El ultrasonido microfocalizado (HIFU) es un método terapéutico no invasivo para el estiramiento de la piel, altamente utilizado en dermatología cosmética1. Esta tecnología convierte las ondas ultrasónicas en calor y promueve pequeñas zonas de daño térmico (TIZ), daño tisular y necrosis, y seguidamente neocolagénesis y neoelastogénesis2. El HIFU focaliza los tejidos conectivos subdérmicos, incluyendo la capa del sistema musculoaponeurético superficial (SMAS) y las capas dérmicas, contribuyendo a la estimulación prolongada de colágeno2,3. Puede observarse la mejora de la piel a los 90 y 180 días de iniciar el tratamiento3.
El uso de HIFU en el rostro y el cuerpo a efectos estéticos ha sido bien descrito en la literatura para rejuvenecimiento, estiramiento facial, contorneo y estiramiento1–5. Sin embargo, no existen aún estudios que evalúen la aplicación de esta tecnología para el tratamiento de los trastornos del colágeno, tales como el síndrome de Ehlers-Danlos (EDS). Este informe describe un posible nuevo enfoque para el EDS clásico y presenta la mejora de la laxitud de la piel con HIFU en un varón de 36 años diagnosticado de EDS desde la infancia.
Un varón caucásico de 36 años, diagnosticado de EDS clásico desde la infancia, acudió a una consulta dermatológica a finales de 2019. Reportó hipermovilidad articular generalizada, hiperextensibilidad de la piel y formación de cicatrices atróficas. El paciente no exhibió otras comorbilidades. Reportó laxitud de la piel del rostro con un impacto fuertemente negativo en la calidad de vida. Al ser preguntado, negó cualquier procedimiento estético previo.
El examen dermatológico identificó elasticidad cutánea difusa (fig. 1). Iniciamos un protocolo con ultrasonido microfocalizado Ultraformer III® (Classys Inc., Seúl, Corea) para estiramiento facial no invasivo, utilizando los parámetros recomendados por la empresa. El paciente fue sometido a dos sesiones de tratamiento completo de la cara con un intervalo mensual en 2019. El protocolo de cara completo fue realizado con transductores de 2, 3 y 4,5mm, paso de 1,5mm, longitud de 25mm, 0,7J de energía, y un total de 70 líneas por hemicara. El tratamiento fue temporalmente interrumpido durante la pandemia de COVID-19 debido al confinamiento. El paciente regresó en 2021 y realizó otras dos sesiones de HIFU con intervalo de un mes. Transcurridos 180 días de cada tratamiento, detectó una mejora clínica significativa de la laxitud de la piel, según reflejan la figura 2 (protocolo de 2019) y la figura 3 (protocolo de 2021). El paciente describió un estiramiento progresivo de la piel con mejora de su autoestima y calidad de vida.
Evaluación facial del paciente transcurridos 180 días del primer protocolo de tratamiento – dos sesiones de tratamiento de cara completa con intervalo mensual en 2019. Posición de reposo (a), extensibilidad de la piel lateral (b) y anterior (c) que refleja estímulo significativo de colágeno con mejora del contorneo y estiramiento de la piel.
Evaluación facial del paciente transcurridos 180 días del segundo protocolo de tratamiento – dos sesiones de tratamiento de cara completa con intervalo mensual en 2021. Posición de reposo (a), extensibilidad de la piel lateral (b) y anterior (c) que refleja incremento del grosor y resistencia de la piel.
El síndrome de Ehlers–Danlos es un grupo de trastornos genéticos del tejido conectivo, con 13 variantes diferentes y un alto rango de expresiones fenotípicas6,7. El EDS clásico se manifiesta clínicamente con hipermovilidad articular generalizada, hipermovilidad, hiperextensibilidad y fragilidad de la piel, con predisposición a la formación de cicatrices atróficas y de hematomas, según lo descrito en este paciente6,8. También se describe compromiso cardiovascular, con anomalías vasculares tales como dilatación de la raíz aórtica y alto riesgo de sangrado. Esto se debe a un patrón de herencia autosómica dominante asociado a mutaciones de COL5A1 y/o de COL1A1, genes asociados a la producción de colágeno de tipo V y tipo I, respectivamente6.
En general, la mortalidad de los pacientes con EDS clásico no está afectada por la enfermedad6. Sin embargo, el trastorno del colágeno puede estar asociado a un mayor impacto en la autoestima, según lo identificado en nuestro paciente.
Actualmente no existen terapias modificadoras o curativas para EDS. El tratamiento se centra en la prevención de la progresión de la enfermedad y sus complicaciones, tales como la mala cicatrización y dehiscencia de las heridas, la subluxación y luxación articular, y la rotura vascular u orgánica6. La educación del paciente es esencial para evitar las actividades traumáticas que pudieran causar lesiones8. También se recomienda el asesoramiento genético para el EDS clásico, ya que los individuos afectados tienen un 50% de posibilidad de transmitir la enfermedad en cada embarazo8.
Considerando los cambios de la piel y el impacto negativo en la calidad de vida asociada a estas manifestaciones, realizamos un tratamiento de ultrasonido microfocalizado al paciente descrito, para mejorar sus dolencias cutáneas. Debido a la fragilidad vascular y al alto riesgo de sangrado en el EDS, evitamos la estimulación de colágeno mediante productos inyectables, centrándonos en un tratamiento no invasivo para la laxitud de la piel. El paciente presentó una mejora significativa en cuanto a estiramiento de la piel tras los protocolos de cara completa con HIFU. También reportó un incremento de su autoestima y calidad de vida tras los procedimientos. Aun cuando el tratamiento fue temporalmente interrumpido durante la pandemia, el estiramiento de la piel persistió, prosiguiendo el paciente un seguimiento dermatológico regular.
Limitaciones del estudio: el paciente reportó una ganancia de peso de 3kg en el transcurso de los años. No se ha realizado examen de imágenes ultrasónicas para la comparación previa y posterior al tratamiento. No se ha indicado análisis histopatológico debido al riesgo de cicatrices antiestéticas.
Conflicto de interesesLos autores declaran la ausencia de conflicto de intereses.