La mayoría de publicaciones sobre los resultados de las pruebas epicutáneas en pacientes con síndrome de boca urente (SBU) muestran porcentajes elevados de positividades «clínicamente relevantes» (entre el 13 y el 74%), lo cual ha llevado a considerarlas como una herramienta útil en el estudio de estos pacientes1-3. Algunos autores señalan que los pacientes con sintomatología intermitente (SBU tipo3) serían los candidatos idóneos para realizar estas pruebas3. Los alérgenos implicados son diversos y en ocasiones no coincidentes en los distintos estudios, pero las positividades más frecuentes corresponden a los metales, especialmente el níquel.
Teniendo en cuenta lo indicado, realizamos un estudio observacional retrospectivo con el objetivo de determinar la relevancia clínica de las positividades halladas en pacientes con SBU. Para ello se analizaron los resultados de las pruebas epicutáneas realizadas a pacientes con este diagnóstico remitidos a nuestra unidad de alergia cutánea durante un periodo de tiempo de 15años (enero de 2001 a diciembre de 2015) y se realizó un seguimiento de estos a través de historia clínica digital (Osabide global) para establecer la relevancia de las positividades. Durante este periodo de tiempo se parchearon un total de 2.789 pacientes, de los cuales 67 consultaron por SBU (fig. 1). Para describir la caracterización de la cohorte estudiada se utilizó el índice MOAHLFA (tabla 1). Todos los pacientes con SBU fueron parcheados con la serie estándar del Grupo Español de Investigación en Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea (GEIDAC) y en 65 de ellos se colocó, según orientara la historia clínica, además alguna serie suplementaria, siendo las más utilizadas una serie dental (Chemotecnique, Suecia) (52,23%) y una serie de metales (Chemotecnique, Suecia) (44,7%) (tabla 2). Las lecturas se efectuaron a las 48 y a las 96h, siguiendo las recomendaciones de la European Society of Contact Dermatitis (ESCD). En 23 (34,3%) de los 67 pacientes se observó alguna reacción alérgica, registrándose un total de 32 positividades. El níquel (n=11) fue el principal alérgeno, seguido de metilisotiazolinona/metilcloroisotiazolinona (n=3) y berilio (n=3). Solo en 2 (2,9%) de los 67 pacientes con SBU pudimos establecer una relevancia presente de las positividades. Ambos casos correspondieron a pacientes sensibilizados al níquel que portaban prótesis dentales metálicas, remitiendo la sintomatología al retirar dichas prótesis en cuya composición figuraba dicho metal. En los 21 pacientes restantes con pruebas positivas, estas se consideraron no relevantes o de relevancia desconocida por diversos motivos, principalmente por evidenciarse en ellos positividades a metales que no formaban parte de la composición de las prótesis dentales que portaban en ese momento (fig. 1).
En nuestra cohorte de pacientes solo el 2,9% de las positividades se consideraron clínicamente relevantes o con relevancia presente, porcentaje claramente inferior a los reflejados en la literatura1-3. Estas relevancias presentes correspondieron al níquel, un alérgeno que forma parte de la serie estándar del GEIDAC. Por tanto, las series suplementarias empleadas no conllevaron un incremento en el número de positividades clínicamente relevantes diagnosticadas. En función de estos resultados, creemos que, a excepción de casos seleccionados en los que la historia clínica oriente hacia un origen alérgico de la sintomatología, las pruebas epicutáneas no deberían incluirse entre los estudios a realizar rutinariamente en los pacientes con SBU.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.