Recientemente un grupo de investigadores australianos ha publicado en el New England Journal of Medicine los resultados de un ensayo clínico fase 3 sobre la administración oral de nicotinamida para la prevención del cáncer cutáneo no melanoma (CCNM)1. Según los autores actuaría favoreciendo la reparación del ADN celular, ya que evita la depleción del ATP de la célula, y reduciendo la inmunosupresión inducida por la radiación UV. La administración de nicotinamida 500mg 2 veces al día ha demostrado una reducción estadísticamente significativa (23%, IC 95%: 4-38%) en el número de CCNM (carcinomas basocelulares y espinocelulares) y de queratosis actínicas en pacientes con historia de al menos 2 CCNM en los 5 años previos. Esta reducción es más evidente en pacientes con más daño solar, y que habían presentado previamente un mayor número de CCNM1. El efecto desapareció a los 6 meses de dejar de tomar la nicotinamida.
La nicotinamida —amida de la niacina o vitamina B3— es una vitamina hidrosoluble indispensable, que el organismo no es capaz de sintetizar, por lo que es necesario incluirla a partir de la dieta2.
Forma parte de las coenzimas nicotinamida adenina dinucleótido y nicotinamida adenina dinucleótido fosfato, implicadas en numerosas reacciones químicas incluyendo la producción de energía de todas las células2. Además, interviene en la regulación de la poli-adenosín difosfato-ribosa-polimerasa 1, una enzima que interviene en la reparación del ADN y en la expresión de citocinas proinflamatorias (TNFα, IL-1β, IL-6 y IL-8), por lo que presenta propiedades antiinflamatorias2–4. En algunos estudios por vía tópica se ha evidenciado que tiene un efecto antienvejecimiento, disminuye la pérdida transepidérmica de agua, fortalece la barrera cutánea, incrementa la biosíntesis de ceramida y otros lípidos, e impide la transferencia de melanosomas de los melanocitos a los queratinocitos2–4.
El déficit de vitamina B3 ocasiona la pelagra, caracterizada por la tríada de diarrea, dermatitis y demencia3.
La nicotinamida se ha empleado en dermatología tanto de forma tópica como oral, para el tratamiento del acné, la rosácea, la dermatitis atópica, el penfigoide ampolloso y el envejecimiento cutáneo; si bien la mayoría de los datos sobre su eficacia provienen de casos aislados o de pequeñas series4. Por el contrario, el trabajo realizado por Chen et al.1 es un estudio aleatorizado y pionero en el campo de la oncología cutánea.
La nicotinamida tiene un buen perfil de seguridad. Su exceso se metaboliza en el hígado y los productos de su degradación se excretan por el riñón. Cuando se ha utilizado a dosis entre 1 y 3g al día no se han producido efectos adversos significativos, aunque hay descrito un caso en la literatura de daño agudo hepático con una dosis de 10g/día, que se resolvió al ceder la administración del fármaco5.
Como conclusión, la nicotinamida es un suplemento vitamínico fácil de obtener, seguro y que podría ser útil en la prevención del cáncer cutáneo no melanoma, especialmente en pacientes con historia de múltiples CCNM.
Al Dr. Andrew Chen por su colaboración.