La fototerapia (FT) es un contrastado tratamiento para diversas enfermedades dermatológicas, pero también, mediante la inducción de un estado de tolerancia a la luz solar (photohardening), es un método eficaz para prevenir los brotes estacionales de determinadas fotodermatosis.
Combalia et al.1 nos presentan su experiencia en la prevención de la erupción polimorfa lumínica utilizando ciclos de tan solo 8 sesiones de FT con un régimen fijo tanto de la dosis de inicio (baja) como de las incrementales, independientemente del fototipo, y a pesar de que más de la mitad de los pacientes muestran algún grado de fotosensibilidad. Consiguen resultados satisfactorios en un 87% de los tratamientos, aunque esto no signifique la tolerancia completa y permanente a lo largo de todo el verano.
Es, sin duda, un tratamiento seguro. A pesar de su brevedad ocasiona brotes de erupción polimorfa lumínica en un tercio de los pacientes, circunstancia que no limita el tratamiento ni altera el pronóstico, lo cual plantea la posibilidad de usar corticoides orales como medida preventiva en todos los pacientes durante las primeras sesiones, como algunos hacemos en la dermatitis atópica.
La fototolerancia es transitoria y se pierde en poco tiempo si el paciente no mantiene una exposición moderada diaria a lo largo de todo el verano lo que, por un lado, evita los riesgos sobre la salud de la tanofobia y, por otro, obliga a calendarizar los tratamientos para finalizarlos al inicio del periodo estival (mayo y junio).
Aunque se requiere una población mayor para confirmar estos resultados, trabajos como el presente afirman la necesidad de profundizar en la mejora del uso de la FT en estos pacientes que sufren un proceso a menudo limitante y con pocas alternativas preventivas reales.