La lengua geográfica (LG) es un proceso banal conocido desde 1831 que padece el 1–2% de la población general. Puede afectar a cualquier edad y hay un leve predominio masculino (5:4)1. Las lesiones se localizan en los dos tercios anteriores de la lengua y se reconocen dos patrones clínicos: a) en forma de máculas sonrosadas de bordes redondeados que por confluencia dan el aspecto de un mapa, de ahí el nombre de geográfica, que se atribuye a la pérdida de papilas en las zonas afectadas, y b) lesiones parecidas a las previas pero bordeadas por un halo blanquecino levemente sobreelevado. Independientemente de la forma de presentación clínica hay una migración diaria de las lesiones. No se conoce ningún tratamiento eficaz para este proceso. La presencia de lesiones de LG fuera de la lengua es un hallazgo infrecuente escasamente comunicado.
Su relación con la psoriasis es controvertida. Por un lado, los hallazgos histopatológicos son superponibles a los de la psoriasis1,2 y, por otro, la incidencia de LG está aumentada en los pacientes con psoriasis3, aunque parece claro que son entidades distintas. Presentamos dos casos de estomatitis geográfica.
El primer caso pertenece a un varón caucásico de 27 años que consultó por unas lesiones localizadas en el área mucosa del labio inferior, de tiempo de evolución, que cambiaban cada día con un crecimiento centrífugo y desaparecían en un plazo de 7 días. Eran asintomáticas, salvo por una leve molestia cuando ingería comida salada. No presentaba antecedentes personales ni familiares de psoriasis.
A la exploración presentaba unas placas circinadas de centro eritematoso, bordeadas por un ribete blanquecino sobreelevado que se localizaba en la zona mucosa del labio inferior (fig. 1) y el fundus. En los laterales de la lengua se apreciaron lesiones similares, junto a áreas depapiladas en el dorso de la misma, compatibles con una LG. El resto de la exploración, incluyendo uñas, genitales, palmas y plantas fue rigurosamente normal.
Se instauró tratamiento con 100mg/día de tetraciclinas sin obtener resultado alguno después de un mes.
El caso 2 es el de una mujer hispana de 30 años que consultó por la aparición de lesiones en la mucosa del labio inferior de dos años de evolución, que presentaban un crecimiento centrífugo de variación diaria hasta que desaparecían en unos días. Le producían un leve ardor tras la ingesta de cítricos o comida ácida. Como antecedentes destacaba una LG desde los 18 años, que en ocasiones seguía un curso paralelo a las lesiones labiales.
A la exploración se observaban unas placas anulares de centro eritematoso y un reborde blanquecino levemente sobreelevado. Además se apreció una lengua fisurada, pero sin lesiones de LG y un toro palatino.
No se realizó ningún tratamiento.
El estudio histopatológico de ambos pacientes mostraba unos hallazgos superponibles. Se apreciaba un epitelio acantósico con espongiosis y un marcado edema adventicial. Existía un infiltrado inflamatorio superficial y difuso compuesto por neutrófilos que presentaban exocitosis y llegaban a formar microabscesos en las áreas más superficiales de la mucosa (fig. 2).
Caso 1. Acantosis con adelgazamiento suprapapilar que se acompaña de un importante edema adventicial con espongiosis. Se observa, además, un infiltrado inflamatorio compuesto casi exclusivamente por neutrófilos, que presentan una marcada exocitosis y en las capas altas de la mucosa se agrupan para formar microabscesos (hematoxilina-eosina, x200).
Aunque la LG es un hallazgo muy común la aparición de lesiones similares localizadas en la mucosa oral, pero fuera de la lengua, es muy infrecuente. Desde su reconocimiento por Cooke en 1955 ha recibido diversos nombres. Además del que nos parece más adecuado de estomatitis geográfica, también se ha denominado LG ectópica, estomatitis areata migrans, estomatitis migratoria, eritema migrans, eritema circinado migrans, annulus migrans, eritema migratorio ectópico y enfermedad de Cooke2,4. Hasta la actualidad se han descrito aproximadamente 50 casos, todos ellos publicados en revistas odontológicas en forma de casos aislados1,5–7 o en pequeñas series2,4.
Clínicamente se trata de placas anulares o circinadas de centro eritematoso y un borde blanquecino sobreelevado que va migrando centrífugamente día a día2 (fig. 1). Se ha descrito prácticamente en cualquier área de la cavidad oral, pero con mucho la mucosa labial es la localización más frecuente4. Puede afectar a cualquier edad y hay un claro predominio masculino (2,6:1), mayor que el registrado para la LG4. La mayoría de los casos se asocia a una LG, aunque se han descrito otros sin afectación lingual4. Hasta el 41% asocia además una lengua fisurada4. Habitualmente es asintomática; sin embargo, no es raro que exista una sintomatología leve, sobre todo en relación con comidas calientes o muy picantes2,4.
Los hallazgos histopatológicos son superponibles a los de la LG, y muy parecidos a los de la psoriasis. Se observa una acantosis del epitelio mucoso con alargamiento de las crestas epidérmicas y adelagazamiento suprapapilar, con exocitosis de neutrófilos que llegan a formar microabscesos1,2. A pesar de la presencia constante de neutrófilos los cultivos son negativos.
Como en la LG, no hay un tratamiento eficaz.
Los dermatólogos debemos reconocer esta entidad banal que puede confundirse con otras enfermedades como liquen plano, pénfigo vulgar, candidiasis o lupus, entre otras, para evitar realizar pruebas innecesarias.