Los leiomiomas genitales son el tipo menos frecuente de leiomiomas, siendo los localizados en el pezón y/o la areola extremadamente raros1–4. Hasta la fecha su tratamiento con láser CO2 no ha sido descrito en la literatura.
Presentamos el caso de una mujer de 33 años, sin antecedentes médicos de interés, que consultó por presentar una lesión cutánea localizada en el pezón izquierdo que había permanecido estable desde su aparición en la adolescencia. En la anamnesis la paciente refería leve dolor a la palpación y una importante repercusión estética, motivo por el cual solicitaba tratamiento. A la exploración se apreciaba una elongación del pezón izquierdo secundaria a la presencia de una lesión nodular, bien delimitada, de consistencia firme, del mismo color que el pezón, de aproximadamente 15mm de diámetro y sin signos de retracción del pezón (fig. 1). El resto de la mama, así como la contralateral, no mostraron hallazgos significativos.
Se realizó una biopsia de la lesión cuyo estudio histopatológico mostró una epidermis hiperqueratósica con un incremento de la pigmentación de la capa basal. En la dermis destacaba la presencia de una tumoración dérmica mal delimitada, no encapsulada, formada por múltiples haces de músculo liso formados por células de núcleos ovoides y citoplasmas eosinófilos entrelazados entre sí (fig. 2 A). No se apreciaban células atípicas ni mitosis. La tinción para la actina del músculo liso fue positiva (fig. 2 B). Ante estos hallazgos clinicopatológicos se estableció el diagnóstico de leiomioma genital. Bajo anestesia local con mepivacaína al 2% se eliminó la lesión remanente con láser CO2 Sharplan®, en modo desfocalizado con una irradiancia de 55W/cm2 y spot 3mm Se trató la lesión en una sesión realizando de 5 a 8 pases, eliminando entre cada pase el tejido coagulado, hasta la destrucción macroscópica de la lesión. Tras una sesión de tratamiento gran parte de la lesión fue eliminada con muy buenos resultados estéticos y funcionales, sin recurrencias a los 20 meses del tratamiento (fig. 3).
Los leiomiomas cutáneos son neoplasias benignas poco frecuentes. Se clasifican en 3 grupos en función de las fibras musculares a partir de las cuales se originan: el piloleiomioma, originado de las fibras musculares lisas del músculo erector del folículo piloso; el angioleiomioma, originado a partir de la lámina media de los vasos sanguíneos; y el leiomioma dártico o genital, que se origina de la musculatura lisa del escroto, la vulva, el pezón o la areola mamaria. Los leiomiomas genitales son el tipo menos frecuente, siendo los localizados en el pezón y/o la areola extremadamente raros1–4. Los leiomiomas del pezón y la areola, descritos por primera vez en 1854 por Virchow, se presentan como lesiones nodulares solitarias, de pequeño tamaño, recubiertas de piel normal que excepcionalmente pueden causar retracción del pezón o extenderse hasta el tejido mamario subyacente4. Generalmente, las lesiones suelen ser asintomáticas, aunque en raras ocasiones pueden producir dolor de forma espontánea o ante determinados estímulos como el frío, la presión o el estrés emocional.
Histológicamente se caracterizan por ser tumores dérmicos no encapsulados, mal delimitados compuestos por fascículos de células fusiformes de citoplasmas eosinófilos amplios y núcleos elongados con extremos romos, dispuestos en un patrón entrelazado. Generalmente respeta la epidermis, dejando una zona libre de dermis entre ella y el tumor, siendo infrecuente la presencia de mitosis y atipias2. Los leiomiomas son positivos a vimentina, desmina y actina de músculo liso.
El diagnóstico diferencial debe establecerse con la enfermedad de Paget, el fibroma, el adenoma del pezón, la linfadenosis cutánea benigna, el leiomiosarcoma de la areola, la adenomatosis erosiva del pezón y el hamartoma mioide2.
Existen diferentes modalidades de tratamiento. En aquellos casos en los que exista dolor asociado puede ser útil el empleo de antagonistas del calcio o antagonistas alfa-adrenérgicos que actuarían inhibiendo la contracción de las fibras musculares. Se han descrito casos anecdóticos tratados con crioterapia, nitroglicerina, hidrobromuro de hioscina, lidocaína y analgésicos5. Además del tratamiento médico se puede recurrir a la exéresis quirúrgica. Sin embargo, en ocasiones, la cirugía no está indicada, bien porque existen contraindicaciones por parte del paciente o porque las lesiones, como ocurría en nuestra paciente, se localizan en áreas que requieren un mejor resultado cosmético. El láser CO2 se ha descrito excepcionalmente en la literatura como tratamiento para los leiomiomas cutáneos con buenos resultados5, sin haberse descrito, hasta la fecha, ningún caso de leiomioma genital tratado con esta técnica. El láser de CO2 emite una luz en el espectro infrarrojo a una longitud de onda de 10.600nm que es absorbida por el agua causando vaporización de la piel con necrosis coagulativa en la dermis remanente. Sus principales ventajas son la gran rapidez de acción, la selectividad y precisión de sus efectos, así como su gran especificidad sobre el daño tisular, que ocasiona una destrucción muy localizada y segura, con un mínimo daño de los tejidos próximos y mínima hemorragia, ya que produce una mayor coagulación. Como alternativa al láser CO2 puede emplearse el láser de Erbio-YAG, que emite dentro del espectro de infrarrojo a una longitud de onda de 2.900nm y es capaz de vaporizar la piel en límites de penetración inferiores a los del láser CO2. Este produce un bajo daño térmico en los tejidos subyacentes debido a su elevado coeficiente de absorción del agua. Sin embargo, esta eficaz absorción limita la transmisión de calor a los estratos profundos y, por tanto, puede existir riesgo de hemorragia durante el acto operatorio al no producirse la coagulación por insuficiente conducción térmica.
En conclusión, presentamos un caso de una entidad poco frecuente en la que el tratamiento con láser CO2ha demostrado unos resultados cosméticos muy satisfactorios, y creemos que esta técnica puede ser considerada como una buena alternativa terapéutica en aquellos casos en los que no es posible o está contraindicada la cirugía.