En numerosas reuniones científicas y publicaciones de los Grupos de Trabajo y miembros de la Academia Española de Dermatología y Venereología se comunican estudios de población o descripciones de casos clínicos con referencia a la «raza», «etnicidad» o «ascendencia» de los pacientes, empleando términos como «caucásico», «latino», «hispánico» o similares, por analogía con publicaciones estadounidenses, de forma a menudo inconsistente.
Aunque la clasificación de las poblaciones humanas basada en características fenotípicas no está exenta de polémica por razones científicas, históricas o éticas, es de indudable utilidad en el ámbito de la Dermatología, tanto por la necesidad de dar un referente aproximado del color de la piel en la descripción de los pacientes como en relación con la prevalencia o la susceptibilidad a determinadas enfermedades, con independencia de factores ambientales. Por este motivo procede una breve revisión y una propuesta de acuerdo de clasificación, a sabiendas de que este tema es un jardín con muchas plantas espinosas.
En la actualidad, «raza» se considera un constructo social, basado en similitudes en rasgos físicos (características faciales, del color constitutivo de la piel o del cabello, por ejemplo) pero influido por factores antropológicos y sociales, e íntimamente asociado con el racismo (político o científico). Inicialmente, el término «raza» se empleaba en el sentido de nación o grupo étnico, pero a partir del sigloxviii, con el desarrollo del colonialismo europeo, se introducen clasificaciones basadas en el origen geográfico de los individuos, el color de la piel y la morfología facial y craneal, y asociadas con predisposiciones y capacidades intelectuales diferentes (esencialismo racial), que se usaron como justificación del esclavismo.
Carl Linnaeus, en Systema Naturae (1735) dividió la especie humana en las variedades continentales europaeus albescens, americanus rubescens, asiaticus luridus y afer niger, basadas principalmente en el color de la piel, los ojos y las características del cabello, y las asoció con diversas predisposiciones (humores) y características temperamentales, con juicios de valor explícitos1. Algunos pensadores de la Ilustración, como Kant y Hume, promovieron una visión jerárquica y de superioridad de la raza blanca europea, que contribuyó al sustrato ideológico del esclavismo y la segregación racial cuando este se abolió en Estados Unidos de América1.
Johann Friedrich Blumenbach, uno de los fundadores de la antropología, en la tercera edición de su tesis doctoral (1795) incluyó una clasificación de los seres humanos, basada en la craneometría, en cinco razas: caucásica (generalmente «Caucasian» se traduce en castellano como «caucásico» para referirse al aspecto físico o la ascendencia de una persona, y «caucasiano» para referirse a la región del Cáucaso, comprendida entre el mar Negro y el mar Caspio), mongol, etiópica, americana y malaya2. Aunque consideraba el ejemplar de calavera correspondiente a una mujer georgiana como el de mayor belleza y simetría, no estableció ningún tipo de jerarquía de valor; las connotaciones que se han atribuido posteriormente a esta clasificación se deben a las traducciones inglesas del sigloxix3. Blumenbach consideraba que las transiciones entre grupos eran graduales, afirmando la unidad de la especie humana y reconociendo la heterogeneidad dentro de una determinada región geográfica4.
Muchos antropólogos a principios del sigloxx consideraban que la raza era un fenómeno biológico que determinaba en gran medida el comportamiento y la identidad de los individuos y se alineaba con las agrupaciones lingüísticas, culturales y sociales. Tras las experiencias traumáticas del nazismo y diversos genocidios, y con el auge de los movimientos anticoloniales y en pro de las libertades civiles, el racismo científico ha caído en descrédito generalizado, y eventualmente se han planteado alternativas radicales, como eliminar el empleo de categorías raciales por su asociación con el racismo5. Este tipo de propuestas, fuertemente ideológicas, tiene cierta base científica en el flujo de genes entre poblaciones y en la gradualidad geográfica de los genotipos y fenotipos humanos (clines), que puede ser discordante (por ejemplo el color de la piel y los grupos sanguíneos); las agrupaciones continentales o razas humanas (implicando diferencias genéticas con significado taxonómico) pueden carecer de un verdadero significado biológico o evolutivo, y no son útiles con fines de medicina personalizada, pero tienen importantes implicaciones epidemiológicas6.
La descripción y la categorización de la variación genética de las poblaciones basada en la geografía y la ascendencia siempre ha sido difícil, aún más con la enorme movilidad geográfica actual, y el empleo de términos como «race», «Caucasian» o «Negro» prácticamente ha desaparecido en la literatura genética7, en gran medida por las implicaciones ideológicas u ofensivas de dichos términos, pero existen alternativas a «raza» perfectamente válidas, como por ejemplo «ascendencia», que parece preferible a «etnicidad», por el componente cultural predominante en este último término.
El aislamiento geográfico y la endogamia (de causa cultural, social o religiosa) crean y promueven la diferenciación genética de las poblaciones, mientras que la migración y la heterogamia la reducen. En el continente africano existe la mayor diversidad genética original; las sucesivas migraciones disminuyeron la variabilidad, pero aumentaron la diferenciación con respecto a las poblaciones africanas. Los estudios genéticos de población han llevado a recapitular las definiciones clásicas de raza basadas en la ascendencia («ancestry») continental: africana, caucásica (europea, Oriente Medio), isleños del Pacífico, asiática, nativa americana8.
Durante el sigloxx el término «caucásico» cayó en desuso y se fue sustituyendo por «caucasoide», con numerosas subclasificaciones que se han considerado pseudocientíficas, pero en Estados Unidos de América se ha mantenido, a efectos censales y de las sucesivas leyes de naturalización, como sinónimo de «blanco», una categoría autoatribuida. La clasificación de la Oficina del Censo estadounidense tiene por finalidad declarada promover la igualdad de oportunidades de empleo y atender a las disparidades en salud y riesgos ambientales9, pero es muy relevante, porque se incluye en la mayoría de los estudios epidemiológicos, de los ensayos clínicos y de las investigaciones médicas que se efectúan en Estados Unidos10 y, por extensión, en todo el mundo.
La clasificación vigente desde 1997 en las respuestas a los cuestionarios sobre raza de la Oficina del Censo de los Estados Unidos se detalla en la tabla 19. Se permite marcar más de una raza en los cuestionarios. En 2015 se planteó incluir una nueva categoría, «Middle Eastern and North African»11, que no se ha implementado.
Definición de razas autoatribuidas en los cuestionarios de la Oficina del Censo de Estados Unidos
The U.S. Census Bureau must adhere to the 1997 Office of Management and Budget (OMB) standards on race and ethnicity which guide the Census Bureau in classifying written responses to the race question: |
• White — A person having origins in any of the original peoples of Europe, the Middle East, or North Africa. |
• Black or African American — A person having origins in any of the Black racial groups of Africa. |
• American Indian or Alaska Native — A person having origins in any of the original peoples of North and South America (including Central America) and who maintains tribal affiliation or community attachment. |
• Asian — A person having origins in any of the original peoples of the Far East, Southeast Asia, or the Indian subcontinent including, for example, Cambodia, China, India, Japan, Korea, Malaysia, Pakistan, the Philippine Islands, Thailand, and Vietnam. |
• Native Hawaiian or Other Pacific Islander — A person having origins in any of the original peoples of Hawaii, Guam, Samoa, or other Pacific Islands. |
Las categorías raciales que se incluyen en el cuestionario de la Oficina del Censo estadounidense reflejan la definición social de raza vigente en dicho país y no pretenden establecer una definición biológica, antropológica o genética de raza9. Asimismo, se reconoce que las categorías del censo incluyen grupos socioculturales y de origen nacional, como es el caso de «Hispanic», «Latino» o «Spanish origin», una «etnicidad» que se define como sigue: The category «Hispanic, Latino, or Spanish origin» includes all individuals who identify with one or more nationalities or ethnic groups originating in Mexico, Puerto Rico, Cuba, Central and South America, and other Spanish cultures. Examples of these groups include, but are not limited to, Mexican or Mexican American, Puerto Rican, Cuban, Salvadoran, Dominican, and Colombian. «Hispanic, Latino or Spanish origin» also includes groups such as Guatemalan, Honduran, Spaniard, Ecuadorian, Peruvian, Venezuelan, etc. If a person is not of Hispanic, Latino, or Spanish origin, answer «No, not of Hispanic, Latino, or Spanish origin»12. Aunque pueda tener utilidad para los fines de la Oficina del Censo, una categoría basada en la identidad nacional o cultural (¿?) autoatribuida no parece apropiada para la investigación científica o médica.
En conclusión, aunque la clasificación racial se basa en un escaso número de genes que determinan el aspecto físico de las personas, no refleja la enorme variabilidad genética de las poblaciones y puede tener resonancias éticamente inaceptables, es útil con fines epidemiológicos, clínicos y de investigación13. Parece recomendable unificar la terminología, y, con todas sus limitaciones, la de la Oficina del Censo estadounidense, excluyendo la categoría étnica mencionada, es ampliamente utilizada y sería muy adecuada. Por las razones anteriormente mencionadas, la traducción adaptada sería:
Clasificación basada en el origen geográfico de los ancestros:
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Blanco (quizá preferible a «caucásico», incluiría ancestros originarios de Europa, Oriente Medio y Norte de África).
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Negro (ancestros procedentes de África subsahariana). En castellano de España no tiene en principio connotación ofensiva, y tampoco la tiene su equivalente inglés «black» (https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_ethnic_slurs).
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Amerindio (ancestros indígenas de las Américas).
- •
Asiático (agrupa poblaciones diversas del subcontinente indio, China y el sudeste asiático).
- •
Otros (incluye isleños del Pacífico y población aborigen de Oceanía).
- •
Mixto (cuando se incluye más de una categoría en la autoasignación; se deben enumerar).
En cualquier caso, por razones tanto científicas como ideológicas, este es un tema complejo y de difícil abordaje. Desde el punto de vista de la genética de poblaciones, la relación entre ascendencia geográfica y genética no es sencilla, y de hecho no hay directrices o guías europeas en este sentido.
La red de revistas JAMA ha publicado una extensa guía (muy centrada en la práctica estadounidense) en la que, reconociendo el carácter social de constructos como «raza» o «etnicidad», afirma la importancia de incluir su descripción en las publicaciones médicas para contribuir a dilucidar posibles disparidades o inequidades de salud14; por otra parte, una clasificación con escasas categorías no contribuye a identificar la prevalencia elevada de enfermedades autosómicas recesivas (como por ejemplo la enfermedad de Gaucher, o el síndrome de Bloom) en comunidades relativamente pequeñas con un alto grado de endogamia.
El empleo de términos como «etnia» o «etnicidad» es incorrecto, porque implica elementos de identidad cultural y sociológica que no tienen un sentido genético exclusivo; «raza» parece inapropiado tanto por razones científicas como por las connotaciones ideológicas y políticas del término, y «ascendencia» («ancestry») sería más apropiado, aunque en cualquier caso debería ser autodefinida y con posibilidad de elección múltiple.
Al profesor Jordi Surrallés, Catedrático de Genética de la Universitat Autònoma de Barcelona, por la lectura crítica de este manuscrito y sus excelentes comentarios.