En el excelente abordaje de la eritrodermia realizado por Cuellar-Barboza et al..1 se analizan las etiologías reportadas de la eritrodermia del adulto, siendo la causa neoplásica o paraneoplásica el 1% de los casos de eritrodermia, y más frecuentemente dentro de este grupo, las neoplasias hematológicas y linfomas cutáneos T, representando el 25-40% de los casos de eritrodermia asociados a malignidad.
Cabe mencionar del artículo que los autores recogen y agrupan según frecuencia los siguientes hallazgos de laboratorio descritos previamente en la bibliografía: velocidad de sedimentación elevada, leucocitosis, eosinofilia y anemia, función hepática y renal. Destacan la importancia del recuento de eosinófilos en el síndrome DRESS y recuerdan la asociación de eosinofilia con la eritrodermia de causa maligna. En este enfoque destacan la utilidad del recuento de células de Sézary en el diagnóstico de a micosis fungoide-síndrome de Sézary.
Dada la dificultad y la importancia del diagnóstico de la eritrodermia paraneoplásica, nos parece interesante proponer la inclusión en el protocolo de Cuellar-Barboza et al. de biomarcadores sencillos y accesibles que ayuden en al cribado de tumores asociados a eritrodermia. En este sentido, diferentes estudios han demostrado que niveles elevados de cianocobalamina (vitamina B 12) se correlacionan con un riesgo aumentado de neoplasias ocultas sólidas y hematológicas1-8.
La fisiopatogenia puede explicarse a partir del metabolismo de la cobalamina (Cbl); en condiciones normales, la mayor parte de la Cbl en sangre (80%) no circula libre, debe unirse a proteínas transportadoras, haptocorrina2-5 o bien transcobalamina de tipo i3,5,8, ambas pueden ser sintetizadas por células de estirpe granulocítica3,5 y los niveles de estas proteínas transportadoras en sangre están correlacionados con los niveles de Cbl sérica. Esto explicaría la hipercobalinemia en las discrasias sanguíneas2-8.
No obstante, en algunos carcinomas sólidos (faringe, esofágico, hepático, gástrico, tracto biliar, pancreático, pulmón, renal, colorrectal, próstata, ovario, cérvix, vejiga, etc.) también se ha observado hipercobalinemia2-7; se podría explicar a partir la síntesis de transcobalamina tipo i que puede estar aumentada por las propias células neoplásicas3,8; por otro lado, la haptocorrina4 y la transcobalamina tipo i8 se metabolizan en el hígado, por lo que la afectación hepática tumoral primaria2,3,8, metastásica3,8 o por otras causas no tumorales3,6,8 haría posible la detección de hipercobalinemia sérica debido al menor aclaramiento de las proteínas ligadoras.
En el artículo presentado por Arendt et al.2 se concluye que, a pesar de que la hipercobalinemia puede estar relacionada con tabaco, el alcohol o la hepatopatía, niveles superiores a 800pmol/l se relacionan significativamente con neoplasias, en especial hematológicas, como el linfoma no Hodking, linfoma tipo Hodking, mieloma múltiple y leucemia, entre otros (fig. 1). Adjuntamos el gráfico de Arendt et al.2, en el que se indica el riesgo de diagnosticar diferentes tipos de tumores en el mismo año en el que se determinan los niveles de Cbl plasmáticos.
Índices de incidencia estandarizados (SIR) correspondientes a intervalos de confianza del 95% desglosados según niveles de cianocobalamina: ×:200 a 600pmol/l; o: 601 a 800pmol/l, y □: mayor de 800pmol/l. La línea gris vertical indica ratio de incidencia estandarizada de 1.
Figura extraída de: Arendt et al.2.
En este mismo sentido el artículo presentado por Chiche et al.3 demuestran la asociación estadísticamente significativa de niveles de vitamina B12 por encima de 1.275 pg/ml, con la presencia de hemopatías malignas.
En trabajos posteriores4,6, obtienen similares resultados y se ha demostrado un peor pronóstico y mayores tasas de mortalidad en pacientes con cáncer y niveles elevados de B12 respecto a aquellos pacientes con neoplasia y niveles normales de B124.
En conclusión, creemos que sería interesante incluir los niveles séricos de Cbl en el protocolo de eritrodermia de los autores Cuellar-Barboza et al.1 por ser una prueba sencilla, barata y accesible para el despistaje de eritrodermia paraneoplásica y en especial de causa hemato-oncológica.