Hemos leído con gran interés el excelente artículo de Moronta Castellano et al. en relación con las manifestaciones bucales de la enfermedad de Hansen (EH)1. En el texto se describen los hallazgos específicamente ligados a la enfermedad y los que ocurren de forma independiente. En este trabajo, en concordancia con lo publicado hasta el momento, establecen la afectación de la mucosa palatina como lesión específica más frecuente. Los hallazgos descritos en el paladar corresponderían a placas o lepromas, caracterizados histológicamente por la presencia de un denso infiltrado linfohistiocitario, carente de granulomas, en los que las tinciones de Fite-Faraco y Ziehl Neelsen permitían la identificación de las micobacterias. En esta serie, la mayor parte de los pacientes recibían tratamiento con multiterapia (MDT) para la EH en el momento de la evaluación de las lesiones orales. Un aspecto interesante y no descrito en el texto es la evolución de estos hallazgos a lo largo del tratamiento específico de las formas multibacilares de la enfermedad.
En nuestra experiencia, a partir de casos importados, hemos observado cómo las lesiones orales específicas de pacientes con formas multibacilares de la enfermedad respondieron de forma precoz tras el comienzo del tratamiento con MDT. El primer caso fue el de un varón de 38 años, natural de Brasil, diagnosticado de lepra histioide por sus características clínicas, histopatológicas y microbiológicas, con una alta carga bacilar en las muestras obtenidas del frotis cutáneo y de la mucosa nasal. En la exploración física presentaba múltiples nódulos y placas de superficie brillante distribuidas de forma predominante en la región facial. En la mucosa oral destacaba la presencia de una placa que afectaba a la mayor parte del velo palatino y que formaba una hendidura central (fig. 1A). Se pautó tratamiento con MDT según el esquema de la OMS (rifampicina, clofazimina, dapsona). El primer control clínico realizado en las 2 semanas posteriores evidenció una marcada mejoría de las lesiones orales (fig. 1B). El segundo caso corresponde a una mujer de 27 años, natural de Brasil, diagnosticada de lepra lepromatosa y eritema nudoso leproso como forma de inicio de la enfermedad. En este caso la afectación facial resultaba mínima o nula, presentando únicamente pequeños lepromas en los lóbulos auriculares. En la mucosa oral se observaba una placa de similares características al caso 1, con menor grosor y extensión, localizada igualmente en el paladar blando. Tras el comienzo de MDT con rifampicina, clofazimina, dapsona y prednisona, la afectación de la mucosa palatina desapareció en el plazo de 10 días, en ausencia de otros cambios en la superficie cutánea. Adicionalmente, en ambos pacientes, pudimos comprobar cómo esta mejoría en las lesiones orales se producía paralelamente a la evolución favorable de la clínica nasal (congestión, rinorrea). Esto último podría explicarse por la propia formación de las lesiones orales a partir de la extensión del bacilo desde la mucosa nasal2,3. Otro aspecto a destacar en estos pacientes es la presencia de lesiones en la mucosa oral secundarias a una pobre higiene bucodental, bien como consecuencia de una limitación secundaria a la presencia de deformidades (o mutilaciones en casos avanzados), o por una pérdida de la motivación en el autocuidado3.
En resumen, a pesar de que nuestra observación se basa en casos aislados, nos planteamos si la respuesta precoz de las lesiones orales constituiría una herramienta adicional en la monitorización de la adherencia terapéutica con MDT. Del mismo modo, esta respuesta inicial en la mucosa oral podría suponer un refuerzo en la percepción sobre los beneficios del tratamiento por parte del paciente.