Estimados autores: agradecemos sinceramente su artículo, ya que una de las finalidades de los artículos de la sección de Controversias en Dermatología es precisamente eso, discutir acerca de temas controvertidos. Al principio de nuestro artículo1 nos referimos precisamente a la dificultad que tiene elegir un tratamiento determinado en el carcinoma basocelular, debido a la variabilidad que se presenta en este tipo de tumores, a las características de cada paciente, a las posibilidades y capacidades/habilidades del propio médico que las trata.
Como ustedes bien señalan en su artículo, una determinada técnica tendrá unos resultados mejores o peores en función de quien la realice. No es comparable su experiencia de 30 años realizando electrocoagulación para el tratamiento de carcinomas basocelulares en una unidad dedicada específicamente a ello, con los resultados que puede obtener un dermatólogo con escasa experiencia. De hecho la lectura de artículos al respecto así lo sugiere. En un artículo muy interesante2, acerca de la importancia de la experiencia del médico a la hora de decidir sobre el tratamiento a aplicar, los autores recogen el porcentaje de recidivas de carcinomas basocelulares tratados mediante curetaje y electrocoagulación con 5 años de seguimiento, observando que si el médico que realiza la técnica es un residente, el porcentaje de recurrencias es del 18,8%. La supervisión de los médicos residentes que sigue a la observación de este elevado porcentaje permite reducirlo al 9,6%. Finalmente el menor porcentaje de recidivas (5,7%) se obtiene al ser realizado este procedimiento por un dermatólogo plenamente entrenado en la técnica en su consulta privada.
En nuestro artículo incluimos las guías de tratamiento de la National Comprehensive Cancer Network del año 20093 basadas en revisiones exhaustivas de la literatura. En ellas, el tratamiento con curetaje y electrocoagulación se indica en los carcinomas basocelulares primarios de bajo riesgo. Asimismo, las guías europeas del año 20064, dirigidas por Wolfram Sterry, refieren que la técnica de curetaje y electrocoagulación is best used for selected low-risk lesions, literalmente. Las mismas palabras son utilizadas por Telfer et al.5 en las guías de la asociación británica de dermatólogos de 2008, en las que quedan expresadas según niveles de evidencia que la técnica de curetaje y electrocoagulación constituye una buena opción de tratamiento para carcinomas basocelulares de bajo riesgo; no así para tumores de alto riesgo o recurrentes.
Respecto a no incluir su artículo6 en nuestra revisión, a pesar de conocerlo y opinar que se trata de un excelente trabajo, viene dado por razones de limitación editorial en el número de citas.
Por último, el haber expresado en nuestro artículo a modo de conclusión que parece bien sustentada la afirmación de que el tratamiento quirúrgico (cirugía convencional y cirugía de Mohs) tiene menos tasas de recurrencias que los tratamientos no quirúrgicos (incluyendo los datos existentes de recurrencias de crioterapia, curetaje y electrocoagulación, terapia fotodinámica, radioterapia, imiquimod, láser, 5 fluorouracilo, interferón y las nuevas terapias no quirúrgicas) se deriva de una amplia revisión de la literatura en este sentido7,8.