Una mujer de 27 años, sin antecedentes patológicos, consultó por un tumor asintomático en el cuero cabelludo de varios años de evolución. En el examen físico se observó una lesión pediculada de aproximadamente 2cm de diámetro, de color piel con zonas negro-grisáceas y de consistencia firme.
ComentariosEn esta lesión, con el dermatoscopio de luz polarizada se observó un patrón vascular polimorfo con vasos en horquilla, puntiformes, glomerulares y arboriformes con terminaciones elípticas. También se observaron áreas blancas alrededor de los vasos y una pigmentación periférica azul-grisácea. El estudio histopatológico de la lesión fue compatible con un poroma ecrino pigmentado (figs. 1-2).
El poroma ecrino es una neoplasia anexial benigna derivada de células del acrosiringio, que se presenta más frecuentemente entre la cuarta y sexta década de la vida, sin predominio por el sexo1–3. Se suele presentar en los pies y en las manos, pero también puede desarrollarse en otras áreas localizaciones, aunque en el cuero cabelludo es infrecuente4,5. Clínicamente, se presenta como nódulos, pápulas o placas firmes1,5,6. Se reconocen las variantes pigmentada y no pigmentada, siendo la última menos frecuente1,3,5.
Dermatoscópicamente, este tumor exhibe una gran variabilidad de patrones, simulando en muchas ocasiones a otros tumores comunes de la piel4,5. Se describe dentro de ellos un patrón vascular polimorfo, en el que se puede encontrar, entre otros tipos de vasos, los llamados «en flor de cerezo», unos vasos arboriformes con unas terminaciones elípticas o semielípticas, y que fueron la clave para el diagnóstico en este paciente3–5. Otros hallazgos característicos son la presencia de áreas amarillentas sin estructura, glóbulos rojo lechosos, áreas blancas interconectadas alrededor de los vasos y glóbulos azul grisáceos, en las formas pigmentadas3–5.
Histológicamente, se observan nidos o cordones comunicados con la epidermis, compuestos por unas células de hábito basaloide1,4,6. Presenta una diferenciación poroide, que se caracteriza por la formación de luces ductales pequeñas1,4,6. En la forma pigmentada se observan, además, melanocitos y melanina2,4.
El diagnóstico diferencial incluye lesiones benignas como el granuloma piógeno, la queratosis seborreica y los angiofibromas, y neoplasias como el carcinoma espinocelular, el carcinoma basocelular y el melanoma1,5,6. A pesar de que el diagnóstico definitivo es histopatológico, y que la dermatoscopia no presenta características patognomónicas, esta última ayuda a establecer un diagnóstico clínico de sospecha1,3,5.
El tratamiento de elección es quirúrgico, ya que, a pesar de ser un tumor benigno, se han publicado casos de transformación a porocarcinoma ecrino2.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.