Un varón de 33 años de edad, sin antecedentes patológicos relevantes, fue valorado en consulta de infecciones de transmisión sexual (ITS) por la aparición de una zona indurada en el pene de 2 días de evolución, que solo ocasionaba molestias durante la erección. El paciente no refería relaciones sexuales de riesgo, pero sí una mayor actividad sexual en los días previos. En la exploración presentaba a nivel del surco balano-prepucial un cordón lineal indurado y translúcido de consistencia cartilaginosa cubierto por una piel fina y móvil (fig. 1). La clínica era compatible con el diagnóstico de una linfangitis esclerosante del pene (LEP), lo que permitió tranquilizar al paciente e indicarle abstinencia sexual hasta la resolución del cuadro.
La LEP afecta a varones jóvenes, de entre 20 y 40 años y su forma de presentación es muy característica, tal y como se muestra en este caso. La teoría etiopatogénica más aceptada es la obstrucción transitoria de los vasos linfáticos regionales, desencadenada por una actividad sexual intensa en las 24-48h previas. El conocimiento de esta entidad permite realizar un correcto diagnóstico y descartar un origen venéreo del cuadro. Además, evita la realización de pruebas invasivas o tratamientos innecesarios para un cuadro benigno y autolimitado, que suele resolverse de forma espontánea en 1 o 2 meses.