INTRODUCCION
Las maderas son una causa bien conocida de dermatitis alérgicas de contacto. La mayor parte de los casos publicados se deben a maderas de origen tropical y ocurren en pacientes que se exponen a ellas en su ambiente profesional, como carpinteros, ebanistas, aserradores, etc.1. Sin embargo, los objetos de madera acabada hechos con esos mismos tipos de madera también pueden causar dermatitis alérgicas de contacto en las personas que los usan o manipulan en su vida corriente, fuera del ámbito laboral2. Estos casos son muy poco frecuentes y se han descrito de forma excepcional, por ejemplo, tras el contacto con objetos de adorno personal como collares o brazaletes.
Nosotros exponemos el caso de una mujer que presentó un eccema de contacto tras ponerse un anillo hecho de madera de origen tropical, en concreto de madera de cocobolo, y cuyo estudio epicutáneo con alergenos específicos permitió llegar al diagnóstico de dermatitis alérgica de contacto. Creemos interesante la presentación del caso debido a la rareza de las reacciones alérgicas cutáneas frente a objetos de adorno personal hechos con madera y también porque no se han encontrado más casos de reacciones cutáneas por madera de cocobolo descritos en España.
DESCRIPCION DEL CASO
Una mujer de 32 años con antecedentes personales de rinoconjuntivitis alérgica, trabajadora de una organización no gubernamental (ONG), realizó un viaje a Nicaragua en febrero de 2001. Allí, en un mercadillo local, adquirió un anillo hecho de una madera originaria de un árbol muy frecuente en aquella zona (fig. 1). Al cabo de unos pocos días de llevarlo puesto, desarrolló una erupción eritematovesiculosa muy pruriginosa, muy bien delimitada a la zona de contacto con el anillo (base de dedo corazón de mano derecha con extensión a la cara interna de raíz de dedos índice y corazón), por la cual acudió a las urgencias de nuestro hospital al poco de volver a España (fig. 2). Esta reacción era clínicamente característica de la dermatitis de contacto y evolucionó como tal, respondiendo a corticoides tópicos además de evitando el uso del anillo.
Fig. 1.--Anillo de madera de cocobolo.
Fig. 2.--Reacción eccematosa local y persistente tras varios días de haber llevado puesto el anillo muy bien delimitada a las zonas de contacto.
Una vez remitida a nuestras consultas se informó a la paciente de que, para realizar el estudio pertinente, era fundamental conocer la identidad botánica de la madera de la que estaba hecho el anillo. Tras ponerse en contacto la propia paciente con compañeros del país de origen, éstos le comunicaron que se trataba de madera procedente de un árbol local, muy extendido por Nicaragua, y conocido como cocobolo.
Posteriormente, y para confirmar la sospecha diagnóstica de eccema alérgico de contacto a este tipo de madera, utilizamos una batería de alergenos proporcionada por el Dr. Hausen (Buxtehude, Alemania), incluyendo aquellos específicos de cocobolo (obtusaquinonas), así como de otros árboles tropicales pertenecientes a la misma familia de las dalbergias (dalbergionas). Se realizaron pruebas epicutáneas con la batería Standard de GEIDC, leídas en las condiciones habituales a las 48 y 96 h (con resultados positivos para Thiomersal® y Kathon®, considerados ambos no relevantes), y con los alergenos específicos de maderas tropicales, cuyos resultados se muestran en la tabla 1 (fig. 3).
Fig. 3.--Resultados de pruebas epicutáneas a las 96 h.
Dada la positividad de los parches a la obtusaquinona al 0,1 y 1 % en vaselina se confirmó el diagnóstico de dermatitis alérgica de contacto por anillo de madera de cocobolo.
DISCUSION
Cocobolo es el nombre común de Dalbergia retusa/obtusa, un árbol de la especie Dalbergia, nativo de América central, que crece en Costa Rica, Nicaragua y Panamá. La madera de este árbol se caracteriza por ser compacta, fuerte y es muy apreciada por su dureza y gran tenacidad, pero sobre todo por ser muy resistente a la humedad3. Por ello, y hasta mediados del siglo pasado, se consideró un material ideal para la realización de las piezas bucales de diversos instrumentos musicales de viento, sobre todo de flautas. Por ejemplo, hasta la Segunda Guerra Mundial, prácticamente el 90 % de las flautas que se manufacturaban en países de Europa central estaban elaboradas con esta madera. En este contexto, el cocobolo se consideró responsable de numerosos casos de dermatitis perioral como manifestación de una dermatitis de contacto4. Actualmente, y dado su precio elevado, su uso se ve limitado a la fabricación de pequeños objetos decorativos, piezas de ajedrez, tacos de billar, cuchillería, culatas de revólveres y joyas de madera.
Los alergenos del cocobolo pertenecen al grupo de las dalbergionas, sensibilizantes conocidos de árboles de los géneros Dalbergia y Machaerium. La única excepción es su principal componente, la obtusaquinona. Esta quinona es una forma isomérica de la R-4-metoxidalbergiona, en la cual se convierte al contactar la madera con la piel5; por ello, los parches a ambas moléculas han de ser siempre positivos para confirmar el diagnóstico, tal y como ocurrió con nuestra paciente.
Hay que tener en cuenta que la R-4-metoxidalbergiona también se encuentra presente en la composición de otros árboles de la especie Dalbergia, como D. latifolia y D. nigra, pero la obtusaquinona únicamente está presente en el cocobolo, por lo que la positividad a esta quinona en las pruebas epicutáneas se considera específica, además de necesaria, para el diagnóstico de dermatitis alérgicas de contacto. En este punto hay que recordar las recomendaciones de evitar pruebas epicutáneas con serrín o polvo puro procedente de este tipo de maderas debido a su gran poder irritante y al riesgo que se corre de causar una sensibilización activa en el paciente.
Los resultados positivos obtenidos en nuestra paciente con otras dalbergionas explicarían una reactividad cruzada entre las maderas de la misma especie de árboles, tal y como se ha descrito en otras ocasiones dada la similitud química de estas sustancias6. Sin embargo, la negatividad del parche a la (R)-3-4-dimetoxidalbergiona, conocida como potente sensibilizante del Pao ferro, un árbol tropical perteneciente a la especie Machaerium, y principal sensibilizante del grupo de las dalbergionas, indica la no existencia de reacción cruzada entre ambas sustancias en nuestra paciente, coincidiendo con lo que ya se había comunicado anteriormente7.
Los casos recientes publicados de dermatitis alérgicas de contacto por madera de cocobolo son excepcionales (tabla 2), y ninguno de ellos se ha descrito en nuestro país. Salvo un caso descrito en un paciente que hacía cestos con diferentes tipos de maderas exóticas incluyendo cocobolo3, todos los demás casos hacen referencia a pacientes que tenían contacto con esta madera fuera de su ambiente laboral, a partir de objetos hechos con esta madera ya acabada como los tacos de billar6 o los adornos de uso personal como joyas. Así, Hausen describe 2 casos de reacciones cutáneas alérgicas tras contacto con brazaletes7,8, y un caso tras contacto con un collar de cocobolo5, con pruebas cutáneas positivas para obtusaquinona al 1 % en vaselina en todos ellos. Como dato a tener en cuenta, una de los casos provocados por un brazalete hecho de esta madera, se manifestó clínicamente como un eritema exudativo multiforme7.
Queremos hacer hincapié en que los objetos de madera acabada hechos con maderas exóticas y manufacturados en sus países de procedencia son una causa relativamente nueva y poco descrita de dermatitis alérgicas de contacto en países de nuestro entorno. La cada vez mayor utilización de maderas tropicales en la realización de objetos decorativos como adornos o joyas que son importados por países occidentales puede provocar la aparición de nuevos casos en el futuro entre nosotros.