Una mujer de 60 años de edad, en tratamiento con azatioprina por una hepatitis autoinmune y cirrosis hepática CHILD-A, consultó por una úlcera en el cuero cabelludo de un año de evolución. El examen mostró una úlcera irregular de 25cm de diámetro que se extendía desde la línea capilar frontal hacia la región occipital, con lesiones de aspecto tumoral, áreas hiperqueratósicas necróticas y bordes de tipo infiltrante que sangraban al tacto (fig. 1). La calota craneal estaba expuesta con una destrucción de hueso parietal y exposición meníngea. Las biopsias confirmaron el diagnóstico de carcinoma escamoso infiltrante. Una TAC mostró la ausencia de adenopatías y metástasis a distancia. La resonancia magnética cerebral mostró osteonecrosis e infiltración de la paquimeninge, sin afectación parenquimatosa (fig. 2). Dada su hepatopatía, se inició el tratamiento con cisplatino y radioterapia externa concomitante, durante la cual presentó un ictus con hemiplejía derecha. La resonancia magnética nuclear de control mostró progresión e infiltración cerebral. La paciente falleció a los 6 meses del diagnóstico.
El carcinoma escamoso es el segundo tipo de cáncer cutáneo no melanoma más común en pacientes caucásicos, generalmente localizado en áreas de exposición crónica a la luz ultravioleta. Las neoplasias cutáneas asociadas a inmunosupresión presentan una mayor agresividad, unas mayores tasas de recurrencia y riesgo de metástasis en el momento del diagnóstico. Su incidencia aumenta años después de realizarse un trasplante de órganos.