Sr. Director:
El síndrome de la boca ardiente (SBA) es un trastorno doloroso, crónico e idiopático caracterizado por una sensación de quemazón, dolor, comezón o escaldura de la mucosa oral, en ausencia de lesiones clínicamente objetivables1. Es una enfermedad frecuente, que suele afectar a mujeres posmenopáusicas y, en muchas ocasiones, se asocia con ansiedad, depresión o cancerofobia1. Actualmente no se dispone de ningún tratamiento eficaz para este cuadro y se utilizan, entre otros, anticandidiásicos, fármacos para las aftas, tratamiento hormonal sustitutivo, benzodiacepinas, antidepresivos tricíclicos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y psicoterapia2,3.
El ácido alfa lipoico (ácido tióctico) es un potente antioxidante capaz de neutralizar los radicales libres formados en el organismo. Es una molécula que actúa en medios acuosos y grasos, y que tiene actividad tanto en su forma reducida como oxidada. Además, es capaz de regenerar otros antioxidantes como el glutatión, la vitamina E, la vitamina C y la coenzima Q, y desempeña un papel importante en el metabolismo celular, al actuar como cofactor en las reacciones mediadas por las enzimas deshidrogenasas mitocondriales. Distintos estudios clínicos han demostrado su efecto neuroprotector y su eficacia en el tratamiento de neuropatías periféricas causadas por alteraciones en la conducción y el trofismo nervioso4. En las dosis recomendadas de 600mg/día no se han descrito efectos secundarios importantes, incluso en tratamientos prolongados. Su utilidad en el SBA ha sido propuesta por Fermiano et al5–10, que postulan que la orodinia se comporta como una neuropatía periférica influida por acontecimientos psicológicos estresantes.
Con objeto de valorar esta hipótesis, tratamos a 10 pacientes con SBA con ácido alfa lipoico. A todos los pacientes se les realizó una historia clínica completa, una exploración detallada de la mucosa oral, cultivos para cándidas y analíticas con vitamina B12, perfil férrico, anticuerpos antinucleares (ANA), anti Ro y anti La, para descartar otras patologías locales o sistémicas que pudiesen producir una sintomatología similar. La intensidad del SBA fue valorada mediante una escala visual analógica (0: ausencia de dolor/ardor, 1: dolor/ ardor leve, 2: dolor/ardor moderado, 3: dolor/ardor grave).
Se pautó tratamiento con ácido alfa lipoico (600mg/día) y ácido gamma linoleico (360mg/día) por vía oral durante 8 semanas. La eficacia de la terapia se evaluó a los dos meses mediante otra escala visual analógica (0: no mejoría, 1: mejoría leve, 2: mejoría moderada, 3: mejoría intensa).
Todas nuestras pacientes eran mujeres posmenopáusicas. La media de edad era de 63,7 años, con un rango de 55 a 74 años. Entre los antecedentes personales destacaban los cuadros ansioso-depresivos (3 pacientes). El tiempo medio de evolución del SBA era de 35,5 meses, con un rango de 2 a 96 meses. La intensidad de los síntomas era grave en 4 pacientes, moderada en 5 y leve en 1. Entre los tratamientos previos utilizados destacaban las medidas tópicas (colutorios antisépticos, corticoides, antifúngicos) (10 pacientes), los antifúngicos orales (1 paciente), los antidepresivos tricíclicos (3 pacientes), los inhibidores de la recaptación de la serotonina (1 paciente) y los antipsicóticos tipo olanzapina (3 pacientes). En una paciente se encontró un cultivo positivo para cándidas y se trató con antifúngicos orales sin que mejorase la sintomatología. Dos pacientes tenían ANA positivos y una de ellas, diagnosticada de lupus sistémico, también presentaba anticuerpos anti Ro.
De todas las pacientes tratadas sólo 3 obtuvieron una mejoría leve. En el resto no se encontró ningún tipo de respuesta al tratamiento.
En esta serie de casos que presentamos la respuesta al ácido tióctico fue escasa, ya que sólo 3 de las 10 pacientes refirieron una mejoría sintomática leve. Aunque de este estudio no pueden extraerse conclusiones definitivas, los resultados parecen ir en contra de la hipótesis de la utilidad del ácido alfa lipoico en el tratamiento del SBA, hecho ya señalado en la revisión sistemática de la base de datos Cochrane publicada en 20052. Serán, por tanto, necesarios ensayos clínicos rigurosos que verifiquen o descarten la eficacia de este tratamiento.
Conflicto de interesesDeclaramos no tener ningún conflicto de intereses.