En las últimas décadas el empleo de cuestionarios se ha hecho cada más frecuente, no solo en el ámbito asistencial sino también en el de la investigación dermatológica. Los cuestionarios constituyen una valiosa herramienta que permite la recopilación sistemática y el análisis de gran cantidad de información, de forma fácil y poco costosa1. Frente a las entrevistas, tienen la ventaja de eliminar los sesgos introducidos por la influencia del entrevistador, así como cuantificar y universalizar la información para facilitar la comparabilidad de los datos. No obstante, antes de su utilización es imprescindible que sean sometidos a un proceso de validación y acrediten sus propiedades de medición (validez, fiabilidad y sensibilidad al cambio)2.
Validar un cuestionario implica demostrar que este mide aquello que pretende medir, y por tanto sirve para el propósito para el que fue diseñado. La validación de un cuestionario es un proceso dinámico y continuo, de forma que adquiere mayor consistencia a medida que se demuestran mayor número de propiedades psicométricas, lo que avalará su utilidad en diferentes culturas, poblaciones y sujetos2. De este modo, cuestionarios validados en una lengua extranjera requieren un proceso previo de adaptación transcultural o validación lingüística, seguida necesariamente de la evaluación posterior de las propiedades psicométricas de la versión española. Este proceso de validación de cuestionarios extranjeros a diferentes lenguas y comunidades constituye el requisito indispensable para disponer de instrumentos de medida estandarizados aptos para la realización de estudios multicéntricos internacionales.
En este sentido la adaptación cultural al español del «Cuestionario Early Arthritis for Psoriatic patients», expuesto en el siguiente artículo, supone un paso más en esta dirección, proporcionándonos una valiosa herramienta para el estudio de pacientes psoriásicos en nuestro ámbito3.