En la actualidad las desigualdades entre los distintos países son notables, un gran número se encuentran involucrados en conflictos bélicos y en otros muchos una parte importante de su población vive por debajo de los límites de la pobreza1. Todo esto está provocando que los flujos migratorios vayan en aumento, puesto que muchas personas emigran buscando mejorar su calidad de vida. En España hemos asistido a un crecimiento exponencial de la inmigración durante más de una década, si bien, a partir de 2011, debido a la crisis económica, parece haberse frenado. Aún así, a finales de 2011 la población extranjera residente en España representaba el 12,2% de la población española (5.700.000 personas), de los cuales 3.300.000 eran inmigrantes económicos2. Son estos un colectivo heterogéneo que procede de Latinoamérica, África, Europa del Este y Asia. Según su origen esta población presenta diversas peculiaridades que forman parte de su cultura y tradición y que en ocasiones pueden condicionar la percepción de salud-enfermedad o su actitud cuando se sienten enfermos. Existen, además, determinadas prácticas culturales de estos grupos poblacionales que pueden favorecer la aparición de ciertas dermatosis.
Importancia de los hábitos alimentarios en la salud de la población y condicionantes culturales en la relación médico-pacienteEntre la «población musulmana» el culto a Alá está fuertemente arraigado y puede condicionar su comportamiento. Una gran parte sigue el Ramadán, mes sagrado de ayuno del Islam. El Ramadán comienza el primer día del noveno mes del calendario lunar por el que se rige la comunidad musulmana. Durante este periodo los musulmanes se abstienen de comer, beber, fumar y de mantener relaciones sexuales desde el amanecer hasta el atardecer para venerar a Alá y mostrar su adhesión a la doctrina revelada en el Corán al profeta Mahoma. Algunos pueden elegir no tomar medicación durante las horas de ayuno. No deben ayunar los niños, los enfermos o las mujeres embarazadas o en época de lactancia3,4. Es importante, por lo tanto, para el profesional sanitario, saber si el paciente se encuentra en el mes del Ramadán, puesto que durante este periodo se producen cambios a nivel metabólico (aumentan los niveles de ácido úrico, colesterol, hormonas tiroideas en sangre y de ácido clorhídrico en el estómago), nutricional (pérdida de peso, deshidratación) y psíquico (fatiga y disminución de la función cognitiva), además, los pacientes diabéticos presentan hipoglucemias con mayor frecuencia5.
La población musulmana presenta también diversas peculiaridades en sus hábitos alimenticios. Los alimentos permitidos en su dieta se denominan halal. Para que un alimento sea considerado halal debe ajustarse a la normativa islámica recogida en El Corán, a las tradiciones del Profeta y a las enseñanzas de los juristas islámicos. Según estas, tiene que estar exento de cualquier sustancia o ingrediente no lícito, o de cualquier componente que proceda de un animal prohibido (cerdo, jabalí, animales hallados muertos, animales muertos por asfixia o apaleados, animales con garras o colmillos, aves de presa o carroñeras y animales dañinos) y no debe ponerse en contacto durante su elaboración con ningún producto ilícito. Hoy en día, el consumidor musulmán desea consumir productos halal más por motivaciones socioculturales y de identidad, que por motivos religiosos6. En general los musulmanes no beben alcohol, aunque este hábito no se descarta en poblaciones musulmanas marginales4.
El musulmán suele entender la enfermedad como un desequilibrio entre el cuerpo y el alma, piensa que puede ser el efecto del incumplimiento de las normas que rigen los preceptos religiosos, haciendo al individuo responsable de la misma7. Es importante conocer las peculiaridades de esta población cuando hay que prescribir un tratamiento. Así, las mujeres musulmanas no aceptan inyectables durante la menstruación. Tampoco deberíamos prescribir jarabes, tónicos o antisépticos con alcohol a la población musulmana4.
En cuanto a las exploraciones cabría destacar que la mujer musulmana, al igual que la hindú y la budista, tiene reticencia a desnudarse y a la exploración vaginal, sobre todo si acuden sin acompañante y el médico es varón4. Esta población suele ser reacia a aceptar donaciones de órganos, trasplantes, transfusiones o autopsias4.
La «población china» es la que más tiende a mantener su estructura sociofamiliar y sus actividades culturales con relativo poco contacto con las actividades sociales locales o nacionales del país al que emigran. La familia es un aspecto primordial de su vida social. Para los jóvenes es muy importante el respeto a los padres, personas de mayor edad y figuras de autoridad, tales como profesores y maestros8. Tradicionalmente se ha visto a la mujer china sumisa y entregada al matrimonio y a la vida familiar, pero la «revolución cultural» de Mao primero, y posteriormente la occidentalización de la vida en China cambió esto. La igualdad entre el varón y la mujer se ha hecho patente prácticamente en todos los aspectos de la vida en la nueva China8.
Para los chinos la salud se debe al equilibrio entre el yin y el yang. El yin representaría la oscuridad, la luna, lo femenino, la pasividad, lo que cede, mientras que el yang sería la claridad, el sol, lo masculino, la actividad, lo que resiste. No son principios opuestos ni contrarios, sino complementarios e interdependientes. Tan importante es el yin como el yang, pues la ausencia de uno anula al otro. La luz no es lo contrario de la sombra, ni lo que cede es lo contrario de lo que resiste. El déficit o exceso en la circulación de esa energía produce un disbalance que resulta en la enfermedad8.
En cuanto a la alimentación, existe la creencia de que algunos alimentos son «calentadores» o «enfriadores», de nuevo el yin y el yang. Por ejemplo, el embarazo es un estado «caliente», por lo que se debe disminuir la ingesta de alimentos «calentadores» (carnes rojas, grasas en general) y aumentar la de los alimentos «enfriadores» (frutas, verduras)8. Es frecuente ver como a los pacientes chinos ingresados sus familiares les llevan alimentos que, según la medicina tradicional china, son más favorables para su enfermedad.
Habitualmente los inmigrantes chinos utilizan los servicios médicos o sociales mucho menos que los inmigrantes de otras procedencias. Esto puede explicarse porque el paciente chino es, en general, más sufrido y confía en remedios naturales autodispensables. Además, suelen trabajar unas 12h al día, por lo que tienen poco tiempo para ir al médico, a lo que se añade el condicionante lingüístico8.
En relación con la práctica médica, consideran los goteros como la panacea en el tratamiento de cualquier enfermedad y prefieren los medicamentos que se administran por vía parenteral. En general, no aceptan enemas ni supositorios y son reacios a las extracciones sanguíneas, porque consideran que debilitan la salud. Suelen considerar la caída de los dientes como algo inevitable asociado a la edad y acuden poco al dentista8.
En la población asiática debido al consumo continuado de chapati (tipo de pan integral), se produce una disminución de la absorción intestinal de calcio, dando lugar a hipocalcemia neonatal, raquitismo y osteoporosis. También en los orientales está extendido el hábito de masticar la hoja de betel. Es esta un tipo de planta trepadora que se cultiva en el Extremo Oriente cuyas hojas tienen cierto sabor a menta, tiñe los dientes y mucosas de un color rojo característico y puede producir cálculos renales y úlceras orales, que en ocasiones malignizan9.
Los hindúes tienen prohibido comer carne de vaca y los que son vegetarianos consumen karela (planta de la familia de las cucurbitáceas) que puede producir hipoglucemia4.
En la «cultura latinoamericana» el concepto de enfermedad está muy ligado al cuerpo, dan mucha importancia a la exploración física, pruebas complementarias y al empleo de tecnología para llegar al diagnóstico de la enfermedad. Contrastando con esto, los africanos a veces rechazan que se les realicen extracciones de sangre, por el vínculo que han vivido entre la sangre y diversas prácticas de brujería y magia negra7.
Es importante saber que para algunas poblaciones inmigrantes las medicinas alternativas, tradicionales en su país de origen, pueden seguir siendo un factor importante en el nuestro. El curanderismo, sobre todo para los latinoamericanos, deja de tener importancia al venir a España, esto se debe al fácil acceso que tienen aquí a la asistencia sanitaria. Una vez en España, asocian la práctica del curanderismo a la falta de dinero y de cultura de su país. Los africanos son más reacios a hablar de este tema y es posible que todavía sigan creyendo en él, incluso puede que sigan practicándolo en nuestro país7.
Dermatosis debidas a prácticas culturalesLas prácticas culturales de determinados colectivos de inmigrantes pueden ocasionar alteraciones en la piel o favorecer la aparición de determinadas dermatosis. Entre ellas destacan el coining, el cupping y la moxibustión que suelen realizar los individuos de origen asiático10. Entender estas prácticas tradicionales nos ayudará a prevenir conflictos sociales y/o legales que pueden provenir de diagnósticos erróneos de malos tratos, especialmente en los niños11.
La aplicación de monedas (coining) se emplea para tratar las enfermedades febriles en niños, dolores de cabeza y mialgias. Consiste en frotar una moneda, habitualmente de cobre o plata, sobre la piel del pecho o de la espalda hasta que aparece enrojecimiento o púrpura10. La moneda se sumerge en vino, agua o aceites aromáticos antes de aplicarla12.
La aplicación de ventosas (cupping) es una técnica muy utilizada en países de Oriente, pero también de Europa del Este. Se ha usado con varios fines: eliminar toxinas del organismo, mejorar la enfermedad transfiriendo el dolor a otras zonas del cuerpo, tratamiento de neumonía, asma o nefritis11. En la actualidad tiene su máxima utilidad en el tratamiento de dolores crónicos tipo lumbalgias o cefaleas13. Se realiza encendiendo un algodón impregnado en alcohol e introduciéndolo en un recipiente en forma de copa, a continuación se aplica sobre la piel y, en la medida en que se produce la combustión del alcohol, se crea un vacío que succiona la piel. Esta succión supone un trauma para los vasos sanguíneos superficiales de la dermis papilar, produciendo áreas circulares de eritema, equimosis, púrpura o ampollas rellenas de contenido hemático. Las áreas de aplicación más frecuentes son la espalda, tórax, abdomen y nalgas11.
La moxibustión es una práctica común en individuos asiáticos. Su finalidad es equilibrar las fuerzas del yin y el yang. Consiste en quemar conos de madera procedentes de la planta Artemisia vulgaris, cerca de la piel o sobre la misma14, provoca quemaduras circulares que suelen presentarse en el ombligo, pecho, muñecas, tobillos y cuero cabelludo14.
La escarificación es otra práctica cultural utilizada en algunas sociedades africanas, consiste en producir cicatrices en la piel mediante cortes o quemaduras. Se utiliza tanto con fines decorativos como medicinales10,14. También existe la costumbre entre las mujeres de algunas sociedades africanas de tatuarse las encías con fines de belleza o como marca tribal y puede plantearnos el diagnóstico diferencial con pigmentación racial, toxicidad por metales, tatuajes por almalgamas, etc.15.
La aplicación de determinados productos en el cabello puede favorecer el desarrollo de algunas dermatosis. El mudi-chood es una dermatitis liquenoide que aparece en el cuello y en la espalda de las mujeres indias originarias del estado de Kerala, que se asocia con la aplicación de aceites en el pelo junto con las condiciones de humedad y calor que se dan en esa área geográfica16. Por otra parte, existen diferencias en el pelo de las personas de piel negra y el de las de piel blanca. Así, en las primeras, la curvatura de los folículos pilosos es mayor; el pelo es más aplanado y con forma elíptica, lo que favorece su rotura; presenta además un menor número de fibras elásticas; hay un mayor número de melanosomas en la raíz del pelo y los gránulos de melanina son más numerosos10. Las diferencias biológicas del pelo, unidas a ciertas prácticas utilizadas tradicionalmente por las personas de raza negra, en particular mujeres, para peinar su pelo (tales como peines calientes, desrizantes, pomadas, rulos, extensiones, etc.) favorecen el desarrollo de la alopecia. Se han descrito 2 formas de alopecia en relación con estos factores: la alopecia frontal y temporal10 y la alopecia cicatrizal centrífuga localizada en el vértex17–19. La aplicación de pomadas en el pelo por los pacientes de piel negra también se ha relacionado con la aparición de acné20.
Entre los pacientes latinoamericanos destacan la dermatitis por capsaicina y los nódulos de los oradores. Las guindillas son un condimento utilizado habitualmente en varios países latinoamericanos. Las personas que las manipulan pueden presentar eritema y edema de la piel de las manos junto con dolor. La capsaicina, presente en las guindillas, es responsable de la depolarización de las terminaciones nerviosas dando lugar a vasodilatación, estimulación del músculo liso y activación de los nervios sensitivos. Es importante su prevención mediante la utilización de guantes. Una vez que se ha presentado el cuadro es recomendable lavar las manos con abundante agua y jabón y sumergirlas en aceite vegetal durante una hora, también se puede utilizar corticoides y anestésicos tópicos20.
Los nódulos de los oradores consisten en el desarrollo de callosidades secundarias al apoyo mientras se reza. Estos nódulos han disminuido en frecuencia desde que la Iglesia Católica eliminó la obligatoriedad de arrodillarse durante la misa, pero todavía se ven en individuos muy religiosos, habitualmente mujeres latinoamericanas ancianas, que continúan haciéndolo durante la oración, a veces durante horas21. Estas lesiones son también características en la población musulmana que reza 5 veces al día y se localizan en la frente, rodillas, tobillos y dorso de pies22.
Otro hábito entre la población musulmana femenina es el tatuaje para las reuniones sociales utilizando henna o haarqus. En relación con esta práctica se han descrito dermatitis de contacto alérgicas, en su mayoría causadas por la parafenilendiamina23,24. También algunas mujeres indias desarrollan dermatitis de contacto alérgica a ciertos componentes del «Bindi», que es un pigmento que aplican en su frente para ciertas ceremonias25.
La nueva realidad sociodemográfica de nuestro país ha cambiado el perfil de los pacientes que atendemos en nuestras consultas. Como hemos visto las prácticas culturales y costumbres de la población inmigrante pueden favorecer la aparición de dermatosis o modificar su forma de presentación. La comprensión y el respeto hacia las distintas culturas con las que convivimos puede ser de gran ayuda en nuestra práctica diaria.