INTRODUCCION
La presencia de tejido óseo en la dermis es un proceso infrecuente que puede ser primario o secundario a múltiples patologías tanto tumorales como inflamatorias. Dentro de los cuadros primarios se engloba el osteoma múltiple miliar de la cara, rara entidad que afecta casi exclusivamente a pacientes de sexo femenino en las que casi siempre hay un antecedente de acné.
Presentamos un caso de osteoma múltiple miliar de la cara en una paciente sin antecedentes de acné ni de otros procesos inflamatorios cutáneos.
DESCRIPCION DEL CASO
Se trata de una mujer de 40 años, sin antecedentes personales ni familiares de interés que acudió a nuestro servicio consultando por la aparición desde hacía 3 años de unas lesiones asintomáticas en la región facial que aparecieron de manera progresiva durante un año, sin que aparentemente existieran factores desencadenantes. Negaba haber padecido acné juvenil.
En la exploración clínica se apreciaban, distribuidas por ambas mejillas, múltiples pápulas, bien delimitadas, de la misma coloración que la piel circundante y con una consistencia dura (fig. 1). No se apreciaban lesiones residuales de acné.
Fig. 1.--Múltiples lesiones papulosas distribuidas por la mejilla.
En el estudio histológico de una de las lesiones se observó la presencia en dermis media de pequeños nódulos de tejido óseo sin reacción inflamatoria(fig. 2). Se practicaron estudios analíticos en sangre incluyendo calcio, fósforo y vitamina D, sin que se hallaran alteraciones.
Fig. 2.--Tejido óseo en la dermis sin otras alteraciones.
DISCUSION
Los osteomas cutáneos primarios pueden presentarse clínicamente como una lesión solitaria, en forma de placa o como osteomas múltiples miliares de la cara1.
Esta última variedad fue descrita por primera vez por Wilckens en 1858 y posteriormente por Virchow en 18642. Desde entonces la mayoría de los casos han sido referidos en mujeres en las que existía historia previa de acné1-4, siendo raras las formas idiopáticas 5. Esto haría más lógico clasificar este proceso como una osificación secundaria y no primaria.
Suele aparecer entre la segunda y cuarta décadas de la vida como pápulas de pequeño tamaño, asintomáticas, de consistencia dura y que se distribuyen mayoritariamente por la cara, en especial por las zonas malares y el mentón, aunque también pueden aparecer por el cuero cabelludo. Suelen permanecer estables y no ocasionan manifestaciones subjetivas a la paciente, salvo por las alteraciones estéticas que producen.
No suelen hallarse alteraciones de laboratorio y los parámetros relacionados con el metabolismo óseo (calcio, fósforo y vitamina D) permanecen dentro de la normalidad. Los hallazgos histológicos muestran en dermis la presencia de hueso laminar con numerosos osteocitos y canales de Havers.
La etiopatogenia del proceso es desconocida. Se ha postulado la posible persistencia en dermis de células mesenquimales pluripotenciales que comenzarían a proliferar y a formar tejido óseo, tras la existencia de estímulos inflamatorios en la zona6.
El tratamiento es la extirpación quirúrgica de las lesiones. También se ha empleado con éxito la dermoabrasión mediante láser de erbio-yag7, 8, obteniéndose buenos resultados estéticos. En nuestro caso se realizó la extirpación quirúrgica de las lesiones de mayor tamaño, sin que hasta la fecha le hayan aparecido nuevas lesiones.