En 1880, Virchow ya era un experto patólogo (fig. 1). Entre sus muchas contribuciones, había realizado sólidas observaciones sobre la teoría celular (fig. 2), había descrito la leucemia, había fundado la revista Archiv für pathologische Anatomie und Physiologie und für Klinische Medicin (fig. 3) y había sido nombrado presidente de Patología Anatómica en la Universidad de Berlín.
En 1880, hubo una gran controversia en el terreno de las enfermedades infecciosas. Según algunos investigadores, estas eran causadas por microorganismos. Sin embargo, algunos otros, entre los que se encontraba Virchow, creían que la evidencia de tales microorganismos en órganos enfermos no necesariamente indicaba que fueran la causa de la infección. Este debate involucró a las enfermedades infecciosas más relevantes de la época, como la sífilis y la tuberculosis, pero la lepra no fue una excepción. El agente de la lepra había sido descubierto en 1873 por Hansen. Aunque la lepra había desaparecido como forma endémica de algunas partes de Europa alrededor de 1800, todavía se encontraba (aunque en frecuencia baja) en España, Portugal, la región del Báltico, la Rusia europea, Turquía, Italia y Grecia1. En España, en la década de 1850, todavía había un número considerable de pacientes con lepra en varias provincias del Sur y Oeste2 (fig. 4). Una de estas provincias (Granada) contaba con un hospital muy especializado: el Hospital de Leprosos de San Lázaro. El hospital había sido fundado por los Reyes Católicos Isabel y Fernando en 1502 para albergar a los pacientes afectados por la enfermedad. Primero se ubicó en una pequeña plaza de Granada, pero se trasladó a una zona céntrica en 1512 (fig. 5), donde permaneció hasta su derribo en 1973.
En 1880, Virchow decidió visitar el Hospital de San Lázaro para corroborar algunas de sus teorías sobre la lepra3. En esa época, el hospital estaba dirigido por el Dr. D. Benito Hernando y Espinosa (fig. 6). Hernando había obtenido la Cátedra de Terapéutica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada en 1872 (cuando tenía 25 años), cargo que ocupó durante 15 años. También fue profesor de dermatología en la misma escuela. Durante este período fue también director del Hospital San Juan de Dios, así como director del Hospital de la Lepra de San Lázaro. Desde su nombramiento como director de este último, Hernando había estudiado las historias clínicas, los hallazgos de las autopsias y los datos estadísticos de los pacientes afectados por la lepra, identificando diversas variantes de la enfermedad4. También había estudiado las múltiples manifestaciones clínicas, síntomas y presentaciones, así como los factores etiológicos, patogénicos y pronósticos.
En su viaje hasta Granada, Virchow también visitó varias otras ciudades españolas, entre ellas Madrid, donde quedó impresionado por el Museo Nacional de Pintura y Escultura (actual Museo del Prado) y especialmente por la sala de la Reina Isabel II (donde estaban los cuadros de Velázquez).
Virchow llegó a Granada el 8 de octubre de 1880. En la ciudad, tuvo la oportunidad de admirar la Alhambra, el Palacio de Carlos V y la Puerta del Perdón de la Catedral5. También disfrutó de un paseo nocturno para admirar la «estética árabe» de la ciudad5.
Virchow quedó impresionado con el Hospital de Leprosos de San Lázaro. En sus propias palabras: «al hacer este hospital, los Reyes Católicos sintetizaron en sus planes todas las ideas contagiosas de la Edad Media, a las que hoy volvemos la mirada, considerándolo como el modelo más acabado del mundo»5.
Aunque Virchow no hablaba español, se comunicó fácilmente con todos en el hospital usando griego y latín. Durante la visita, Virchow confirmó algunas de sus ideas sobre la lepra. En particular, entre sus observaciones anatomopatológicas había predicho períodos de remisión y exacerbación de las manifestaciones neurálgicas4, que eran fenómenos que Hernando había observado con frecuencia. Virchow también impartió dos magníficas conferencias sobre dos importantes consecuencias de la lepra: la atrofia muscular y las manos pinzadas5.
Referencias a la obra de Virchow en el libro de HernandoHernando publicó la mayor parte de sus observaciones en 1881, en un completo libro titulado De la lepra en Granada (fig. 7)6. En el prólogo, Hernando menciona el regalo que el hospital le había hecho a Virchow: «El Dr. Virchow llevó de esta Facultad fragmentos de órganos de elefanciacos y preparaciones macroscópicas a su laboratorio de Berlin (sic), desde donde me ha indicado algunas ideas muy capitales, que me han servido de guia (sic) en el curso de estos trabajos»7 (la elefantiasis fue uno de los términos utilizados como sinónimo de lepra).
En el libro de Hernando, hay varias otras referencias al trabajo de Virchow. Hernando resaltó cómo Virchow había llevado el estudio histológico de la lepra a «un alto grado de perfección»7. Las observaciones de Virchow habían sido «la guia (sic) de las investigaciones que despues (sic) se han hecho, y es la clave que ha descifrado multitud de enigmas»4. Según Hernando, las observaciones de Virchow habían sido tan relevantes en el estudio del sistema nervioso «que puede asegurarse que sin partir de la citada idea de ese hombre extraordinario, hoy no podría darse un paso en la sintomatología de los nervios»4.
En cuanto a la polémica sobre el estatus de la lepra como enfermedad infecciosa, Hernando afirmó que «la enfermedad es causada por el bacillus que se encuentra en los órganos lacerados»8 y «existe en los tubérculos de la piel, mucosas, córnea, nervios, fibro cartílago de la epiglotis, cartílagos tiroides y cricoides, ganglios linfáticos, hígado y testículo»9. «La bacteria de que me ocupo produce los tubérculos leprosos una vez que es transportada a un punto» dice Hernando7. Esta opinión no fue compartida por Virchow, quien enfatizó que «el tubérculo es la lesión de la lepra»7. El «tubérculo» se refiere a un tumor y, por lo tanto, según la teoría de Virchow sobre las neoplasias, probablemente originado a partir los leucocitos de la sangre periférica7.
Hernando también describe los «espacios vacíos» que podían verse en el «protoplasma» de las células infectadas y que habían sido descritos por Virchow7.
El enfoque general de Virchow sobre la lepra fue sin embargo admirado por Hernando, quien escribió: «Virchow estudia la lepra, proclama la unidad anatómica de las lesiones que se observan en los órganos de los lacerados [pacientes] y hace de esto parte de la ciencia para tomar el nuevo rumbo que había impresionado a toda patología»7.
Virchow falleció el 5 de septiembre de 1902. Tres días después, un diario español de la región de Valencia Las Provincias, publicaba en portada, la noticia de su muerte (fig. 8)10. Al día siguiente, el mismo diario todavía publicaba 2 columnas sobre Virchow (fig. 9): una con detalles sobre el funeral celebrado en Berlín11; la otra aludiendo a un artículo que había sido publicado en el diario El Heraldo de Madrid12, sobre la visita de Virchow a España5 (fig. 10).
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.