El cloro se utiliza ampliamente en la industria química y como desinfectante de piscinas, y a veces incluso como antiséptico en la solución de Dakin. Las personas pueden sufrir exposición al cloro a través de accidentes de transporte1, exposiciones en la industria, mezcla de productos de limpieza o accidentes en piscinas. En piscinas se utiliza el cloro líquido (hipoclorito sódico), altamente corrosivo1, y el cloro en polvo, pastillas o granulado (sincloseno sódico).
El ácido tricloroisocianúrico (sincloseno sódico) es un desinfectante clorado estabilizado y es un irritante leve para la piel en un medio seco, pero en presencia de agua se descompone en ácido isocianúrico y ácido hipocloroso, siendo este último corrosivo2.
No hay descrito en la literatura ningún caso de quemadura química por pastillas de sincloseno. A continuación describimos una quemadura química secundaria a una pastilla de sincloseno sódico.
Se trata de un varón de 43 años que mientras juega en la piscina con su hija de 9 años, esta le introduce una pastilla de cloro en el bañador sin que él se percate. La pastilla queda alojada entre la piel y la faldilla del bañador. Al cabo de 15min, tras salir de la piscina, nota sensación de quemazón en la región glútea izquierda, descubriendo la pastilla de cloro.
Se objetivan dos lesiones circulares bien circunscritas de 6cm de diámetro en la nalga izquierda, caracterizadas por lesiones eritematosas sobreelevadas de superficie irregular, pruriginosas y dolorosas al tacto (figs. 1 y 2). Se procede al lavado abundante con agua durante 10min. El prurito y el dolor se mantienen durante 48h. Al cabo de 7 días, y tras lavados diarios con agua y jabón, las lesiones se resuelven espontáneamente.
La piel no absorbe bien el cloro, pero pequeñas cantidades pueden atravesarla cuando la exposición al cloro es en forma de gas, lejía, agua o tierra con altos contenidos en cloro; e inmediatamente es expulsado del cuerpo. El cloro puede irritar la piel u ocasionar quemaduras, especialmente en áreas húmedas. La mayoría de las exposiciones al cloro se deben a productos de piscina3 y son autolimitadas, ocasionando raramente efectos adversos serios, siendo en estos casos por afectación respiratoria. Los problemas en la piel acontecen en el 2,5% de los casos y son leves, originando irritación4. Sin embargo, cuando el sincloseno entra en contacto con el agua o con la piel húmeda, y bajo condiciones de oclusión, el producto se vuelve corrosivo originando quemaduras con enrojecimiento y tumefacción, y si la exposición se repite puede originar destrucción tisular5.
Este caso llama la atención por dos hechos: por la existencia de lesiones anulares circunscritas que podrían conducirnos a error si no dispusiéramos de la historia clínica, ya que habría que establecer un diagnóstico diferencial con la tiña corporal, el eritema crónico migratorio, el lupus cutáneo subagudo, el eritema anular centrífugo, el exantema fijo, el granuloma anular, el eritema gyratum repens, la sífilis secundaria y el eritema marginatum6.
Por otro lado, las tabletas de cloro rara vez ocasionan quemaduras, pues la mayoría de las veces su efecto es irritante. En este caso se originó una quemadura al aunarse dos circunstancias: el contacto con el agua y la presencia de un cierto grado de oclusión mantenido durante 15min5.
En el caso de contacto con cloro se recomienda irrigar inmediatamente las áreas contaminadas durante 15min con agua, retirar la ropa, joyas y zapatos contaminados y envolver la zona quemada con una venda estéril de forma holgada. Hay autores que abogan por el uso precoz de tratamiento tópico con povidona yodada tras la exposición de la piel a un irritante químico para prevenir la destrucción tisular7.