Desde el punto de vista médico la alopecia ha sido habitualmente catalogada como un problema menor, de consecuencias principalmente estéticas. Sin embargo, las personas que padecen alopecia experimentan un gran estrés psico-emocional y un deterioro de su calidad de vida. Los efectos perniciosos de la alopecia sobre el bienestar psico-social no resultan sorprendentes si tenemos en cuenta la importancia que nuestra sociedad otorga al pelo, especialmente en la mujer. Durante siglos el pelo ha sido considerado un símbolo de belleza y de salud, y su pérdida es percibida como una disminución del atractivo y un símbolo de envejecimiento, repercutiendo negativamente sobre la autoestima y la vida social1.
Al igual que sucede en otros problemas dermatológicos, la gravedad clínica de la alopecia no es un buen predictor de su impacto sobre la calidad de vida2. Así pues, resulta especialmente importante disponer de herramientas para medir la calidad de vida en pacientes con alopecia. En este ámbito es especialmente valioso el trabajo elaborado por Guerra-Tapia A et al.3, publicado en este número de Actas Dermo-Sifiliográficas, que nos provee de una validación transcultural al idioma español de la escala Hair Specific Skindex-29.
El uso de cuestionarios ha demostrado ser de gran utilidad en el ámbito de la psico-dermatología, ayudando en gran medida a ofrecer una atención médica personalizada4. Un buen cuestionario debe ser fácil y rápido de completar por el paciente, lo que contrasta con la complejidad de su diseño y validación. La rigurosidad metodológica con la que Guerra-Tapia A et al.3 han elaborado la validación transcultural del Hair Specific Skindex-29 nos permitirá incorporar esta escala a nuestra práctica clínica con las máximas garantías.