Una mujer de 33 años recibió un trasplante alogénico de células madre, por un linfoma hepatoesplénico de células T. Para prevenir el desarrollo de una enfermedad injerto contra huésped se le administraron 150 mg/día de ciclosporina, y desarrolló de forma progresiva una hiperplasia gingival, más evidente a los 2 meses tras el inicio del tratamiento (fig. 1A). Se le administró azitromicina, 500mg diarios durante 3 días, y se apreció una mejoría considerable al cabo de 3 semanas (fig. 1B).
La hiperplasia gingival es una complicación conocida del tratamiento con ciclosporina, que ocurre en aproximadamente un 30% de las ocasiones. Aunque la patogénesis de la hiperplasia gingival es desconocida, y el mecanismo de acción de la azitromicina no se ha esclarecido por completo, se especula que podría desempeñar una triple acción en la resolución de determinadas enfermedades periodontales, debido a su acción antimicrobiana y antiinflamatoria, y a su capacidad de permanecer a bajas dosis en los macrófagos y fibroblastos de los tejidos periodontales, incluso cuando se administra en pautas cortas de 3 a 5 días.
La interacción existente entre ambos fármacos obligaría, en tratamientos más prolongados, a monitorizar los niveles de ciclosporina, y a extremar las precauciones en pacientes con alteraciones en la repolarización cardíaca.