El eosinófilo es una célula efectora de la inmunidad innata, con protagonismo en la defensa antiparasitaria y antitumoral. Su papel esencial es la eliminación de blancos biológicos como helmintos, protozoos, bacterias y células tumorales. Son muy variadas las circunstancias patológicas que pueden determinar un aumento de eosinófilos en los tejidos y/o sangre periférica. En la bibliografía existen pocas revisiones específicas a propósito de las dermatosis eosinofílicas y son aún más escasos los intentos para un esbozo de clasificación de las mismas1.
En 2001 Byrd et al.2 acuñaron el término dermatosis eosinofílica de las enfermedades mieloproliferativas y propusieron unos criterios diagnósticos clínico-patológicos en referencia a una erupción cutánea papulosa o vesículo-ampollosa, pruriginosa y resistente a los tratamientos habituales, que aparece en pacientes con discrasias o neoplasias hematológicas, y que se caracteriza histopatológicamente por un infiltrado linfohistiocitario con abundantes eosinófilos en dermis superficial y profunda, excluidas otras causas de eosinofilia tisular. Esta entidad se corresponde con la originalmente descrita en 1965 por Weed3 como reacción similar a picadura de mosquito. Más recientemente4 se ha propuesto la denominación dermatosis eosinofílica de la malignidad hematológica. Constituye un proceso reactivo, sin infiltración celular hematológica específica. Su etiopatogenia no es bien conocida, pero se relaciona con la disregulación inmune que acompaña a condiciones como la leucemia linfática crónica.
Con anterioridad, nuestra revista había publicado ya alguna pequeña serie de esta dermatosis5. En este número de Actas Dermosifiliográficas, Lucas-Truyols et al.6 revisan 4 nuevos ejemplos característicos de la enfermedad y, por vez primera, uno de ellos asociado a micosis fungoide. Esta entidad conlleva el gran interés de toda dermatosis ligada a una enfermedad sistémica: su oportuno reconocimiento puede tener un valor diagnóstico y, eventualmente, pronóstico para la enfermedad hematológica subyacente.
Véase contenido relacionado en DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.ad.2016.10.021