Desde la perspectiva de hoy uno no podría imaginarse que el 9 de noviembre de 1979 nuestra iniciativa de reunirnos un grupo de dermatólogos y patólogos pudiese aglutinar, promover y hacer crecer el grupo con la fuerza e importancia que tiene en la actualidad.

La chispa desencadenante fue una entrevista que tuve en el hospital de San Pablo, donde el Dr. J. María de Moragas me propuso que promoviese la formación de un grupo de trabajo de dermatopatología, similar al grupo de contacto. Dicho y hecho, organizamos en mi hospital del Sagrado Corazón la primera reunión científica. Tuvimos el apoyo, con su asistencia, de los otros 7 miembros fundadores, los doctores Adolfo Aliaga, José Luis Díaz, Luis Olmos, José María Conde, Félix Contreras, Abelardo Moreno y Evaristo Sánchez Yus. Además de la sesión científica, se crearon unos estatutos iniciales y a la vez se me pidió que liderase el grupo como primer secretario. Al año siguiente se incorporarían al grupo los doctores José Mascaro Ballester, Jordi Peyrí y Antonio Rocamora.

Pese a tratarse de un grupo equilibrado de dermatólogos y patólogos, desde el primer momento se plantearon problemas formales acerca de la adscripción del grupo a la Academia de Dermatología y a la Sociedad de Patología General.

Gracias al prestigio y a su amplitud de miras de cara al futuro, los Profesores José M. Mascaró y Félix Contreras consiguieron eliminar reticencias oficiales e incorporar el grupo primero a laAcademia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) en 1983, y luego a la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP) en 1997. A partir de ese momento los anagramas de ambas sociedades figuran en la portada de los programas de nuestras reuniones anuales.

El dinamismo del grupo siempre se ha caracterizado por ser un foro de discusión, en el que se incluían inicialmente comunicaciones y casos para el diagnóstico. Desde el principio se eliminaron los protagonismos, de forma que se evitaron los cargos, salvo la inexcusable necesidad de nombrar un secretario que se encargase del más elemental funcionamiento del grupo, así como el organizador de la reunión anual. El cargo de secretario se alternaría en lo posible entre patólogo y dermatólogo de forma rotatoria por periodos de dos años (tabla 1).

El peso pesado, sin embargo, corresponde a los diferentes organizadores de las sucesivas reuniones (tabla 2).

Las reuniones se caracterizan por la participación activa de dos grupos de asistentes: los lectores activos de laminillas, en su mayoría pertenecientes al grupo, y los amantes y estudiosos de la Dermatopatología. A estos se incorporaron progresivamente la mayoría de los residentes de ambas especialidades, cuyas abundantes contribuciones obligaron a crear la sección de pósters en las reuniones. El número de miembros actual es de 60.

Hoy nos llena de satisfacción y optimismo ver que un grupo reducido de entusiastas dermatopatólogos en el año 1979 haya tenido una aceptación tan amplia entre dermatólogos y patólogos, con una asistencia a las reuniones superior a 200 profesionales y con un alto nivel de contenido científico.