El hidrocistoma y el hidradenoma son tumores anexiales derivados de las glándulas sudoríparas, que suelen tener un origen generalmente apocrino. Su diagnóstico suele ser histológico porque carecen de hallazgos clínicos característicos1–5.
La dermatoscopia es una técnica no invasiva que nos puede ayudar en el diagnóstico de estos tumores. Presentamos las características dermatoscópicas de 3 casos de hidrocistomas apocrinos y un caso de hidradenoma apocrino sólido-quístico.
Caso 1: varón de 68 años de edad, que consultó por una lesión asintomática de 6 meses de evolución en región parietal derecha (fig. 1a). Se trataba de un nódulo levemente eritematoso de 1cm de diámetro. En la imagen dermatoscópica se observó un patrón homogéneo de color gris pálido-azulado, con estructuras blanquecinas algodonosas y vasos lineales irregulares (fig. 2a). El estudio histopatológico mostró una imagen quística, revestida por un epitelio constituido por una doble capa de células cuboideas, sin atipia citológica, con zonas de secreción por decapitación, compatible con el diagnóstico de hidrocistoma apocrino (fig. 3a).
Imágenes histológicas (hematoxilina-eosina ×20). Quiste en la dermis revestido por una doble capa de células cuboideas (a y b). Tumor bien circunscrito constituido por células de citoplasma amplio y eosinófilo y otras de aspecto más basaloide. Estructuras quísticas en el centro de la lesión (c).
Caso 2: mujer de 62 años, que consultaba por lesión asintomática en hélix derecho de varios años de evolución. Era una lesión quística, translúcida, de 1cm de diámetro (fig. 1b). En la dermatoscopia se observó un patrón homogéneo gris pálido-azulado, con zonas de color marrón-anaranjado a la izquierda, estructuras blanquecinas algodonosas y vasos lineales irregulares (fig. 2b). La histología fue compatible con un hidrocistoma apocrino (fig. 3b).
Caso 3: mujer de 30 años, con un nódulo de 1cm que había aparecido sobre un nevus sebáceo en la región interparietal (fig. 1c). En la dermatoscopia se observaba un patrón homogéneo gris pálido-azulado, con estructuras blanquecinas algodonosas y vasos lineales (fig. 2c). La anatomía patológica confirmó el diagnóstico de un hidrocistoma apocrino.
Caso 4: mujer de 81 años, que consultó por una lesión asintomática en miembro superior derecho. Clínicamente se trataba de un nódulo de 1,5cm de diámetro, bien definido, eritematoso (fig. 1d). Dermatoscópicamente se observaba un patrón homogéneo gris pálido-azulado con zonas de color marrón-anaranjado, estructuras blanquecinas algodonosas y vasos lineales irregulares en la periferia (fig. 2d). En la histología se evidenció un tumor en dermis, no encapsulado, constituido por células sin atipia que presentaban un citoplasma amplio y eosinófilo, y otro grupo de células que tenían un núcleo más basaloide e hipercromático. Focalmente se observaban células claras. La lesión mostraba formaciones quísticas con mucina en su luz, así como un estroma esclerosado y vascularizado (fig. 3c). Todo lo descrito previamente fue compatible con el diagnóstico de hidradenoma apocrino sólido-quístico.
Los hidrocistomas apocrinos son tumores anexiales quísticos benignos. Su etiología es desconocida, pudiendo producirse por la oclusión del ducto sudoríparo o considerarse una proliferación quística adenomatosa de las glándulas apocrinas (cistoadenoma apocrino). Histológicamente suelen tener múltiples espacios quísticos, con proyecciones papilares y una pared compuesta por una capa interna de células cuboideas y una capa externa de células mioepiteliales. Estas lesiones suelen estar rodeadas por un estroma fibroso con vasos de pequeño calibre en su interior2,3.
El hidradenoma apocrino es un tumor anexial benigno de histogénesis incierta. Se trata de una neoplasia multilobulada, no encapsulada, bien circunscrita, constituida principalmente por células neoplásicas epiteliales y lúmenes ductales pequeños. Existen varios patrones histológicos: hidradenoma nodular, hidradenoma sólido-quístico e hidradenoma de células claras1,4,5.
Clínicamente es difícil hacer un diagnóstico correcto de hidrocistoma e hidradenoma apocrino previo a la confirmación histológica. El diagnóstico diferencial clínico es muy amplio, incluyendo distintas entidades como otros tumores anexiales, quistes epidérmicos, el carcinoma basocelular o el melanoma amelanótico1–5.
En la literatura, Correia et al. describen la dermatoscopia de 2 hidrocistomas ecrinos, pero solo mencionan que se observa una lesión quística bien delimitada, libre de vasos6. Aunque no lo mencionan en el artículo, en la fotografía de uno de los casos se observa un patrón homogéneo gris pálido-azulado. También existe la descripción dermatoscópica de un caso de hidradenoma de células claras, donde destacan la presencia de áreas color purpúrico y algunos vasos lineales y en horquilla sobre la superficie del tumor. Las áreas purpúricas correspondían histológicamente a hemorragia en los espacios quísticos del tumor7. Además, está descrita la dermatoscopia de un caso de hidradenoma nodular maligno, donde se observan estructuras vasculares polimorfas y sugieren que estos pueden ser vistos en tumores de origen ecrino8.
Todos nuestros casos (3 hidrocistomas apocrinos y un hidradenoma apocrino sólido-quístico) presentaban un patrón homogéneo de color gris pálido-azulado, estructuras blanquecinas algodonosas y vasos lineales. En 2 de ellos se observaron zonas focales de color marrón-anaranjados. En ninguno de ellos se observaron áreas purpúricas. El color grisáceo se correspondería con el contenido de sialomucina de estos tumores, que produciría un efecto de difracción de la luz parecido al observado en el sarcoma de Kaposi. Las estructuras blanquecinas algodonosas son reflejo del estroma o tejido conectivo, así como los vasos dilatados en dermis superficial se corresponden con los vasos lineales periféricos en la dermatoscopia. La presencia de células claras cargadas de glucógeno podrían ser las responsables de las estructuras focales de color marrón-anaranjado. En conclusión, debemos sospechar de estos tumores ante lesiones nodulares localizadas sobre todo en cabeza. La dermatoscopia es una técnica que nos puede ayudar en su diagnóstico, especialmente ante la ausencia de otros datos dermatoscópicos sugestivos de otros tumores clínicamente parecidos como el carcinoma basocelular o el melanoma amelanótico.