Jerónimo Pérez Ortiz nació en Madrid en 1851, fue discípulo de Olavide, con el que tenía gran amistad y del que tomó diversos enfermos para la realización de su álbum. Su carrera como médico se desarrolló principalmente en el estamento militar, pero como ocurría en esa época con muchos «dermatólogos», su verdadera especialidad y por lo que destacó fue como urólogo, especialidad muy relacionada con la dermatología. Así, es reconocido como uno de los fundadores de la escuela urológica de la sanidad militar. Se conocen todos los detalles de su vida militar y sanitaria tomados de la tesis de Fernando Martin Laborda10.

Tuvo diversos destinos y condecoraciones, ingresó en el estamento militar previa oposición y por orden del Gobierno de la República con fecha 31 de agosto de 1873. Durante sus primeros 12 años de servicio activo desarrolla una actividad propiamente médico-castrense, con múltiples destinos en diversos regimientos y batallones. Son los años en que adquiere experiencia en la cirugía de guerra, además de recibir múltiples condecoraciones y ascensos por méritos de guerra.

A partir de su destino el 28 de marzo de 1882 en el Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo, de guarnición en Madrid, se inicia su residencia en la capital, hasta que con fecha 23 de febrero de 1886 es destinado al Hospital Militar, en el que inicialmente se encargaría de una clínica de medicina y, más tarde, tras prestar sus servicios en el Instituto Anatomopatológico, pasaría a la asistencia facultativa en comisión en las «clínicas de venéreo» del citado Hospital. Por la obra titulada Álbum clínico de dermatología (1886)5 se le concedería la Cruz de la Orden de Carlos III a finales de 1887. Se puede apreciar cómo la época de publicación del libro coincide con la de su destino al frente de las clínicas de venéreo del Hospital Militar. Posteriormente, en 1896, figura como jefe de la clínica de cirugía del Hospital Militar de Madrid en Carabanchel, publicando diversos trabajos urológicos en la revista de Sanidad Militar.

En el ámbito civil, Pérez Ortiz tenía un consultorio particular en la calle Huertas 67 y se anunciaba como «Consultorio de enfermedades de la piel y sifilíticas» (fig. 1) y también una consulta pública en la Casa Refugio. Principalmente fue reconocido como cirujano-urólogo, desarrollando en 1890-1891 un curso sobre cáncer de pene organizado por la Academia Médico Quirúrgica Española.

Figura 1.

Anuncio de consultorio.

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El libro titulado Álbum clínico de dermatología (láminas cromo-litografiadas de enfermedades de la piel) (fig. 2) pertenece a la biblioteca de la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, y está editado en Madrid en 1886 por la administración de la misma revista, con domicilio en Caballero de Gracia 9. El autor firma como J. Pérez Ortiz, médico del cuerpo de la Sanidad Militar, encargado de las salas de enfermedades venéreas y sifilíticas del Hospital Militar de Madrid. El álbum es anunciado en la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas como obra premiada por la Real Academia de Medicina e indica:

Figura 2.

Álbum clínico.

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«Este Álbum —complemento de las lecciones clínicas de enfermedades de la piel del Dr. E. Guibout— se compone de 64 láminas cromo-litografiadas que representan otros tantos casos de afecciones de la piel, recogidos en la clínica del Dr. Olavide, en el Hospital de San Juan de Dios y en el dispensario dermatológico del Dr. Pérez Ortiz, hábilmente dibujadas por D. Eusebio de Letre. A cada lámina acompañan cuatro páginas de texto con la historia, descripción y tratamiento de cada caso clínico».

El precio del álbum era de 80 pesetas para los suscriptores de la revista que vivieran en Madrid, 85 pesetas para los de provincias, 110 para los de Cuba, Filipinas y Puerto Rico y 125 para los demás países. Este consta de 242 páginas y contiene:

1. Prólogo de 2 páginas firmado en Madrid el 1 de julio 1886, donde el autor justifica el porqué de su realización:

«Al dar a luz pública el presente Álbum de enfermedades de la piel, no hemos tenido otro objeto que propagar en nuestro país una clase de conocimientos poco conocidos por la generalidad de los médicos y no es de extrañar lo que decimos, por cuanto que en las facultades de medicina de España la enseñanza de la dermatología es completamente nula, debido, ciertamente a que la patología quirúrgica es sobrado extensa para poder abarcar en un corto espacio de ocho meses, todos sus puntos».

Indicando cómo este álbum es más económico que otros ya existentes (el de Olavide) y agradece a su condiscípulo Don Rafael Ulecia y Cardona, director propietario de la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, quien «ha suplido los cuantiosos gastos de una publicación de este género».

2. Breves nociones de dermatología general con los apartados: 1) Historia, clasificación y escuelas; 2) Anatomía y fisiología de la piel; 3) Semiología de las afecciones cutáneas dividida en 4 grupos; 4) Evolución, marcha y pronóstico de las enfermedades cutáneas; y 5) Terapéutica. En este apartado existen 4 láminas con el título de «Histología normal de la piel».

En general, el álbum sigue la terminología adoptada por Bazin, en cuanto a entender las distintas enfermedades como diátesis escrofulosas, herpéticas, etc. que en España tuvo como principal impulsor a Olavide. Sin embargo, Jerónimo Pérez Ortiz tiene en cuenta en esta obra otros puntos de vista a esta forma de entender la dermatología, y son varias las alusiones que hace a la hora de explicar una enfermedad según el punto de vista de la escuela francesa o la alemana. Un ejemplo de ello lo encontramos en la descripción de un caso de «tiña pelada» (alopecia areata):

«Para la escuela francesa y para la representada en nuestro país por el ilustre dermatólogo Dr. Olavide, la tiña pelada es una enfermedad fito-parasitaria; para la escuela alemana e inglesa esta afección parasitaria no es más que una alteración nerviosa, debida a intensas neuralgias, seguidas más tarde de la caída de los cabellos».

Todas las láminas están encabezadas con el título: «Álbum clínico de dermatología publicado por la Revista de Medicina y Cirugía Práctica» en el margen superior derecho la numeración de la lámina. Centrada en la parte inferior se encuentra el título de la lámina. El libro presenta 60 láminas (tabla 1), las cuales se acompañan de 2 a 4 páginas en donde se comenta la procedencia del enfermo, su historia clínica, diagnóstico, tratamiento y evolución. La redacción de las historias clínicas es muy similar a la de las figuras que existen en el Museo Olavide. Asimismo se explica la enfermedad como también las opiniones de otros médicos y los tratamientos a realizar, existiendo en ocasiones observaciones propias de su experiencia.

Las láminas están protegidas por un papel cebolla fino de color anaranjado. A pie de página el autor hace anotaciones de citas de otros autores y libros, frecuentemente la de las Lecciones clínicas sobre enfermedades de la piel de E. Gibout, libro publicado en la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas (la misma que publica este álbum). Todas ellas son de buena calidad y destaca la de lepra tuberculosa anestésica en doble página (38-39) (fig. 3), cuya historia es muy curiosa, ya que se trataba de un enfermo que, tras ser seguido por Cazenave en París, llega a Olavide en 1868, tratándolo hasta 1882, cuando se lo envía a J. Pérez Ortiz para que controle su afección. El paciente fallece en 1883 tras 20 años de enfermedad.

Figura 3.

Lepra tuberculosa anestésica.

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Una vez realizado el estudio detenido del álbum que el propio autor no consideró llamar atlas, creemos que se trata de una copia breve pero económica del magnífico Atlas iconográfico de Olavide que, al igual que el de J. Giné Partagas (1880)4 y los posteriores de R. de la Sota (1886)6 y E. Oyarzábal (1911)7 sirvieron para el conocimiento de la dermatología a muchos médicos y alumnos de la época que no podían adquirir el de Olavide por su elevado precio y lenta publicación. Además, este álbum presenta el interés de que muchas de sus láminas corresponden a figuras que actualmente se pueden disfrutar en la colección existente en el Museo Olavide (figs. 4 y 5).

Figura 4.

Queratoma.

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Figura 5.

Figura con queratoma.

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Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.