Las queratosis actínicas constituyen una de las consultas más frecuentes en la práctica clínica dermatológica (8,73% del total)1. Aunque no existen en España estudios sobre su prevalencia, estas tasas son elevadas en otros países (entre el 1,4-60%), mayores cuanto mayor es la proximidad al ecuador. Además, se considera una enfermedad infradiagnosticada debido a la escasa conciencia de la misma por parte del paciente, y cuya incidencia va en aumento por el envejecimiento de la población y el aumento de actividades al aire libre2. Por todo ello, las queratosis actínicas constituyen hoy en día un problema sanitario de considerable magnitud que asocia un elevado consumo de recursos sanitarios, así como un impacto en la calidad de vida del paciente.
Los estudios de investigación epidemiológica en este campo aportan gran valor a la hora de mejorar el proceso asistencial del campo de cancerización. Conocer qué pacientes son más susceptibles de presentar queratosis actínicas y cómo son sus conductas en relación a la exposición solar nos permite diseñar estrategias específicas de prevención primaria para conseguir a largo plazo una reducción en su incidencia y la del cáncer cutáneo no melanoma. Por otro lado, estudiar el impacto de la enfermedad y su tratamiento en la calidad de vida del paciente constituye una herramienta de apoyo para la creación de algoritmos terapéuticos, buscando un equilibro entre la eficacia, adherencia de las terapias, una mejora de la calidad de vida del paciente y una mejor gestión de los recursos sanitarios. El trabajo expuesto en este número3 ofrece una primera aproximación a este tema, y abre el campo para investigaciones futuras que permitan mejorar la asistencia de estos pacientes.