La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica que con mucha frecuencia se acompaña de comorbilidades que complican su evolución, tales como el hígado graso, la enfermedad inflamatoria intestinal o la depresión. Por su trascendencia pronóstica, cabe destacar su asociación con factores de riesgo cardiovascular como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, la dislipemia y la obesidad abdominal, siendo el síndrome metabólico la comorbilidad más frecuentemente asociada. Actualmente se estima que la psoriasis es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares1, por lo que se considera fundamental el abordaje integral de los factores de riesgo asociados. Así mismo, estos enfermos presentan una alta prevalencia de hábito tabáquico, que también incrementa su riesgo cardiovascular.
En este interesante artículo, Argote et al.2 analizan la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en un grupo de 40 adultos con psoriasis atendidos en las consultas de Dermatología del Hospital San José de Bogotá. Encuentran una elevada prevalencia de dichos factores (35% para hipertensión, 17,5% para dislipemia, 10% de diabéticos y 17,5% de fumadores), datos en general concordantes con lo descrito en la literatura. La prevalencia de síndrome metabólico en este grupo de pacientes alcanza un 50% y un 18,2% tienen riesgo cardiovascular alto.
Está descrito que los sujetos con psoriasis presentan mayor frecuencia de aterosclerosis subclínica, como el aumento del grosor de la íntima media carotídea3. En el estudio de Argote et al., los sujetos son sometidos a un estudio ecográfico carotídeo, encontrándose un aumento del espesor de íntima-media en un 15% de ellos, así como una correlación lineal entre dicho grosor y el riesgo cardiovascular estimado.
En resumen, los pacientes con psoriasis tienen un riesgo aumentado de morbimortalidad cardiovascular, siendo en ellos primordial el manejo estricto de los factores de riesgo cardiovascular asociados.