J. Fernández Herreray L. Requena Editorial: Menarini. Año 2004 Páginas: 454.
Figura1
Después de 20 años de haber publicado un pequeño libro de «toxidermias» que constaba de 42 páginas, llega a mis manos este inmenso volumen de 454 páginas cuyos editores, Jesús Fernández Herrera y Luis Requena han coordinado, y son en la mayoría de los capítulos sus principales autores. En otros capítulos los editores han recurrido a autores con gran experiencia personal y que han contribuido a la bibliografía internacional.
En la introducción los autores hablan indistintamente de reacciones medicamentosas o erupciones medicamentosas; aunque la denominación toxidermias, muy francesa, personalmente pienso que parece incluir mejor todos estos procesos, creo más apropiado el de reacciones cutáneas.
Estamos frente a una obra que creo que pasa a ser la principal referencia de las reacciones cutáneas medicamentosas en la bibliografía dermatológica internacional, donde no tenemos una gran profusión de tratados. Cuando hemos tenido dudas en el tema hemos consultado primeramente el manual de Jerome
Z. Litt, ya en su 10 edición; la obra de Davies(1985); elmás extenso de K. Bork (1988), la guía de Bruinsa (1990), que no ha tenido continuación; y una obra menos conocida y que, personalmente, siempre he apreciado por su claridad, el libro de S. Breachnach y H. Hinter (1992).
La obra se inicia con una introducción general a las toxidermias y posteriormente está dividida principalmente en dos grandes apartados que incluyen primeramente los cuadros clínicos según su morfología y después las manifestaciones clínicas de los diferentes medicamentos.
Como en todos los tratados de esta patología en la descripción de los diferentes cuadros clínicos se acompaña de grandes listas de medicamentos implicados, que con el tiempo se han ido ampliando. ¿Nos será de utilidad la lista de 60 antibióticos relacionados con urticaria, o los 150 medicamentos en pustulosas? Es increíble cómo se han ido ampliando las listas. También continuamos sin tener datos epidemiológicos fiables.
Hay capítulos excelentes como el de eritrodermias y muy actuales como el de los antirretrovirales y factores de estimulación y monoclonales. También muy bueno el de las toxidermias más recientemente descritas, las pustulosas; aunque ¿por qué se aglutina con las acneiformes?
La aportación individual en los capítulos enriquece la obra, pero ciertas introducciones son repetitivas y podrían obviarse, o conceptos como cuando hablan de la sífilis como gran simuladora, en los capítulos 5 y 21.
La iconografía es excepcional y las imágenes histopatológicas únicas en un tratado de estas características. Esta gran obra merece continuidad y creemos que la Dermatología se podría beneficiar de su versión inglesa.
