En la actualidad existen múltiples herramientas para valorar la calidad de las publicaciones científicas. El factor de impacto (FI) de una revista es uno de los indicadores bibliométricos de evaluación más utilizados para determinar la calidad y el prestigio de una revista. No obstante, existen muchos condicionantes que pueden ser utilizados para modificar de manera directa o indirecta el verdadero FI. En el caso de revistas que tratan sobre áreas clínicas más especializadas, como la dermatología, se podría adoptar una postura de publicar artículos que versen sobre una temática más general para aumentar el número de citas y, por tanto, su FI. Aunque, esta decisión podría ir en detrimento de alcanzar una formación más específica y subespecializada, que por otro lado es la que nos otorga un conocimiento más profundo y exhaustivo de una determinada enfermedad1.
En este número de Actas Dermo-Sifiliográficas, Rodríguez-Lago L et al.2 nos presentan un excelente estudio en el que ponen de manifiesto y tratan de explicar el porqué de algunas decisiones editoriales. Los autores justifican la relevancia que tienen los diferentes tipos de artículos científicos a la hora de ser publicados por una revista especializada y como los comités editoriales han de ser muy críticos para mantener un equilibrio entre el fin buscado (aumentar su FI) y el objetivo de cualquier publicación (mantener el interés de los lectores y otorgarles el verdadero conocimiento).
En nuestra formación académica como médicos, además de demostrar autoexigencia, esfuerzo y capacidad de crítica para lograr el conocimiento profundo de las enfermedades, hemos de dar a conocer a la comunidad científica nuestras experiencias clínicas y trabajos de investigación más relevantes en las revistas más prestigiosas. Estudios como este son necesarios, ya que nos ayudan a planificar y diseñar las estrategias para alcanzar nuestro objetivo: lograr la publicación de un «paper» científico en una revista de elevado FI.