Presentamos el caso de una mujer de 52 años, con antecedente de alergia a pólenes y eccema de manos. Fue remitida por enrojecimiento, picor e inflamación en las manos de 24h de duración, que asociaba a la manipulación de marisco crudo. Estos episodios apenas se presentaban cuando el eccema de manos estaba bien controlado. La paciente negaba presentar habones o edema labial tras la ingesta de marisco crudo. Refería un empeoramiento tras el empleo de guantes de látex en su trabajo y por ello había dejado de utilizarlos.
En la exploración la paciente presentaba placas eritematodescamativas con liquenificación marcada en el dorso de las manos y las caras laterales de los dedos, con fisuraciones superficiales en estos (fig. 1).
La sospecha fue de dermatitis de contacto proteica a marisco. Para establecer el diagnóstico se realizaron las siguientes pruebas complementarias:
- Biopsia cutánea, donde se observó una dermatitis espongiótica con un infiltrado linfocitario perivascular en la dermis papilar con eosinófilos.
- Prueba de frotamiento (rub-test) con productos propios (gamba, gambón y langostino), con prurito y eritema a los 10min en las zonas de la piel con lesiones eccematosas y sin reacción en la piel sana.
- Prick test (prick-by-prick test) con productos propios (gamba, gambón, langostino y látex): se realizó lectura a los 20min, observándose positividad>3mm frente a los alérgenos: ++ gamba, +++ gambón, ++ langostino (fig. 2).
- Pruebas epicutáneas con la batería estándar del Grupo Español de Investigación en Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea y productos propios (piel de gamba, carne de gamba, piel de gambón, carne de gambón, piel de langostino, carne de langostino). Lectura a las 72h: reacción dudosa (+/−) efecto borde (edge-efect) a la carne de gamba (fig. 3). La lectura a las 168h no mostró positividades.
Las dermatitis de causa exógena se dividen en: dermatitis de contacto irritativa y dermatitis de contacto alérgica (DCA). La DCA está mediada por un mecanismo de hipersensibilidad retardada (tipo iv). Existen, por otro lado, cuadros desencadenados por mecanismos de hipersensibilidad inmediata (tipo i), como la urticaria de contacto alérgica manifestada en forma de habones, y/o la urticaria o cuadros desencadenados por una combinación de ambos mecanismos, como la dermatitis de contacto proteica (DCP)1.
En la DCP las sustancias alergénicas son proteínas de elevado peso molecular, relacionadas fundamentalmente con la alimentación: proteínas animales, vegetales, harinas, cereales y enzimas. Por tanto, esta es más frecuente en profesionales relacionados con este ámbito (cocineros, carniceros, panaderos, etc.), sin olvidar las amas de casa o los cocineros domésticos.
La clínica aparece minutos tras la exposición y se caracteriza por eritema, prurito intenso y/o lesiones vesiculosas sobre lesiones de dermatitis previa (aparece sobre la piel dañada, no sobre piel sana). No se manifiesta en forma de habones, lo que ayuda a distinguirla de la urticaria crónica idiopática.
El hecho de que los alérgenos, en el caso de la DCP, sean proteínas de alto peso molecular explica la ausencia de sintomatología tras la exposición en piel sana, ya que estas no llegan a ponerse en contacto con los receptores de las células de Langerhans. Por el contrario, en la DCA o la urticaria crónica idiopática los alérgenos son haptenos de bajo peso molecular, que atraviesan con facilidad la barrera epidérmica.
Por este motivo, la DCP presenta un resultado positivo para el test de frotamiento en piel afecta y negativo en piel sana, a diferencia de la DCA y la urticaria crónica idiopática, donde es positivo en ambas.
Las pruebas epicutáneas van a ser indispensables para la distinción de estas entidades, siendo negativas en la mayoría de los casos de DCP. Esto permite establecer el diagnóstico diferencial con la DCA. Por otro lado, el prick test, que reproduce una reacción IgE mediada, va a ser positivo en la mayoría de los casos de DCP, siendo negativo en el caso de una DCA.
En cuanto al tratamiento, se basa en 2 pilares fundamentales: por un lado, en la evitación del alérgeno implicado, y por otro lado, en el tratamiento de las lesiones cutáneas, que dependerá de su grado de extensión y severidad.
En nuestro caso, la clínica de inicio agudo con predominio de prurito tras el contacto con marisco, así como la negatividad de la prueba de frotamiento en piel sana, permitió descartar razonablemente una urticaria de contacto a marisco.
Esto, junto con la negatividad de las pruebas epicutáneas, permitió establecer finalmente el diagnóstico de DCP a marisco crudo2–4.
Se dieron recomendaciones para evitar el contacto con marisco y se pautó tratamiento corticoideo tópico. Las lesiones se resolvieron en unos meses y la paciente no ha presentado nuevos brotes de lesiones tras 8 meses de seguimiento.
Es fundamental la sospecha de esta entidad ante un paciente con eccema de manos que manipule alimentos. Las pruebas epicutáneas son la mayoría de las veces negativas, por lo que es preciso realizar test de tipo inmediato, siendo el prick test (prick-by-prick) la prueba más sensible en estos casos.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.