El estudio de González-Cantero et al.1 intenta evaluar, a través de una encuesta a diversos dermatólogos españoles, sobre las posibles diferencias existentes entre los diagnósticos dermatológicos dependiendo de la época del año. Los resultados del mismo muestran varios datos interesantes que cabe reseñar. Por un lado, valorando los datos de forma agrupada, observamos que los diagnósticos más frecuentes (queratosis actínicas, otras neoplasias malignas de la piel y nevos melanocíticos) se mantienen constantes a lo largo de todo el año, no mostrando diferencias entre la temporada de frío y la de calor. Sin embargo, el estudio sí refleja diferencias estacionales en otros diagnósticos frecuentes como acné y otras neoplasias benignas, predominando el primer diagnóstico en la temporada de frío y el segundo durante la de calor. Estos resultados muestran el conocimiento creciente tanto de los médicos de atención primaria como de la población en general acerca del efecto estacional de ciertos tratamientos para el acné, como los retinoides orales.
Por otro lado, al valorar los datos comparativos entre asistencia sanitaria pública y privada se observa con claridad un predominio de afección cutánea pre-maligna, maligna o inflamatoria en los pacientes atendidos en el sistema sanitario público en contraposición con un mayor porcentaje de diagnósticos de entidades benignas en la sanidad privada. Todo ello muestra la importancia de la atención pública para dar respuesta a afecciones potencialmente graves como el cáncer de piel y la complementaridad con la asistencia privada para resolver las entidades benignas que preocupan a los pacientes dermatológicos.