Una mujer de 75 años y 60kg de peso ingresó en la unidad de cuidados intensivos por una hipotensión mantenida (75/60mmHg) debida a un shock séptico por una infección del tracto urinario. Como antecedentes personales presentaba una hipertensión arterial y dislipemia controladas con tratamiento farmacológico y una diabetes mellitus tipo 2 en tratamiento con metformina 850mg/día con un buen control glucémico. A pesar de la sueroterapia intensiva para remontar la tensión arterial y tras 8h de TA<80/60mmHg, necesitó dosis altas de noradrenalina (0,5μg/kg/min) que se administraron a través de una vía periférica situada en el antebrazo izquierdo. A las 24h de la administración del tratamiento aparecieron unas placas violáceas y negruzcas en los pulpejos de la mano izquierda, que en las siguientes 72h progresaron proximalmente en forma de unas placas necróticas extensas afectando a todos los dedos (fig. 1). A pesar del tratamiento con antibióticos de amplio espectro, de fármacos vasoactivos a dosis altas y de la amputación de varias falanges, la paciente falleció por fallo multiorgánico.
La necrosis cutánea isquémica (NCI) debida a vasoconstricción es una complicación extremadamente grave y rara que suele afectar a pacientes críticos en tratamiento con vasoconstrictores. Aparece en pacientes con un compromiso vascular grave en el sitio de la inyección o en forma de fenómeno de Raynaud y gangrena digital. La adrenalina, la noradrenalina y sus derivados han sido descritos como agentes potencialmente causales. El mecanismo patogénico está en relación con la administración a altas dosis y su infusión vía periférica. Actualmente su incidencia ha disminuido notablemente con el uso de vías y catéteres venosos centrales.