Desde la introducción de minoxidil hace más de 30 años en el tratamiento de la alopecia androgenética los dermatólogos ya hemos tenido algo más que ofrecer a nuestros preocupados pacientes con alopecia androgenética. El nuevo interés y desarrollo de la industria en este campo ha dado lugar a activos como finasterida y dutasterida, sobradamente probados, y no solamente ya por vía oral sino también por vía tópica el primero de ellos en algunos protocolos multicéntricos que ya se están realizando (inclusive se está comenzando a utilizar minoxidil vía oral!). También parecen claramente efectivos procedimientos coadyuvantes como las infiltraciones con factores de crecimiento plaquetario, con dutasterida o inclusive la utilización de láseres de luz de baja potencia; y ni qué decir tiene el autotransplante de folículo piloso. Así que todo este nuevo arsenal terapéutico del que se dispone actualmente se suma al ya clásico de tratamientos antiandrogénicos (acetato de ciproterona y espironolactona) y nutricosméticos clásicos mejorados con sustancias naturales de supuesta acción inhibidora de la 5 alfa-reductasa (Serenoa repens/serrulata, sabal, semilla de calabaza, extracto de Prunus africana) inclusive preparados tópicos con melatonina. Este estudio1 muestra claramente, entre otras, estas nuevas tendencias de prescripción y sus diferencias según género y estado premenstrual o posmenstrual.
El factor de impacto mide la media del número de citaciones recibidas en un año por trabajos publicados en la publicación durante los dos años anteriores.
© Clarivate Analytics, Journal Citation Reports 2022
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