El diagnóstico de las lesiones melanocíticas es complejo y depende fundamentalmente de la evaluación microscópica del material biopsiado. Múltiples estudios previos han demostrado una baja concordancia diagnóstica interobservador1,2. Sin embargo, son estudios no aleatorizados, con pequeños tamaños muestrales o en los que se ha estudiado la concordancia entre expertos.
Recientemente, Elmore et al. han publicado los resultados del estudio más extenso realizado sobre este tema3. Incluyeron un total de 187 patólogos norteamericanos, la mayoría (84%) tenía más de 10 años de experiencia analizando lesiones melanocíticas y el 42% era considerado un experto en este campo. Se seleccionaron 240 biopsias, clasificadas en grupos de 48 casos, disponiendo de una laminilla teñida con hematoxilina-eosina para cada caso. El diagnóstico de referencia fue consensuado entre 3 patólogos expertos. Cada patólogo recibió de forma aleatorizada un grupo de 48 casos y los diagnosticó. Los investigadores agruparon estas respuestas basándose en la clasificación Melanocytic Pathology Assessment Tool and Hierarchy for Diagnosis (MPATH-Dx)4, compuesta de 5 categorías de menor a mayor riesgo: cIase i a v (tabla 1). Se reevaluaron las mismas laminillas al menos 8 meses después para valorar la concordancia intraobservador. Se compararon las respuestas con la de los demás patólogos para evaluar la concordancia interobservador, y se cotejaron estas respuestas con el diagnóstico de referencia para evaluar la exactitud.
Principales resultados del estudio de Elmore et al., 2017
Clase MPATH-Dx | Concordancia intraobservador % | Concordancia Interobservador % | Exactitud diagnóstica % |
---|---|---|---|
I Sin riesgo aparente de proliferación local Ejemplos: nevus melanocítico común, nevus azul, halo nevus, nevus con displasia leve | 77 | 71 | 92 |
II Riesgo leve de proliferación local Ejemplos: nevus de Spitz típico, nevus con displasia moderada | 35 | 25 | 25 |
III Mayor probabilidad de proliferación tumoral local Ejemplos: tumor de Spitz, nevus con displasia severa, melanoma in situ | 60 | 45 | 40 |
IV Riesgo elevado de progresión locoregional Ejemplos: melanoma infiltrante T1a, lentigo maligno melanoma | 63 | 46 | 43 |
V Riesgo elevado de metástasis regionales o a distancia Ejemplos: melanoma infiltrante≥T1b, melanoma nodular | 83 | 77 | 72 |
En cuanto a los resultados, la concordancia intraobservador dependió de la clase de lesión evaluada: fue más alta en las de clase i (76,7%) y v (82,6%), pero disminuyó notablemente en las clases intermedias (35 a 63%). La concordancia interobservador mostró resultados similares (tabla 1). La exactitud diagnóstica también varió significativamente según la clase, siendo del 92% para lesiones de clase i, 25% de clase ii, 40% de clase III, 43% de clase iv y 72% de clase v. Extrapolando estos datos a nivel poblacional, calcularon que supondría aproximadamente un 17,2% de errores diagnósticos (un 8% con sobreestimación y un 9,2% con infraestimación de la categoría de la lesión). Del mismo modo, estimaron que un 16% de las lesiones clase iv o v (melanomas infiltrantes) serían clasificadas como i o ii (lesiones benignas) según el consenso de expertos.
En resumen, este estudio demuestra que existe una baja concordancia y exactitud en los diagnósticos de las lesiones de clase intermedia como nevus displásicos, melanoma in situ y melanoma invasivo T1a, pudiendo llevar a tratamientos incorrectos en más del 17% de los pacientes. Entre las limitaciones del estudio destacan el análisis de una única laminilla, sin utilizar inmunohistoquímica ni técnicas moleculares, y sin poder consultar una segunda opinión. Tal vez, utilizando estas técnicas la concordancia y exactitud hubieran sido superiores. Considerando los resultados del mayor estudio realizado hasta el día de hoy, parece necesario mejorar los sistemas formativos actuales y las habilidades de los especialistas en el diagnóstico y estadificación de las lesiones melanocíticas, y ponen de manifiesto la necesidad del uso de técnicas complementarias que ayuden a establecer el diagnóstico de estos tumores. Por último, no debemos olvidar la importancia de una adecuada correlación clinicopatológica.