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en Venezuela&#44; no lo sepa&#46;&#187;</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">R&#46; P&#233;rez Montalv&#225;n<br></br></span><span class="elsevierStyleItalic">San Crist&#243;bal &#40;Venezuela&#41;</span></p><p class="elsevierStylePara"> Respuesta</p><p class="elsevierStylePara">No s&#243;lo es que se publique una revista de lenguaje m&#233;dico&#44; sino que la &#250;nica que existe est&#225; espec&#237;ficamente pensada para quienes hablamos espa&#241;ol y puede leerse sin ning&#250;n problema en Venezuela&#46; Hace dos a&#241;os fui&#44; de hecho&#44; uno de los fundadores de dicha revista&#44; y desde entonces tengo el honor de formar parte de su comit&#233; editorial&#46; Ser&#225; un placer para m&#237;&#44; desde luego&#44; present&#225;rsela a P&#233;rez Montalv&#225;n y a todos los lectores de <span class="elsevierStyleItalic">Actas</span> a un lado y otro del Atl&#225;ntico&#46;</p><p class="elsevierStylePara">Nuestra <span class="elsevierStyleItalic"> Panace&#64;</span> es un bolet&#237;n trimestral de medicina y traducci&#243;n --el primero del mundo dedicado de forma monogr&#225;fica al lenguaje de la me-dicina-- que puede consultarse gratuitamente desde cualquier rinc&#243;n del mundo en la direcci&#243;n http&#58;&#47;&#47;www&#46;medtrad&#46;org&#47;pana&#46;htm&#46; Con m&#225;s de medio millar de p&#225;ginas de letra menuda publicadas desde septiembre del 2000&#44; <span class="elsevierStyleItalic">Panace&#64;</span> ofrece a cuantos se interesan por el lenguaje especializado de la medicina una colecci&#243;n impresionante de glosarios y art&#237;culos originales sobre los aspectos m&#225;s diversos del lenguaje cient&#237;fico&#58; terminolog&#237;a&#44; nomenclaturas normalizadas&#44; lexicograf&#237;a&#44; neolog&#237;a&#44; cuestiones sint&#225;cticas y de estilo&#44; pol&#237;tica ling&#252;&#237;stica&#44; documentaci&#243;n&#44; nuevas tecnolog&#237;as&#44; etc&#46; Con firmas de la talla de Jos&#233; Mart&#237;nez de Sousa&#44; M&#46;&#170; Teresa Cabr&#233;&#44; Valent&#237;n Garc&#237;a Yebra&#44; Bertha Guti&#233;rrez Rodilla&#44; Joaqu&#237;n Segura&#44; John Dirckx o &#193;lex Grijelmo&#44; son ya casi un centenar los colaboradores que han pasado por <span class="elsevierStyleItalic">Panace&#64;</span> para presentarnos desde la nomenclatura actual de las parasitosis hasta el an&#225;lisis a fondo de los problemas de traducci&#243;n planteados por t&#233;rminos como <span class="elsevierStyleItalic">stem cell</span>&#44; <span class="elsevierStyleItalic">peer review</span> o <span class="elsevierStyleItalic"> genomic imprinting</span>&#44; pasando por el abuso del gerundio en los textos m&#233;dicos&#44; el panorama de la lexicograf&#237;a m&#233;dica espa&#241;ola entre los siglos XVII y XIX&#44; un glosario biling&#252;e con un millar de psicoescalas&#44; la terminolog&#237;a de los cierres de los envases farmac&#233;uticos&#44; o las normas de formaci&#243;n de tecnicismos grecolatinos terminados en -<span class="elsevierStyleItalic">ia</span>&#46;</p><p class="elsevierStylePara">En cuanto a otras publicaciones sobre el lenguaje de la medicina&#44; puedo recomendar a bote pronto un buen pu&#241;ado de libros en espa&#241;ol para quienes est&#233;n interesados en las cuestiones relativas al uso y abuso de nuestro lenguaje especializado&#46; A sabiendas de que&#44; con las prisas&#44; me dejar&#233; en el tintero alguna que otra obra importante&#44; espero ayudar a P&#233;rez Montalv&#225;n con la siguiente lista de libros&#58;</p><p class="elsevierStylePara"> --Alp&#237;zar Castillo R&#46; El lenguaje de la medicina&#58; usos y abusos&#46; La Habana&#58; Cient&#237;fico-T&#233;cnica&#59; 1982&#46;</p><p class="elsevierStylePara">--Carrera OG&#46; El barbarismo en medicina&#46; M&#233;xico&#58; UTEHA&#59; 1960&#46;</p><p class="elsevierStylePara"> --Guti&#233;rrez Rodilla B&#46; La ciencia empieza en la palabra&#46; An&#225;lisis e historia del lenguaje cient&#237;fico&#46; Barcelona&#58; Pen&#237;nsula&#59; 1998&#46;</p><p class="elsevierStylePara">--Medicina Cl&#237;nica&#46; Manual de estilo para publicaciones biom&#233;dicas&#46; Barcelona&#58; Doyma&#59; 1993&#46;</p><p class="elsevierStylePara">--Navarro FA&#46; Traducci&#243;n y lenguaje en medicina&#46; 2&#46;&#170; ed&#46; Barcelona&#58; Fundaci&#243;n Dr&#46; Antonio Esteve&#59; 1997&#46;</p><p class="elsevierStylePara">--Navarro FA&#46; Diccionario cr&#237;tico de dudas ingl&#233;s-espa&#241;ol de medicina&#46; Madrid&#58; McGraw-Hill Interamericana&#59; 2000&#46;</p><p class="elsevierStylePara">--Puerta L&#243;pez-C&#243;zar JL&#44; Mauri M&#225;s A&#46; Manual para la redacci&#243;n&#44; traducci&#243;n y publicaci&#243;n de textos m&#233;dicos&#46; Barcelona&#58; Masson&#59; 1995&#46;</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Fernando A&#46; Navarro</span></p><hr></hr><p class="elsevierStylePara">UNA NUEVA FASE DEL FOL&#205;CULO PILOSO&#58; &#191;QUENOGEN&#63;</p><p class="elsevierStylePara"> &#171;Te escribo como secretaria general de la Academia Espa&#241;ola de Dermatolog&#237;a y Venereolog&#237;a &#40;AEDV&#41; para solicitar tu opini&#243;n como experto en lenguas&#46; El pasado 13 de abril&#44; el italiano Alfredo Rebora nos dio una conferencia sobre el ciclo del pelo&#44; y cre&#243; una nueva fase&#44; que ser&#237;a de reposo&#44; al igual que el telogen&#44; pero en la que el fol&#237;culo permanece vac&#237;o durante meses sin el nuevo germen del pr&#243;ximo cabello&#46; Decidi&#243; llamarla &#171;quenogen&#187;&#44; basado en la palabra griega que significa &#171;vac&#237;o&#187;&#46; Al ser un neologismo&#44; se plante&#243; en la asamblea si deber&#237;a escribirse en espa&#241;ol con c&#44; con q o con k&#46; En tu opini&#243;n&#44; &#191;c&#243;mo debemos escribirlo en espa&#241;ol&#63;&#58; &#191;cenogen&#44; quenogen o kenogen&#63;&#187;</p><p class="elsevierStylePara"><span class="elsevierStyleBold">Aurora Guerra Tapia<br></br></span><span class="elsevierStyleItalic">Madrid</span></p><p class="elsevierStylePara"> Respuesta</p><p class="elsevierStylePara">El nombre de esta nueva fase folicular del pelo&#44; propuesto por Rebota&#44; plantea en realidad dos cuestiones terminol&#243;gicas importantes para quienes escribimos en espa&#241;ol&#46; En primer lugar&#44; su terminaci&#243;n&#58; &#191;habremos de decir &#171;quenogen&#187;&#44; &#171;quenog&#233;n&#187; o &#171;quen&#243;geno&#187;&#63;&#44; y en segundo lugar&#44; que es lo que me pregunta directamente Guerra Tapia&#44; su ra&#237;z&#58; &#191;debemos escribir en espa&#241;ol &#171;cenogen&#187;&#44; &#171;quenogen&#187; o &#171;kenogen&#187;&#63;</p><p class="elsevierStylePara">Ninguna de las dos cuestiones me pilla de nuevas&#46; De la primera de ellas me ocup&#233; ya en los albores de este consultorio&#44; cuando all&#225; por el a&#241;o 2000 un consultante an&#243;nimo me escrib&#237;a en los siguientes t&#233;rminos&#58;</p><p class="elsevierStylePara">&#171;Como aficionado a la histopatolog&#237;a cut&#225;nea me he planteado a menudo cu&#225;l ser&#237;a la forma correcta de traducir al espa&#241;ol los t&#233;rminos <span class="elsevierStyleItalic">anagen</span>&#44; <span class="elsevierStyleItalic"> catagen</span> y <span class="elsevierStyleItalic">telogen</span>&#46; Entre los dermat&#243;logos espa&#241;oles lo habitual es decir fol&#237;culo en &#40;fase de&#41; anag&#233;n&#44; catag&#233;n o telog&#233;n&#46; &#91;&#46;&#46;&#46;&#93; &#191;C&#243;mo debemos decir&#63;&#44; &#191;que los fol&#237;culos est&#225;n en fase an&#225;gena&#44; que est&#225;n en an&#225;geno o que son an&#225;genos&#63;&#187;<span class="elsevierStyleSup">1</span></p><p class="elsevierStylePara">Mi respuesta a esta consulta<span class="elsevierStyleSup">2</span>&#44; como de costumbre extensa&#44; puede resumirse en el siguiente pasaje&#44; que reproduzco al pie de la letra&#58; &#171;tanto da decir &#39;un producto andr&#243;geno&#39;&#44; &#39;una sustancia andr&#243;gena&#39; o &#39;un andr&#243;geno&#39;&#187;&#46; Todas las formas son correctas y el empleo preferente de una u otra depender&#225; del contexto&#44; el uso habitual y las preferencias personales del autor&#46; Es como si alguien me preguntara cu&#225;l de las siguientes expresiones es la correcta&#58; &#191;el agua es l&#237;quida&#44; el agua est&#225; en estado l&#237;quido o el agua es un l&#237;quido&#63; Cualquiera de ellas lo es&#46; Pues de igual modo&#44; el fol&#237;culo piloso est&#225; en fase an&#225;gena y est&#225; tambi&#233;n en an&#225;geno&#44; como no veo tampoco ning&#250;n problema en hablar del an&#225;geno folicular o los fol&#237;culos an&#225;genos&#187;&#46; Resulta obvio que el neologismo acu&#241;ado por Rebota es un miembro m&#225;s de esta familia terminol&#243;gica&#44; de tal modo que las terminaciones en &#171;&#173;geno&#187; para el masculino o &#171;&#173;gena&#187; para el femenino deben preferirse a las angloides en &#171;&#173;gen&#187; o &#171;&#173;g&#233;n&#187;&#46;</p><p class="elsevierStylePara">En cuanto a la segunda cuesti&#243;n&#44; relativa a la graf&#237;a espa&#241;ola de la part&#237;cula correspondiente al griego &#954;&#949;&#957;&#243;&#962; &#40;<span class="elsevierStyleItalic">ken&#243;s</span>&#44; vac&#237;o&#41;&#44; se trata de una antigua duda que se nos plantea en espa&#241;ol cada vez que hemos de escribir un tecnicismo derivado de una palabra griega con la vocal <span class="elsevierStyleItalic">e</span> o <span class="elsevierStyleItalic">i</span> precedida de la letra &#954; &#40;kappa&#41;&#46; Me he ocupado tambi&#233;n recientemente de esta cuesti&#243;n en una extensa carta al director de <span class="elsevierStyleItalic">Medicina Cl&#237;nica</span>&#44; que llevaba por t&#237;tulo &#171;&#191;Citocinas&#44; citoquinas o citokinas&#63;&#187;<span class="elsevierStyleSup">3</span> y tocaba con mayor o menor profundidad un buen pu&#241;ado de asuntos interesantes&#46; Recomiendo su lectura vivamente --desde luego&#44; &#161;qu&#233; buen propagandista soy de m&#237; mismo&#33;-- a todos los interesados por esta cuesti&#243;n&#46; Para los lectores apresurados&#44; que no encontrar&#225;n el tiempo necesario para acercarse a la biblioteca del hospital&#44; fotocopiar y leer dicha carta al director&#44; me permito en cualquier caso reproducir a continuaci&#243;n un par de pasajes que ahora pueden sernos de utilidad&#58;</p><p class="elsevierStylePara"> &#171;Tradicionalmente&#44; no hab&#237;amos tenido problemas para adaptar a nuestro idioma &#91;la part&#237;cula griega <span class="elsevierStyleItalic">kin</span>&#93;&#44; que adoptaba en espa&#241;ol invariablemente la graf&#237;a <span class="elsevierStyleItalic"> cin</span>&#173;&#46; As&#237; lo atestiguan&#44; sin salir del lenguaje especializado de la medicina&#44; vocablos como adiadochokinesia &#40;adiadococinesia&#41;&#44; akinesia &#40;acinesia&#41;&#44; bradykinesia &#40;bradicinesia&#41;&#44; hyperkinetic syndrome &#40;s&#237;ndrome hipercin&#233;tico&#41;&#44; kinesthesia  &#40;cinestesia&#41;&#44; kinetic  &#40;cin&#233;tico&#41;&#44; kinetosis  &#40;cinetosis&#41; o pharmacokinetics  &#40;farmacocin&#233;tica&#41;&#46; Tambi&#233;n en el lenguaje com&#250;n&#44; por supuesto&#44; podr&#237;amos encontrar numerosos ejemplos para respaldar lo dicho&#44; pero me limitar&#233; a citar el m&#225;s conocido de todos&#58; el nombre abreviado &#171;cine&#187; que damos al cinemat&#243;grafo&#46; S&#237; me interesa destacar&#44; en cualquier caso&#44; que esta sustituci&#243;n de la <span class="elsevierStyleItalic">k</span> griega por <span class="elsevierStyleItalic">c</span> no es invento moderno&#44; sino que se remonta al lat&#237;n&#44; idioma en el que la mayor&#237;a de los helenismos que en griego se escrib&#237;an con &#954; &#40;kappa&#41; pasaron a escribirse con <span class="elsevierStyleItalic">c</span> &#40;ce&#41;&#46;&#187;</p><p class="elsevierStylePara">&#171;El problema ha surgido cuando en ingl&#233;s&#44; franc&#233;s o alem&#225;n --idiomas todos ellos que&#44; a diferencia del nuestro&#44; hacen uso de la letra <span class="elsevierStyleItalic">k</span> con toda naturalidad-- han comenzado a crear neologismos tomados directamente a partir del griego&#44; sin pasar por el lat&#237;n&#46; Eso explica la vacilaci&#243;n a la hora de castellanizar muchos neologismos acu&#241;ados en ingl&#233;s durante el &#250;ltimo medio siglo&#44; como bradykinin&#44; chemokine&#44; cholecystokinin&#44; karyokinesis&#44; kinase&#44; kininogen&#44; streptokinase o los ya mencionados  lymphokine&#44; monokine  y  cytokine&#46;&#187;</p><p class="elsevierStylePara">&#171;&#91;&#46;&#46;&#46;&#93; Defensor convencido de la uniformidad gr&#225;fica de las familias etimol&#243;gicas en el lenguaje cient&#237;fico&#44; considero que es mucho m&#225;s sencillo intentar generalizar la forma con <span class="elsevierStyleItalic">c</span> para un pu&#241;ado de neologismos --de uso vacilante&#44; cierto&#44; pero que en su mayor parte no tienen m&#225;s de 30 a&#241;os de existencia--&#44; que intentar forzar un cambio generalizado a las formas con <span class="elsevierStyleItalic">qu</span> o <span class="elsevierStyleItalic">k</span> para los muchos tecnicismos m&#233;dicos que desde hace m&#225;s de un siglo hemos venido usando con <span class="elsevierStyleItalic">c</span>&#44; como &#39;cinetosis&#39; o &#39;discinesia&#39;&#187;<span class="elsevierStyleSup">3</span>&#46;</p><p class="elsevierStylePara">Todo lo argumentado para la part&#237;cula griega <span class="elsevierStyleItalic">kin</span> puede aplicarse tambi&#233;n a los helenismos que incorporan la ra&#237;z griega <span class="elsevierStyleItalic">keno</span>&#173;&#44; m&#225;xime si tenemos en cuenta que el neologismo de Rebota no es el primero acu&#241;ado a partir de esta ra&#237;z griega&#46; En los diccionarios m&#233;dicos espa&#241;oles&#44; en efecto&#44; hace ya m&#225;s de un siglo que encontramos tecnicismos acu&#241;ados a partir del griego &#954;&#949;&#957;&#243;&#962; &#40;vac&#237;o&#41;&#44; siempre con sustituci&#243;n de la &#954;griega por <span class="elsevierStyleItalic">c</span>&#44; como es el caso de &#171;cenofobia&#187; &#40;miedo patol&#243;gico al vac&#237;o o los grandes espacios&#41;&#44; &#171;cenosis&#187; &#40;evacuaci&#243;n para vaciar de l&#237;quido&#41;&#44; &#171;cenenfalocele&#187; &#40;encefalocele de una parte del cerebro sin l&#237;quido&#41; o &#171;cenotoxina&#187; &#40;toxina de la fatiga&#41;<span class="elsevierStyleSup">4&#44; 5</span>&#46;</p><p class="elsevierStylePara">Conviene tener presente&#44; en todo caso&#44; que en nuestro lenguaje m&#233;dico actual la part&#237;cula &#171;ceno&#173;&#187; puede indicar relaci&#243;n no s&#243;lo con el griego &#954;&#949;&#957;&#243;&#962; &#40;ken&#243;s&#44; vac&#237;o&#41;&#44; sino tambi&#233;n con el griego &#954;&#959;&#953;&#957;&#243;&#962; &#40;koin&#243;s&#44; com&#250;n&#59; por ejemplo&#44; &#171;cenestesia&#187;&#44; conjunto de impresiones que constituyen la base de las sensaciones de nuestro propio organismo&#41; o con el griego &#954;&#945;&#953;&#957;&#243;&#962; &#40;kain&#243;s&#44; nuevo&#59; por ejemplo&#44; &#171;cenops&#237;quico&#187;&#44; de re-ciente aparici&#243;n en el desarrollo mental&#41;&#46; No entrar&#233; ahora a analizar en detalle esta cuesti&#243;n&#44; atribuible a la extraordinaria simplicidad de nuestra ortograf&#237;a y que he comentado ya en la referida carta al director de  Medicina Cl&#237;nica<span class="elsevierStyleSup">3</span>&#44; pues no hace ahora demasiado al caso&#46; Baste saber&#44; de todos modos&#44; que en espa&#241;ol solemos resolver estos posibles problemas de polisemia mediante el recurso al contexto o procedimientos l&#233;xicos de diversificaci&#243;n ortogr&#225;fica&#46; As&#237;&#44; dada nuestra imposibilidad para distinguir en espa&#241;ol entre las part&#237;culas griegas <span class="elsevierStyleItalic">thyro</span>&#173; &#40;que expresa relaci&#243;n con la gl&#225;ndula tiroidea&#41; y tyro&#173; &#40;que expresa relaci&#243;n con el queso&#41;&#44; la distinci&#243;n que hacen en ingl&#233;s entre thyrotoxicosis y  tyrotoxicosis se ha resuelto en espa&#241;ol llamando &#171;hipertiroidismo&#187; al primero y &#171;tirotoxismo&#187; al segundo&#46; De forma parecida&#44; cuando los psiquiatras se vieron en la necesidad de distinguir claramente entre el miedo patol&#243;gico al vac&#237;o &#40;kenophobia&#41; y el miedo patol&#243;gico a las novedades &#40;kainophobia&#41;&#44; en espa&#241;ol hemos resuelto el riesgo de polisemia llamando &#171;cenofobia&#187; al primero y &#171;cenotofobia&#187; al segundo&#46;</p><p class="elsevierStylePara">Compruebo una vez m&#225;s que ando ya por los cerros de &#218;beda y hace tiempo que he perdido el hilo de la cuesti&#243;n que me planteara Guerra Tapia&#46; Me apresuro&#44; pues&#44; a resumir en tres l&#237;neas mi respuesta a la cuesti&#243;n&#58;</p><p class="elsevierStylePara">Para referirnos en espa&#241;ol a la nueva fase del fol&#237;culo piloso descrita por Rebora&#44; con fol&#237;culos vac&#237;os en reposo&#44; propongo hablar de &#171;cen&#243;geno folicular&#187; o &#171;fase cen&#243;gena del pelo&#187;&#46; Conf&#237;o en no ser el &#250;nico que lo haga as&#237; de ahora en adelante&#46;</p><p class="elsevierStylePara"> Fernando A&#46; Navarro</p>"
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Vol. 93. Núm. 8.
Páginas 526-528 (octubre 2002)
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Fernando A Navarro
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FUENTES DE INFORMACIÓN SOBRE LENGUAJE MÉDICO

«Soy un dermatólogo venezolano que he aprendido mucho leyendo sus artículos en las revistas Actas Dermo-Sifilio-gráficas y Medicina Clínica. Le escribo con computadora al e-mail que he encontrado en Internet y opino, como usted, que el lenguaje científico debe señalarse por su precisión y claridad. A mí me gustaría aprender más sobre el mejor modo de escribir en medicina, evitar el spanglish, saber escoger la terminología más adecuada y redactar mejor, pero encuentro que no existen suficientes publicaciones sobre estos temas. ¿Podría recomendarme algún libro interesante que leer para los interesados en estos temas? Es posible también que a lo mejor hasta se publique una revista científica de len-guaje médico y yo, en Venezuela, no lo sepa.»

R. Pérez Montalván

San Cristóbal (Venezuela)

Respuesta

No sólo es que se publique una revista de lenguaje médico, sino que la única que existe está específicamente pensada para quienes hablamos español y puede leerse sin ningún problema en Venezuela. Hace dos años fui, de hecho, uno de los fundadores de dicha revista, y desde entonces tengo el honor de formar parte de su comité editorial. Será un placer para mí, desde luego, presentársela a Pérez Montalván y a todos los lectores de Actas a un lado y otro del Atlántico.

Nuestra Panace@ es un boletín trimestral de medicina y traducción --el primero del mundo dedicado de forma monográfica al lenguaje de la me-dicina-- que puede consultarse gratuitamente desde cualquier rincón del mundo en la dirección http://www.medtrad.org/pana.htm. Con más de medio millar de páginas de letra menuda publicadas desde septiembre del 2000, Panace@ ofrece a cuantos se interesan por el lenguaje especializado de la medicina una colección impresionante de glosarios y artículos originales sobre los aspectos más diversos del lenguaje científico: terminología, nomenclaturas normalizadas, lexicografía, neología, cuestiones sintácticas y de estilo, política lingüística, documentación, nuevas tecnologías, etc. Con firmas de la talla de José Martínez de Sousa, M.ª Teresa Cabré, Valentín García Yebra, Bertha Gutiérrez Rodilla, Joaquín Segura, John Dirckx o Álex Grijelmo, son ya casi un centenar los colaboradores que han pasado por Panace@ para presentarnos desde la nomenclatura actual de las parasitosis hasta el análisis a fondo de los problemas de traducción planteados por términos como stem cell, peer review o genomic imprinting, pasando por el abuso del gerundio en los textos médicos, el panorama de la lexicografía médica española entre los siglos XVII y XIX, un glosario bilingüe con un millar de psicoescalas, la terminología de los cierres de los envases farmacéuticos, o las normas de formación de tecnicismos grecolatinos terminados en -ia.

En cuanto a otras publicaciones sobre el lenguaje de la medicina, puedo recomendar a bote pronto un buen puñado de libros en español para quienes estén interesados en las cuestiones relativas al uso y abuso de nuestro lenguaje especializado. A sabiendas de que, con las prisas, me dejaré en el tintero alguna que otra obra importante, espero ayudar a Pérez Montalván con la siguiente lista de libros:

--Alpízar Castillo R. El lenguaje de la medicina: usos y abusos. La Habana: Científico-Técnica; 1982.

--Carrera OG. El barbarismo en medicina. México: UTEHA; 1960.

--Gutiérrez Rodilla B. La ciencia empieza en la palabra. Análisis e historia del lenguaje científico. Barcelona: Península; 1998.

--Medicina Clínica. Manual de estilo para publicaciones biomédicas. Barcelona: Doyma; 1993.

--Navarro FA. Traducción y lenguaje en medicina. 2.ª ed. Barcelona: Fundación Dr. Antonio Esteve; 1997.

--Navarro FA. Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina. Madrid: McGraw-Hill Interamericana; 2000.

--Puerta López-Cózar JL, Mauri Más A. Manual para la redacción, traducción y publicación de textos médicos. Barcelona: Masson; 1995.

Fernando A. Navarro


UNA NUEVA FASE DEL FOLÍCULO PILOSO: ¿QUENOGEN?

«Te escribo como secretaria general de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) para solicitar tu opinión como experto en lenguas. El pasado 13 de abril, el italiano Alfredo Rebora nos dio una conferencia sobre el ciclo del pelo, y creó una nueva fase, que sería de reposo, al igual que el telogen, pero en la que el folículo permanece vacío durante meses sin el nuevo germen del próximo cabello. Decidió llamarla «quenogen», basado en la palabra griega que significa «vacío». Al ser un neologismo, se planteó en la asamblea si debería escribirse en español con c, con q o con k. En tu opinión, ¿cómo debemos escribirlo en español?: ¿cenogen, quenogen o kenogen?»

Aurora Guerra Tapia

Madrid

Respuesta

El nombre de esta nueva fase folicular del pelo, propuesto por Rebota, plantea en realidad dos cuestiones terminológicas importantes para quienes escribimos en español. En primer lugar, su terminación: ¿habremos de decir «quenogen», «quenogén» o «quenógeno»?, y en segundo lugar, que es lo que me pregunta directamente Guerra Tapia, su raíz: ¿debemos escribir en español «cenogen», «quenogen» o «kenogen»?

Ninguna de las dos cuestiones me pilla de nuevas. De la primera de ellas me ocupé ya en los albores de este consultorio, cuando allá por el año 2000 un consultante anónimo me escribía en los siguientes términos:

«Como aficionado a la histopatología cutánea me he planteado a menudo cuál sería la forma correcta de traducir al español los términos anagen, catagen y telogen. Entre los dermatólogos españoles lo habitual es decir folículo en (fase de) anagén, catagén o telogén. [...] ¿Cómo debemos decir?, ¿que los folículos están en fase anágena, que están en anágeno o que son anágenos?»1

Mi respuesta a esta consulta2, como de costumbre extensa, puede resumirse en el siguiente pasaje, que reproduzco al pie de la letra: «tanto da decir 'un producto andrógeno', 'una sustancia andrógena' o 'un andrógeno'». Todas las formas son correctas y el empleo preferente de una u otra dependerá del contexto, el uso habitual y las preferencias personales del autor. Es como si alguien me preguntara cuál de las siguientes expresiones es la correcta: ¿el agua es líquida, el agua está en estado líquido o el agua es un líquido? Cualquiera de ellas lo es. Pues de igual modo, el folículo piloso está en fase anágena y está también en anágeno, como no veo tampoco ningún problema en hablar del anágeno folicular o los folículos anágenos». Resulta obvio que el neologismo acuñado por Rebota es un miembro más de esta familia terminológica, de tal modo que las terminaciones en «­geno» para el masculino o «­gena» para el femenino deben preferirse a las angloides en «­gen» o «­gén».

En cuanto a la segunda cuestión, relativa a la grafía española de la partícula correspondiente al griego κενóς (kenós, vacío), se trata de una antigua duda que se nos plantea en español cada vez que hemos de escribir un tecnicismo derivado de una palabra griega con la vocal e o i precedida de la letra κ (kappa). Me he ocupado también recientemente de esta cuestión en una extensa carta al director de Medicina Clínica, que llevaba por título «¿Citocinas, citoquinas o citokinas?»3 y tocaba con mayor o menor profundidad un buen puñado de asuntos interesantes. Recomiendo su lectura vivamente --desde luego, ¡qué buen propagandista soy de mí mismo!-- a todos los interesados por esta cuestión. Para los lectores apresurados, que no encontrarán el tiempo necesario para acercarse a la biblioteca del hospital, fotocopiar y leer dicha carta al director, me permito en cualquier caso reproducir a continuación un par de pasajes que ahora pueden sernos de utilidad:

«Tradicionalmente, no habíamos tenido problemas para adaptar a nuestro idioma [la partícula griega kin], que adoptaba en español invariablemente la grafía cin­. Así lo atestiguan, sin salir del lenguaje especializado de la medicina, vocablos como adiadochokinesia (adiadococinesia), akinesia (acinesia), bradykinesia (bradicinesia), hyperkinetic syndrome (síndrome hipercinético), kinesthesia (cinestesia), kinetic (cinético), kinetosis (cinetosis) o pharmacokinetics (farmacocinética). También en el lenguaje común, por supuesto, podríamos encontrar numerosos ejemplos para respaldar lo dicho, pero me limitaré a citar el más conocido de todos: el nombre abreviado «cine» que damos al cinematógrafo. Sí me interesa destacar, en cualquier caso, que esta sustitución de la k griega por c no es invento moderno, sino que se remonta al latín, idioma en el que la mayoría de los helenismos que en griego se escribían con κ (kappa) pasaron a escribirse con c (ce).»

«El problema ha surgido cuando en inglés, francés o alemán --idiomas todos ellos que, a diferencia del nuestro, hacen uso de la letra k con toda naturalidad-- han comenzado a crear neologismos tomados directamente a partir del griego, sin pasar por el latín. Eso explica la vacilación a la hora de castellanizar muchos neologismos acuñados en inglés durante el último medio siglo, como bradykinin, chemokine, cholecystokinin, karyokinesis, kinase, kininogen, streptokinase o los ya mencionados lymphokine, monokine y cytokine.»

«[...] Defensor convencido de la uniformidad gráfica de las familias etimológicas en el lenguaje científico, considero que es mucho más sencillo intentar generalizar la forma con c para un puñado de neologismos --de uso vacilante, cierto, pero que en su mayor parte no tienen más de 30 años de existencia--, que intentar forzar un cambio generalizado a las formas con qu o k para los muchos tecnicismos médicos que desde hace más de un siglo hemos venido usando con c, como 'cinetosis' o 'discinesia'»3.

Todo lo argumentado para la partícula griega kin puede aplicarse también a los helenismos que incorporan la raíz griega keno­, máxime si tenemos en cuenta que el neologismo de Rebota no es el primero acuñado a partir de esta raíz griega. En los diccionarios médicos españoles, en efecto, hace ya más de un siglo que encontramos tecnicismos acuñados a partir del griego κενóς (vacío), siempre con sustitución de la κgriega por c, como es el caso de «cenofobia» (miedo patológico al vacío o los grandes espacios), «cenosis» (evacuación para vaciar de líquido), «cenenfalocele» (encefalocele de una parte del cerebro sin líquido) o «cenotoxina» (toxina de la fatiga)4, 5.

Conviene tener presente, en todo caso, que en nuestro lenguaje médico actual la partícula «ceno­» puede indicar relación no sólo con el griego κενóς (kenós, vacío), sino también con el griego κοινóς (koinós, común; por ejemplo, «cenestesia», conjunto de impresiones que constituyen la base de las sensaciones de nuestro propio organismo) o con el griego καινóς (kainós, nuevo; por ejemplo, «cenopsíquico», de re-ciente aparición en el desarrollo mental). No entraré ahora a analizar en detalle esta cuestión, atribuible a la extraordinaria simplicidad de nuestra ortografía y que he comentado ya en la referida carta al director de Medicina Clínica3, pues no hace ahora demasiado al caso. Baste saber, de todos modos, que en español solemos resolver estos posibles problemas de polisemia mediante el recurso al contexto o procedimientos léxicos de diversificación ortográfica. Así, dada nuestra imposibilidad para distinguir en español entre las partículas griegas thyro­ (que expresa relación con la glándula tiroidea) y tyro­ (que expresa relación con el queso), la distinción que hacen en inglés entre thyrotoxicosis y tyrotoxicosis se ha resuelto en español llamando «hipertiroidismo» al primero y «tirotoxismo» al segundo. De forma parecida, cuando los psiquiatras se vieron en la necesidad de distinguir claramente entre el miedo patológico al vacío (kenophobia) y el miedo patológico a las novedades (kainophobia), en español hemos resuelto el riesgo de polisemia llamando «cenofobia» al primero y «cenotofobia» al segundo.

Compruebo una vez más que ando ya por los cerros de Úbeda y hace tiempo que he perdido el hilo de la cuestión que me planteara Guerra Tapia. Me apresuro, pues, a resumir en tres líneas mi respuesta a la cuestión:

Para referirnos en español a la nueva fase del folículo piloso descrita por Rebora, con folículos vacíos en reposo, propongo hablar de «cenógeno folicular» o «fase cenógena del pelo». Confío en no ser el único que lo haga así de ahora en adelante.

Fernando A. Navarro

Bibliograf¿a
[1]
Consultorio: 2. Anagen, catagen, telogen (consulta). Actas Dermosifiliogr 2000;91:110.
[2]
Consultorio: 2. Anagen, catagen, telogen (respuesta). Actas Dermosifiliogr 2000;91:110-1.
[3]
¿Citocinas, citoquinas o citokinas? Med Clín (Barc) 2001;116:316-8.
[4]
Diccionario enciclopédico de medicina JIMS. 4.a ed. Barcelona: JIMS; 1980.
[5]
Diccionario terminológico de ciencias médicas. 13.a ed. Barcelona: Masson-Salvat; 1992.
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