Hemos leído con atención el artículo recientemente publicado por los Dres. Batalla et al. sobre los productos de higiene y antisepsia de manos y su relación con el eccema de manos en profesionales sanitarios1. Si bien coincidimos plenamente con el enfoque del texto y con el algoritmo de manejo que aportan para los pacientes con intolerancia a los productos de base alcohólica, nos gustaría realizar las siguientes puntualizaciones.
- 1.
Desde que la Organización Mundial de la Salud publicó en 2009 la guía para el lavado de manos en profesionales sanitarios2, los productos de base alcohólica han experimentado un gran auge en su difusión y uso al presentar numerosas ventajas frente al lavado de manos tradicional.
- 2.
De todas las formulaciones que proponen, las que más éxito comercial han tenido (por ejemplo Sterillium® y Manorapid r.f.u.®) son las que incluyen en su composición alcohol isopropílico (CAS 67-63-0).
- 3.
Hasta ese momento el alcohol isopropílico apenas era utilizado en preparados médicos o cosméticos. Por esto las reacciones de hipersensibilidad tipo iv eran raras3, motivo por el cual se llegó a dudar de la capacidad alergénica de la molécula4.
- 4.
Sin embargo, el incremento notable en su uso ha motivado un aumento importantísimo en la exposición. Paralelamente se ha constatado que el alcohol isopropílico es un alérgeno potencialmente importante, especialmente en el ámbito del usuario, pero también en el ocupacional5.
- 5.
En el ámbito europeo son ya numerosos los casos de profesionales sanitarios diagnosticados de alergia de contacto a esta sustancia, especialmente enfermeras y auxiliares que trabajan en unidades altamente especializadas que requieren lavado de manos frecuente (Prof. Dra. An Goossens, información personal). De hecho, en nuestro servicio hemos diagnosticado a dos enfermeras jóvenes con dermatitis alérgica de contacto a esta molécula.
- 6.
Es importante recordar que, además del alcohol en cuestión, los productos comerciales de base alcohólica para el lavado de manos pueden incluir en su composición otras sustancias como emulgentes y aditivos (lanolina, propilenglicol, bisabolol) o perfumes con un potencial alergénico incluso mayor que el propio alcohol6,7.
Por todo esto, y como muy bien indican los autores en su algoritmo de actuación, no se debe despreciar el papel de la dermatitis alérgica de contacto en los pacientes con eccema de manos que empleen productos de base alcohólica. Por ello, ante lesiones persistentes y claramente asociadas es recomendable el estudio mediante pruebas epicutáneas. Una alternativa práctica que permite una aproximación diagnóstica por cualquier especialista es indicar un test de uso (Repeated Open Application Test) con el producto que utiliza el paciente8. Si tras aplicarlo 2 veces al día (mañana y noche) en una zona de aproximadamente 5cm2 en la cara anterior del antebrazo, durante un mínimo de 2 semanas, desarrolla lesiones es muy posible que el cuadro tenga una etiología alérgica.
Finalmente, agradecemos a los autores la excelente revisión sobre un tema de plena actualidad que los dermatólogos debemos conocer y dominar para el diagnóstico, manejo y tratamiento de nuestros pacientes.