fiebre, sensación distérmica, dolores, sobreinfección bacteriana, leucocitosis con neutrofilia o hipereosinofilia2.

En una revisión del año 2000 de las 47 especies de dípteros responsables de miasis en España no aparecía C. bezziana9. En la literatura española solo hemos encontrado 3 casos de miasis humana por esta especie de díptero: uno de ellos corresponde a un varón español de 41 años con antecedentes personales de enolismo crónico y que desarrolló una miasis cutánea sobre lesiones ulcerativas crónicas en la extremidad inferior izquierda, secundarias a un cuadro de rabdomiólisis4; otro es el de una mujer española de 65 años con una miasis ótica, en la que no se especifica el antecedente de viaje reciente al extranjero8, y otro es el de un varón español de 54 años con una miasis sobre un carcinoma epidermoide de laringe supraglótico que se manifestaba con una masa tumoral en la cara anterior del cuello6. Los movimientos migratorios internacionales y el cambio climático son algunas de las causas que explicarían, al menos de forma parcial, por qué esta especie de díptero se puede identificar en países que no corresponden a su hábitat10.

En conclusión, presentamos un caso de miasis cutánea sobre una úlcera y en la que identificó C. bezziana como agente causal. En nuestro conocimiento, supone el segundo caso de miasis cutánea no importada por esta especie de díptero. Queremos llamar la atención sobre esta entidad poco frecuente y sobre la importancia de la correcta conservación e identificación de las larvas como práctica clínica habitual, dado que probablemente en la actualidad exista cierto grado de infranotificación de este tipo de afección.

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