Una mujer de 23 años, sin antecedentes médicos de interés, consultó por la aparición de lesiones cutáneas pruriginosas de una semana de evolución sobre el área de un tatuaje en la cara dorsal del pie derecho realizado hacía 6 meses (fig. 1). La paciente negaba la toma de medicamentos nuevos y la aplicación de productos tópicos previos. No presentaba lesiones en el resto de la superficie cutáneo-mucosa ni en anejos. El examen dermatológico mostraba una placa sobreelevada brillante sobre el área del tatuaje dando una morfología de fresa en 3D, destacando la presencia de pápulas diminutas blanquecinas coalescentes con afectación predominante de los bordes del tatuaje. El estudio histológico fue compatible con reacción liquenoide. Se inició tratamiento con propionato de clobetasol al 0,5% en crema diario durante 2 semanas sin mejoría.
Los tatuajes pueden originar diversas complicaciones incluyendo procesos infecciosos agudos o crónicos, tumores benignos o malignos, dermatosis inducidas por fenómeno de Koebner y afecciones inflamatorias agudas o crónicas con diferentes patrones histológicos. La reacción liquenoide al color rojo del tatuaje constituye la afección inflamatoria crónica más común. El mercurio es el pigmento y factor etiológico más frecuentemente implicado.