Hemos leído con detenimiento la carta enviada a la dirección de la revista, relacionada con la revisión titulada «Manifestaciones cutáneas de la enfermedad renal crónica»; nos permitiremos hacer algunos comentarios1.
La etiología del prurito urémico (PU) es multifactorial; la eritropoyetina actúa disminuyendo los niveles de histamina y mejora, al mismo tiempo, los niveles de hemoglobina, ambos factores representan solo una pequeña contribución al PU, por lo que es de esperar que no todos los pacientes mejoren su prurito2. La eritropoyetina representaría en el mejor de los casos un tratamiento adyuvante en un subgrupo de pacientes con estos factores.
Somos conscientes que el trasplante renal no es accesible en todos los pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), y que para el manejo del PU, es necesario un control óptimo del paciente por nefrología, en cuanto control dialítico, y vigilancia de niveles de hemoglobina y calcio-fosforo. En cuanto al dermatólogo, un abordaje practico sería el uso de humectantes que son la primera línea en el manejo del PU, especialmente los que contienen parafina y glicerol, así como aditivos adyuvantes como endocannabinoides y ácido gamma-linolénico, la utilización de lociones anti-pruriginosas a base de pramoxina y capsaicina, y medicación sistémica ajustada con gabapentina1,3,4.
Respecto a las uñas mitad y mitad, se han relacionado clásicamente con la enfermedad renal crónica, encontrándose en esta entre el 15-50% de los pacientes. Sin embargo, coincidimos con Tercedor et al., en que las uñas mitad y mitad no son exclusivas a la ERC, y se han encontrado en asociación a otras etiologías como la enfermedad de Crohn, síndrome de Behçet, quimioterapia, pelagra inducida por isoniacida y formas idiopáticas, encontrándose hasta en el 3% de los sujetos sanos5–9.