Conocer la actitud de los pacientes adultos frente a la dermatitis atópica (DA) y su tratamiento.
Material y métodosEstudio transversal, multicéntrico, realizado en pacientes con al menos 2 brotes en el último año.
ResultadosDoscientos veintisiete dermatólogos reclutaron 1.441 pacientes analizables, mayoritariamente mujeres con 3,6 brotes al año de media. La mayoría de los pacientes (97,2%) indicó que solicitaba, al menos ocasionalmente, asesoramiento médico ante nuevos brotes. El 72,2% recurrió a la terapia combinada (TC) en el último brote, independientemente de su intensidad, siendo las combinaciones de 2 fármacos (TC2) las más utilizadas. Los dermatólogos indicaron mayoritariamente TC, siendo la TC2 más frecuente para formas leves y casi sin enfermedad, y la TC de más de 2 fármacos en brotes moderados a muy graves.
ConclusionesLos tratamientos empleados por los pacientes ante un brote de DA son similares a los indicados por los dermatólogos.
To determine the attitude of adult patients with atopic dermatitis (AD) to their disease and its treatment.
Material and methodsA multicenter, cross-sectional study was performed in patients with at least 2 outbreaks of AD in the previous year.
ResultsTwo hundred twenty-seven dermatologists recruited 1441 analyzable patients, the majority women, with a mean of 3.6 outbreaks per year. Most of the patients (97.2%) indicated that they always or sometimes requested medical evaluation of a new outbreak. In the most recent outbreak, 72.2% had used combined therapy, regardless of the severity of the episode; 2-drug combinations were the most common. The majority of dermatologists prescribed combined therapy, most commonly a 2-drug combination for mild or minimal disease, and 3 or more drugs for moderate to very severe outbreaks.
ConclusionsTreatments used by patients for an outbreak of AD are similar to those prescribed by dermatologists in recent outbreaks.
La dermatitis atópica (DA) o eccema atópico es una enfermedad inflamatoria de ala piel con evolución crónica y recidivante que afecta a la calidad de vida de los pacientes y sus familias1–3.
Es considerada la enfermedad dermatológica crónica con recidivas más común4, cuya prevalencia mundial se ha duplicado o triplicado a lo largo de las últimas 3 décadas5–7. En la mayoría de los casos se inicia a edades tempranas, y aunque mejora con la edad, persiste en el adulto hasta en un 20% de los casos8. En países desarrollados afecta entre un 15–20% de los niños y entre el 1 y el 10% de la población adulta4. Aproximadamente el 70% de estos pacientes tiene antecedentes familiares de atopia o de enfermedades alérgicas8,9.
El abordaje terapéutico de la DA varía según la edad del paciente y el grado de afectación. Está basado en un manejo integral dirigido tanto al tratamiento de los síntomas propios del brote, como a reducir la aparición de nuevos brotes mediante estrategias preventivas3,8. En este sentido la educación del paciente y su entorno es de vital importancia para la adopción de hábitos higienicodietéticos adecuados para el cuidado de la piel y el control de posibles factores desencadenantes de los brotes.
Actualmente se dispone de una amplia gama de tratamientos, que incluye fármacos de diferentes grupos terapéuticos (antibióticos, antisépticos, corticoides, antihistamínicos e inmunomoduladores) con potencia y actividad variada, que pueden ser indicados para el manejo de la exacerbación o como tratamiento de mantenimiento, según proceda3,8–10.
El control de los brotes de DA depende en gran medida del abordaje terapéutico, y según se ha podido comprobar en diferentes estudios, la perspectiva del médico y del paciente en cuanto a la patología difieren en algunos aspectos, lo cual puede influir en el manejo de la misma11,12. Aunque se han realizado estudios acerca del tratamiento farmacológico que indican los dermatólogos13, se desconoce qué fármacos utilizan realmente los propios pacientes frente a un brote de DA. El paciente, a partir de la información facilitada por su médico y con la experiencia adquirida frente a la patología, aprende con el tiempo a manejar sus brotes, lo que puede influir, ante una nueva recidiva, en la decisión de acudir a su médico u optar por el uso de tratamientos previamente prescritos por su dermatólogo con los que consiguió controlar la sintomatología.
En este contexto se planteó el estudio ACTIDA, con el objetivo de conocer la actitud de los pacientes con DA frente a su patología, valorando la utilización de medicación en el brote más reciente en función de su intensidad. Además, se estudió el abordaje terapéutico realizado por el dermatólogo que visitó al paciente en el último brote.
Pacientes y métodoEstudio transversal, multicéntrico, realizado en consultas ambulatorias de Dermatología de todo el territorio nacional, que contó con la participación de 227 dermatólogos y con la aprobación de un Comité Ético de Investigación Clínica (CEIC) independiente. Se reclutaron pacientes de ambos sexos con diagnóstico de DA con edad igual o superior a 18 años, que acudieran a consulta entre los meses de febrero y septiembre de 2007, que hubieran presentado como mínimo dos brotes en el último año y que otorgaran su consentimiento informado por escrito.
Se realizó una única visita, en la que se registraron las variables del estudio mediante un cuaderno de recogida de datos, que incluyó datos biodemográficos y clínicos del paciente relacionados con la patología en estudio. La valoración de la gravedad de la DA según el investigador se recogió mediante la escala Investigator Global Assessment (IGA) en el momento de la visita14, y para aquellos pacientes visitados con anterioridad a causa de un brote de DA se registró además el IGA de la visita previa. Se recogieron los tratamientos farmacológicos indicados por el dermatólogo en el último brote, según el grupo terapéutico y la vía de administración.
Se preguntó al paciente acerca de la intensidad del último brote (leve, moderado o grave) y se recogió el tratamiento farmacológico que había utilizado para el control del mismo (grupo terapéutico y vía de administración). Se evaluó la actitud del paciente frente a un brote de la DA y la afectación en su calidad de vida.
Análisis estadísticoPara la descripción de las variables cuantitativas se utilizó la media junto con la desviación típica y para las cualitativas las frecuencias y porcentajes. Para la comparación de variables cualitativas se realizaron las pruebas de Chi cuadrado o McNemar en variables independientes o relacionadas, según procedía en cada caso. El nivel de significación para todas las pruebas realizadas fue del 0,05. Los análisis se llevaron a cabo con el paquete estadístico SAS versión 9.1.3.
ResultadosDescripción de la muestra estudiadaSe incluyeron en el estudio un total de 1.552 pacientes que acudieron a consultas ambulatorias de Dermatología de todo el territorio nacional, siendo válidos para el análisis 1.441 sujetos (92,8%), que cumplían con los criterios de selección y especificaban datos completos y coherentes.
En la tabla 1 se describen las características biodemográficas y clínicas de los pacientes estudiados, cuya edad media fue de 32,5 años (DT=12,7), siendo mujeres el 62,6%. Más de la mitad de los pacientes tenía antecedentes personales o familiares de alergia o atopia. La mayoría vivían en ámbito urbano (70,9%), tenían un nivel de estudios de secundarios a superiores (81,2%) y se encontraban en situación laboral activa (61,0%).
Características biodemográficas y clínicas de los pacientes
n | Media (DT) | |
Edad (años) | 1.441 | 32,5 (12,7) |
IMC (kg/cm2) | 1.382 | 24,1 (3,4) |
Edad al diagnóstico de la DA (años) | 1.416 | 15,3 (13,3) |
Número de brotes anuales | 1.412 | 3,6 (2,3) |
n | Porcentaje | |
Mujeres (n=1.432) | 896 | 62,6 |
Residen en ámbito urbano (n=1.398) | 991 | 70,9 |
Con estudios secundarios a universitarios (n=1.367) | 1.110 | 81,2 |
Laboralmente activos (n=1.332) | 812 | 61,0 |
Antecedentes personales de alergia (n=1.427) | 877 | 61,5 |
Antecedentes familiares de alergia o atopia (n=1.415) | 834 | 58,9 |
Visitados previamente por el dermatólogo debido a la DA (n=1.436) | 960 | 66,9 |
DA: dermatitis atópica; IMC: índice de masa corporal.
En cuanto a la intensidad del último brote, según la valoración de los propios pacientes, el 56,2% indicó que esta había sido moderada, el 26,4% leve y el 14,7% refirió que el brote había sido grave. Las zonas afectadas con mayor frecuencia durante el último brote fueron las extremidades superiores (70,9%), las inferiores (51,7%), el tronco (43,2%), la cara (42,7%) y el cuello (40,8%).
El 66,9% de los pacientes había sido visitado con anterioridad por el dermatólogo debido a la DA, y de ellos el 48,1% mostraba signos de enfermedad moderada según IGA en la visita previa.
En el momento de la visita del estudio la determinación de la gravedad de la enfermedad mediante IGA señaló que el 74,7% de los pacientes presentaba signos de DA de leves a moderados (tabla 2).
Estado del paciente en el momento de la visita según la valoración global del investigador¿
IGA | n=1.423 | ||
n | Porcentaje | ||
0 | Sin enfermedad (ningún signo inflamatorio de DA) | 43 | 3,0 |
1 | Casi ha desaparecido (eritema apenas perceptible y papulación/infiltración apenas perceptible) | 169 | 11,9 |
2 | Enfermedad leve (eritema leve y papulación/infiltración leve) | 507 | 35,6 |
3 | Enfermedad moderada (eritema moderado y papulación/infiltración moderada) | 557 | 39,1 |
4 | Enfermedad grave (eritema intenso y papulación/infiltración intensa) | 124 | 8,7 |
5 | Enfermedad muy grave (eritema intenso, y papulación/infiltración intensa con costras/exudación) | 23 | 1,6 |
IGA: valoración global del investigador.
El 97,2% de los pacientes indicó que solicitaba asesoramiento médico siempre o a veces ante nuevos brotes, mientras que el asesoramiento del farmacéutico fue referido sólo por el 50,5% de los pacientes. Más del 90% indicó que solía utilizar siempre o a veces los medicamentos que le fueron bien en brotes anteriores y los usaban tras percibir los primeros síntomas (tabla 3).
Actitud del paciente frente a un brote de dermatitis atópica
Siempre | A veces | Nunca | Global | |
n (%) | n (%) | n (%) | n (%) | |
¿Solicita asesoramiento al médico para su tratamiento? | 637 (44,3) | 760 (52,9) | 40 (2,8) | 1.437 (100,0) |
¿Solicita asesoramiento al farmacéutico para su tratamiento? | 73 (5,1) | 649 (45,4) | 706 (49,4) | 1.428 (100,0) |
¿Utiliza los medicamentos que le fueron bien en brotes anteriores? | 545 (38,8) | 771 (55,0) | 87 (6,2) | 1.403 (100,0) |
¿Utiliza los medicamentos en seguida, tras la aparición de los primeros síntomas del brote? | 615 (43,2) | 715 (50,2) | 95 (6,7) | 1.425 (100,0) |
En cuanto a la medicación utilizada por el paciente en el último brote, el 72,2% recurría a la terapia combinada, mientras que sólo el 27,8% seguía monoterapia (fig. 1A).
Tratamiento frente a un brote de DA utilizado por los pacientes (A) e indicado por los dermatólogos (B).
A) Porcentajes calculados sobre el total de pacientes que especificaron el tratamiento utilizado en el último brote. B) Porcentajes calculados sobre el total de pacientes que habían sido visitados previamente por el dermatólogo debido a la dermatitis atópica para los que se especificó el tratamiento.
Los tratamientos más utilizados por los pacientes en monoterapia fueron los inmunomoduladores y los corticoides de uso tópico. Para los tratamientos con más de un fármaco las combinaciones más utilizadas fueron las de dos fármacos (37,8%), siendo las más frecuentes: antihistamínicos sistémicos con corticoides tópicos o con inmunomoduladores tópicos. El 34,5% de los pacientes había recurrido a combinaciones de más de dos fármacos. Independientemente de la intensidad del último brote se observó que la mayoría de los pacientes usaba terapias combinadas (tabla 4).
Tratamiento farmacológico utilizado por el paciente en el último brote de dermatitis atópica en función de su intensidad
Leve (n=363) | Moderada (n=778) | Grave (n=247) | Global (n=1.382) | p¿¿ | |
Monoterapia | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | |
Tópico | 144 (39,7) | 194 (25,1) | 18 (7,3) | 356 (25,8) | 0,0017 |
Corticoides | 49 (13,5) | 98 (12,7) | 9 (3,6) | 156 (11,3) | 0,0150 |
Inmunosupresores | 83 (22,9) | 92 (11,9) | 8 (3,2) | 183 (13,2) | 0,0559 |
Otros | 12 (3,3) | 4 (0,5) | 1 (0,4) | 17 (1,2) | 0,0253 |
Sistémico | 5 (1,4) | 8 (1,0) | 5 (2,0) | 18 (1,3) | 0,0006 |
Corticoides | 1 (0,3) | 2 (0,3) | 0 (0,0) | 2 (0,1) | 0,1216 |
Antihistamínicos | 4 (1,1) | 4 (0,5) | 2 (0,8) | 10 (0,7) | 0,1513 |
Inmunosupresores | 1 (0,3) | 3 (0,4) | 2 (0,8) | 6 (0,4) | 0,0397 |
Otros tratamientos | 3 (0,8) | 5 (0,6) | 1 (0,4) | 9 (0,7) | 0,6181 |
Terapia combinada | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | p¿¿ |
Combinaciones de dos tratamientos | 140 (38,6) | 294 (38,1) | 88 (35,6) | 522 (37,8) | <0,0001 |
Inmunosupresor tópico+antihistamínico sistémico | 22 (6,1) | 79 (10,2) | 22 (8,9) | 123 (8,9) | 0,1835 |
Corticoide tópico+antihistamínico sistémico | 28 (7,7) | 66 (8,5) | 17 (6,9) | 111 (8,0) | 0,1403 |
Corticoide tópico+inmunosupresor tópico | 29 (8,0) | 43 (5,6) | 7 (2,8) | 79 (5,7) | 0,0002 |
Antibiótico tópico+corticoide tópico | 10 (2,8) | 17 (2,2) | 3 (1,2) | 30 (2,2) | 0,1172 |
Corticoide tópico+corticoide sistémico | 1 (0,3) | 10 (1,3) | 13 (5,3) | 24 (1,7) | 0,0004 |
Inmunosupresor tópico+corticoide sistémico | 0 (0,0) | 9 (1,2) | 0 (0,0) | 9 (0,7) | 0,0300 |
Otras combinaciones | 47 (12,9) | 55 (7,1) | 22 (8,9) | 124 (9,0) | <0,0001 |
Combinaciones de más de dos tratamientos | 71 (19,6) | 271 (35,1) | 135 (54,7) | 477 (34,5) | <0,0001 |
En el grupo que recurrió a monoterapia se encontraron diferencias significativas en la utilización de tratamientos tópicos y sistémicos en función de la intensidad del brote, siendo los tópicos los más utilizados en brotes leves y los sistémicos en brotes graves (prueba Chi cuadrado; p<0,05). Cabe destacar la baja utilización en general de los tratamientos sistémicos por parte de los pacientes.
Para la terapia combinada también se detectaron diferencias, siendo las combinaciones de más de dos fármacos las más utilizadas por los pacientes con brotes de intensidad moderada a grave (prueba Chi cuadrado; p<0,05).
Abordaje terapéutico por el dermatólogoAl 53,4% de los pacientes que habían sido previamente visitados por el dermatólogo con ocasión de un brote de DA se había prescrito terapia combinada al 83,0%, y tan sólo al 17,0% se le había indicado monoterapia (fig. 1B).
En general, en cuanto a la terapia combinada, las combinaciones de más de dos fármacos fueron indicadas con mayor frecuencia que las de dos fármacos. Al analizar los tratamientos más indicados por los dermatólogos se observó que independientemente de la gravedad según el índice IGA, estos prescribieron mayoritariamente terapia combinada, encontrándose diferencias estadísticamente significativas en función del tipo de combinación (prueba Chi cuadrado; p<0,05). Las combinaciones de dos fármacos fueron las más indicadas en las formas leves (40,7%) y casi sin enfermedad (42,2%), mientras que las combinaciones de más de dos fármacos se utilizaron principalmente en las formas muy graves (80,0%), graves (72,0%) y moderadas (53,6%), observándose que el porcentaje de pacientes que recibía tratamiento con más de dos fármacos aumentaba a mayor gravedad de la DA (tabla 5).
Abordaje terapéutico por parte del dermatólogo en función de la gravedad de la dermatitis atópica según la valoración global del investigador del último brote en que fue visitado el paciente¿
0 (n=2) | 1 (n=45) | 2 (n=236) | 3 (n=446) | 4 (n=160) | 5 (n=30) | p¿¿ | |
Monoterapia | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | |
Tópico | 2 (100,0) | 14 (31,1) | 61 (25,8) | 68 (15,2) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0,1478 |
Corticoides | 1 (50,0) | 5 (11,1) | 16 (6,8) | 30 (6,7) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0,2121 |
Inmunosupresores | 0 (0,0) | 7 (15,6) | 44 (18,6) | 37 (8,3) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0,0029 |
Otros | 1 (50,0) | 2 (4,4) | 1 (0,4) | 1 (0,2) | 1 (0,6) | 0 (0,0) | 0,0052 |
Sistémico | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 1 (0,4) | 3 (0,7) | 3 (1,9) | 1 (3,3) | 0,0798 |
Corticoides | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 2 (0,4) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0,6308 |
Antihistamínicos | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 1 (0,4) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0,5385 |
Inmunosupresores | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 3 (1,9) | 1 (3,3) | 0,0004 |
Otros tratamientos | 0 (0,0) | 1 (2,2) | 0 (0,0) | 1 (0,2) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0,2629 |
Terapia combinada | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | p¿¿ |
Combinaciones de dos tratamientos | 0 (0,0) | 19 (42,2) | 96 (40,7) | 135 (30,3) | 41 (25,5) | 5 (16,7) | 0,0009 |
Inmunosupresor tópico+antihistamínico sistémico | 0 (0,0) | 5 (11,1) | 25 (10,6) | 37 (8,3) | 3 (1,9) | 1 (3,3) | 0,1584 |
Corticoide tópico+antihistamínico sistémico | 0 (0,0) | 2 (4,4) | 18 (7,6) | 42 (9,4) | 10 (6,2) | 0 (0,0) | 0,0040 |
Corticoide tópico+inmunosupresor tópico | 0 (0,0) | 5 (11,1) | 18 (7,6) | 23 (5,2) | 4 (2,5) | 0 (0,0) | 0,0353 |
Antibiótico tópico+corticoide tópico | 0 (0,0) | 1 (2,2) | 6 (2,5) | 3 (0,7) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0,1271 |
Corticoide tópico+corticoide sistémico | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 1 (0,4) | 3 (0,7) | 5 (3,1) | 1 (3,3) | 0,2497 |
Inmunosupresor tópico+corticoide sistémico | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 0 (0,0) | 5 (1,1) | 4 (2,5) | 0 (0,0) | 0,0372 |
Otras combinaciones | 0 (0,0) | 6 (13,3) | 28 (11,9) | 20 (4,5) | 13 (8,1) | 3 (10,0) | 0,1271 |
Combinaciones de más de dos tratamientos | 0 (0,0) | 11 (24,4) | 78 (33,1) | 239 (53,6) | 116 (72,0) | 24 (80,0) | <0,0001 |
0: sin enfermedad (ningún signo inflamatorio de dermatitis atópica); 1: casi ha desaparecido (eritema y papulación/infiltración apenas perceptibles); 2: enfermedad leve (eritema y papulación/infiltración leves); 3: enfermedad moderada (eritema y papulación/infiltración moderados); 4: enfermedad grave (eritema y papulación/infiltración intensos); 5: enfermedad muy grave (eritema y papulación/infiltración intensos con costras/exudación).
En aquellos pacientes en los que se indicó monoterapia los tratamientos tópicos más frecuentes fueron los inmunomoduladores y los corticoides en las formas leves (25,8%) y casi sin enfermedad (31,1%) (prueba Chi cuadrado; p<0,05).
En general, los tratamientos sistémicos fueron prescritos en mayor medida en pacientes con enfermedad de moderada a muy grave, tanto en monoterapia como en combinación con otro fármaco (prueba Chi cuadrado; p<0,05).
Tratamiento farmacológico utilizado para el manejo de un brote de dermatitis atópica: dermatólogo frente a pacienteAl comparar el tratamiento en monoterapia entre pacientes y dermatólogos (fig. 2A) se detectó una mayor utilización de fármacos de uso tópico por los pacientes (15,9%) respecto a la indicación reportada por los dermatólogos (10,2%), observándose que por grupos terapéuticos los pacientes usaban más inmunomoduladores y corticoides tópicos (prueba McNemar; p<0,05).
Tratamiento para el manejo de un brote: prescripción del dermatólogo vs. a medicación atendiendo al uso de monoterapia (A) y de terapia combinada (B).
Sist: sistémico. Top: tópico; ¿Se observaron diferencias estadísticamente significativas entre dermatólgo y paciente (prueba de McNemar; p<0,05).
El análisis fue realizado en pacientes que habían sido visitados previamente por el dermatólogo con datos disponibles del tratamiento prescrito y que también aportaron el tratamiento utilizado por el paciente en el último brote. Monoterapia (n=941); terapia combinada (n=800).
En relación con el uso de terapia combinada (fig. 2B) los pacientes utilizaban con mayor frecuencia las combinaciones de dos fármacos en comparación con lo prescrito por los dermatólogos (23,8 frente a 20,7%), siendo a la inversa para las combinaciones de más de dos fármacos (23,3 frente a 32,7%) (prueba de McNemar; p<0,05).
Influencia de la dermatitis atópica sobre la calidad de vida de los pacientesAl analizar la afectación de la calidad de vida percibida por el paciente en función de la intensidad del brote, se detectaron diferencias significativas para todos los aspectos evaluados (prueba Chi cuadrado; p<0,05), observándose que aquellos pacientes con un brote grave señalaron una mayor afectación en la vida cotidiana, y estaban más preocupados por su aspecto físico que el resto de los sujetos estudiados (tabla 6).
Influencia de la dermatitis atópica sobre la calidad de vida del paciente según la intensidad del último brote
Leve(n=378) | Moderado(n=806) | Grave(n=250) | Total(n=1.434) | p¿¿ | |
n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | n (%)¿ | ||
¿Le afecta la dermatitis atópica (DA) en su vida cotidiana? | 327 (100,0) | 665 (100,0) | 219 (100,0) | 1.211 (100,0) | <0,0001 |
Mucho | 19 (5,8) | 101 (15,2) | 110 (50,2) | 230 (19,0) | |
Bastante | 25 (7,6) | 109 (16,4) | 45 (20,5) | 179 (14,8) | |
Poco | 195 (59,6) | 376 (56,5) | 58 (26,5) | 629 (51,9) | |
Nada | 88 (26,9) | 79 (11,9) | 6 (2,7) | 173 (14,3) | |
¿Le preocupa su aspecto físico? | 327 (100,0) | 665 (100,0) | 219 (100,0) | 1.211 (100,0) | <0,0001 |
Mucho | 43 (13,1) | 117 (17,6) | 79 (36,1) | 239 (19,7) | |
Bastante | 69 (21,1) | 189 (28,4) | 59 (26,9) | 317 (26,2) | |
Poco | 123 (37,6) | 266 (40,0) | 64 (29,2) | 453 (37,4) | |
Nada | 92 (28,1) | 93 (14,0) | 17 (7,8) | 202 (16,7) | |
¿Le afecta la DA en las relaciones personales (se ha sentido marginado, diferente, etc.)? | 327 (100,0) | 665 (100,0) | 219 (100,0) | 1.211 (100,0) | <0,0001 |
Mucho | 9 (2,8) | 30 (4,5) | 43 (19,6) | 82 (6,8) | |
Bastante | 15 (4,6) | 55 (8,3) | 29 (13,2) | 99 (8,2) | |
Poco | 110 (33,6) | 275 (41,4) | 93 (42,5) | 478 (39,5) | |
Nada | 193 (59,0) | 305 (45,9) | 54 (24,7) | 552 (45,6) | |
¿Cómo afecta a su rendimiento laboral o escolar la DA? | 327 (100,0) | 665 (100,0) | 219 (100,0) | 1.211 (100,0) | <0,0001 |
Mucho | 8 (2,4) | 40 (6,0) | 58 (26,5) | 106 (8,8) | |
Bastante | 15 (4,6) | 64 (9,6) | 35 (16,0) | 114 (9,4) | |
Poco | 120 (36,7) | 308 (46,3) | 93 (42,5) | 521 (43,0) | |
Nada | 184 (56,3) | 253 (38,0) | 33 (15,1) | 470 (38,8) |
Los pacientes con DA incluidos en el presente estudio eran en su mayoría mujeres con más de tres brotes de DA por año, y habían presentado un último episodio de intensidad leve a moderada. Según señalaron, en estas situaciones consultaban habitualmente a su médico y utilizaban los fármacos que les han ido bien en brotes anteriores tras los primeros síntomas. La naturaleza de la DA de curso crónico-recurrente, y que frecuentemente se inicia en la infancia, conlleva que los pacientes aprendan a manejar los brotes de acuerdo con su intensidad, y que frente a una nueva recidiva utilicen los tratamientos ya prescritos con anterioridad por su médico y que resultaron eficaces.
Coincidiendo con datos publicados acerca de cómo afecta la DA a la calidad de vida de los pacientes1,2, para los aspectos evaluados en el presente estudio fueron los pacientes que habían presentado un último brote grave los que mostraron una mayor afectación en las actividades de la vida diaria y estaban más preocupados por su aspecto físico.
A pesar de la gran cantidad de opciones terapéuticas de diversa potencia de las que se dispone actualmente para el manejo de la DA, es conocido que los tratamientos tópicos, fundamentalmente corticoides de diversa potencia, ya sea en combinación con otros fármacos o por sí solos, son el tratamiento más utilizado para el control de los brotes leves o moderados3,8–10,13,15. Unido a esto, la introducción en los últimos años de los inmunomoduladores tópicos, ya sea como tratamiento de primera línea o bien como alternativa terapéutica en aquellos pacientes en los que se desaconseje o no sea posible el uso de corticoides16,17, ha reforzado de forma considerable la indicación de fármacos tópicos como tratamiento de primera línea.
En el presente estudio los tratamientos tópicos fueron en general los más indicados por los dermatólogos, tanto en monoterapia como en combinación, para el manejo de brotes de DA, observándose que la mayoría establecía combinaciones de tratamientos tópicos y sistémicos para el manejo del brote según su gravedad, relegando el uso de fármacos sistémicos para las formas más graves. Los resultados de una encuesta internacional sobre el manejo terapéutico de pacientes con DA13, realizada a dermatólogos japoneses, norteamericanos e ingleses, mostró que los dermatólogos japoneses, a diferencia de sus homólogos, eran más agresivos en cuanto al uso de corticoides y antibióticos sistémicos e indicaban más tratamientos sistémicos en las formas más graves de DA. En este sentido, los investigadores del presente estudio mostraron una actitud terapéutica similar a la observada en los dermatólogos japoneses13. Los resultados aquí presentados señalan que, en relación con la indicación de fármacos, los dermatólogos españoles realizan un manejo terapéutico de los brotes de DA en línea con el consenso, tanto nacional como internacional9–13,15.
Por otra parte, el presente estudio permitió realizar una comparación en cuanto al manejo terapéutico entre dermatólogo y paciente, al comparar los datos reportados por ambos para las dos terceras partes de la muestra estudiada. Ante un brote los pacientes utilizaban con mayor frecuencia tratamientos tópicos en monoterapia y combinaciones de dos fármacos, mientras que los dermatólogos prescribían en mayor medida combinaciones de más de dos fármacos.
A pesar de sus limitaciones en cuanto al diseño, con una única visita, y del posible sesgo de memoria al solicitar al paciente información sobre el último brote, se observó que los pacientes utilizaban tratamientos combinados para el manejo de un brote de DA, independientemente de la intensidad del mismo.
Aunque se observaron pequeñas diferencias en cuanto a la utilización de tratamientos entre pacientes y dermatólogos, en líneas generales, el presente estudio señala que los pacientes utilizan tratamientos similares a los indicados por los dermatólogos en brotes recientes, confirmando así lo planteado en un estudio previo que apunta que la perspectiva del paciente y del dermatólogo respecto a la utilización de medicación para el manejo de la DA es similar11.
Conflicto de interesesEl presente estudio fue financiado por Novartis Farmacéutica, S.A.