Se ha demostrado relación causal entre radiación ultravioleta (RUV) y la aparición del carcinoma espinocelular cutáneo (CEC) debida, entre otros factores, a la inducción de la enzima ciclooxigenasa (COX)-21, la cual estimula la producción de prostaglandina (PG)-E2, que estimula la carcinogénesis2. Esta situación ocurre también en otros órganos (colon, mama, próstata) asociada a diferentes estímulos inductores de COX-2, existiendo estudios que muestran el potencial preventivo de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) sobre el proceso de carcinogénesis en dichos órganos3. La prevención del CEC es de gran importancia ya que su incidencia sigue aumentando2. Debido a la sobreexpresión de COX-2 en CEC se considera que este mismo tratamiento podría ser de utilidad en su prevención1.
Basándose en esta evidencia se están realizando múltiples estudios epidemiológicos para establecer la utilidad real del tratamiento con AINE como prevención del cáncer cutáneo no melanoma, con resultados variados. Muranushi et al. han realizado un metaanálisis con la intención de unificar y evaluar toda la información disponible hasta el momento, limitándose a la relación entre el uso de AINE y la aparición de CEC1. En él establecen, con significación estadística, que el consumo de AINE reduce el riesgo de aparición de CEC un 18%, y el de AINE excluido el ácido acetil salicílico, un 15%2. El estudio del efecto aislado del ácido acetil salicílico ofrecía porcentajes similares, pero con una significación estadística muy ajustada2. Se considera que la disminución del riesgo sería debida a la abolición de la actividad de la COX-2 en la promoción de la carcinogénesis cutánea.
Existen múltiples limitaciones en el metaanálisis. Entre ellas está la heterogeneidad en la medición de las dosis de AINE usadas, que impide analizar la relación dosis-efecto, así como no contemplar la exposición solar como efecto confusor. La dosis es de especial importancia en el estudio del ácido acetil salicílico, ya que a baja dosis inhibiría COX-1 y su efecto preventivo no sería considerable, mientras que a altas dosis inhibiría COX-2, presentando poder antitumoral2. Los AINE se han estudiado en conjunto, pese a su diferente mecanismo de acción, que muy probablemente se relaciona con su efecto preventivo. La variabilidad en la prevalencia de uso de AINE entre los estudios puede reflejar diferencias en el estado de salud de los pacientes, y con este, su función inmunitaria. La recolección de datos de consumo de AINE es compleja, pues mediante interrogatorio el sesgo de memoria será más marcado en consumidores esporádicos, y si se recolectan mediante bases de datos de prescripción no se tienen en cuenta los consumidos sin receta.
Por tanto, la síntesis de datos publicados hasta el momento apoya una asociación inversa significativa entre el consumo de AINE orales y la incidencia de CEC, especialmente en pacientes con elevada prevalencia de QA o historia personal de otros tumores queratinocíticos4. Sin embargo, se requieren más estudios, que tengan en cuenta factores de confusión aparte de la exposición solar, como sería el tipo de AINE, su dosis, la razón por la que se ha consumido, etc. Pese a sus limitaciones, este trabajo establece una base sobre la que seguir trabajando para buscar una nueva línea de prevención eficaz.