La historia y desarrollo de la Dermatología en España1 y particularmente en Granada, está ligada a la evolución de la enseñanza de la disciplina en la Universidad. Puede dividirse en tres grandes etapas. El primer periodo comprende todo lo sucedido antes de 1868, siendo frecuentes las descripciones de una serie de enfermedades cutáneas realizadas por médicos que ejercían la Dermatología y/o la Venereología no en exclusiva sino en el contexto de la Medicina y la Cirugía General. El segundo periodo, desde 1868 hasta 1902, se caracteriza por la separación de las enfermedades cutáneas y venéreas de la Medicina y Cirugía, formándose el cuerpo doctrinal de la Dermatología que se enseña en las Escuelas de Medicina como asignatura independiente. El tercer periodo comprende desde 1902 hasta 1917 en que se creó la asignatura de Dermatología como parte integrante del currículum, por tanto con carácter obligatorio, y se convocaron las cátedras de Dermatología con las mismas características que las demás, formándose las verdaderas escuelas universitarias alrededor del catedrático-maestro, con una enseñanza teórica, en la cátedra y práctica en los hospitales clínicos y/o provinciales.
Don Benito Hernando y Espinosa (fig. 1) fue la figura clave del desarrollo de la Dermatología granadina del segundo periodo2,3. Nació en 1846 en Cañizar (Guadalajara). Médico y químico, vino a Granada después de obtener por oposición la Cátedra de Terapéutica que ejerció desde 1872 a 1887 en que se trasladó a Madrid también como catedrático de Terapéutica. Su formación dermatológica la realizó en el Hospital de San Juan de Dios de Madrid con D. Domingo Pérez Gallego. Sus trabajos en el Hospital de San Lázaro sobre lepra se plasmaron en el libro De la lepra en Granada, editado en 1881. La importancia de los estudios leprológicos del Dr. Hernando atrajeron a Granada a Virchow, Neisser y a Cornil para estudiar distintos aspectos de lepra. Además colaboró con Olavide en la publicación de su Dermatología General. Un Atlas de la clínica iconográfica de enfermedades de la piel, en su segundo volumen, complementario del primero, facilitándole muchas de las láminas que en él se reproducen. Su amistad y gratitud a Olavide vienen de cuando
D. Benito estaba de médico rural en la Alcarria y reci-bió la ayuda incondicional de Olavide.
El que Granada fuese adelantada en el desarrollo de la Dermatología andaluza puede explicarse por varias razones. La primera y más importante de todas fue, sin lugar a dudas, el contar con maestros de la categoría de D. Benito Hernando en la primera época. Otro motivo, no menos importante, fue la endemia de ciertas dermatosis, especialmente la lepra y las tiñas, que habían motivado la creación de hospitales mono-gráficos desde el siglo XVI.
En el plan de estudios del año 1902 se reconocen oficialmente las especialidades de Dermatología, Otorrinolaringología y Oftalmología que se incluyeron como asignaturas más del currículum. En Granada,
D. José Pareja Garrido4 (fig. 2) representa el nexo de unión entre la dermatología antigua, más preocupada por las enfermedades venéreas o sifilíticas, y la dermatología moderna, con tendencia medicoquirúrgica. Nació el 11 de agosto de 1856 en Granada. Ingresó en la Facultad de Medicina de Granada en el curso 70-71 y finalizó en sólo cuatro años, en el 73-74, a los 18 años de edad, gracias a la libertad de enseñanza proclamada que no limitaba el número de asignaturas que se podían aprobar por curso5. Realizó las oposiciones a médico militar y se le destinó a un regimiento en Portugalete durante la guerra carlista y posteriormente a las islas Chafarinas, donde se hizo cargo del Hospital Militar. Poco después se le destinó a Cuba, presentando de forma inmediata su renuncia al ejército.
Toda la labor docente del profesor Pareja se desarrolló en la Facultad de Medicina de Granada6,7, desde diciembre de 1878 en que ingresó como Ayudante interino del Director de Museos Anatómicos. El 25 de mayo de 1917 obtuvo el título de Catedrático numerario de Dermatología, el primero de España, cargo que mantuvo hasta su jubilación. Previamente, había ocupado como interino la primera cátedra de Dermatología después de su creación oficial en 1902.
Su formación se realiza fundamentalmente con el maestro, D. Benito Hernando, y toda su obra muestra una clara inclinación hacia la escuela francesa4,8. La producción científica del profesor Pareja hay que enfocarla en los dos campos, la sifiliografía y la dermatología. Gran amante de la historia, escribió un trabajo sobre la aportación de los autores españoles al estudio de las enfermedades venéreas, declarándose defensor del origen americano de la sífilis. Escribió un tratado de patología venérea, publicado en 1889. En 1911 pronunció el Discurso de apertura de la Real Academia de Medicina de Granada bajo el título Nueva doctrina terapéutica de Ehrlich y su aplicación a la sífilis. Inmerso en el mar taxonómico de la época trató de hacer una clasificación, que ya analizamos en otro trabajo4, con el fin de escribir un Tratado de Dermatología que fuese de gran utilidad para sus alumnos. Un aspecto interesante de D. José Pareja fue adelantarse al uso de la iconografía para la docencia de la Dermatología. Junto con sus amigos los doctores García Duarte González y Barrales, encargaron a los pintores granadinos Chacón, Barrales y Manuel Ruiz Morales la confección de distintos dibujos y acuarelas de enfermos e intervenciones quirúrgicas (fig. 3).
D. José Pareja tuvo una gran actividad política, siem-pre bajo ideas liberales. Fue Decano de la Facultad de Medicina desde el 28 de noviembre de 1907 al 2 de mayo de 1913. Dejó el cargo para ser Vicerrector de la Universidad el 21 de mayo de 1913, hasta el 24 de noviembre de 19199. Se le nombró Rector Magnífico de la Universidad el 7 de diciembre de 1920. Nombró un claustro constituyente con la finalidad de redactar y aprobar unos Estatutos, en los que se recogían la necesidad de disponer de un hospital clínico y una nueva facultad para desarrollar la enseñanza teórica y práctica de la medicina. El 10 de noviembre de 1922 presentó su dimisión irrevocable como Rector de la Universidad cuando el 31 de julio de 1922, el ministro D. Tomás Montejo, en una Real Orden, suspendió la autonomía universitaria. Aún se conoce en los ámbitos universitarios a D. José Pareja como «el Rector de la Autonomía»2,4,9. Posteriormente, con la proclamación de la Segunda República se le nombró el 18 de mayo de 1931 Rector Magnífico honorario hasta su fallecimiento el 24 de marzo de 193510.
Fig. 1.—D. Benito Hernando y Espinosa. A la derecha la portada de su libro De la lepra en Granada y debajo la dedicatoria del autor a D. José Pareja (el original se conserva en la Biblioteca de la Facultad de Medicina de Granada).
Fig. 2.—D. José Pareja Garrido. A la derecha portada de su Patología Venérea.
Fig. 3.—Dos acuarelas de la época en la que se representa un antes y después de la extirpación de un tumor (¿basalioma?) y reconstrucción mediante un colgajo por transposición. (Colección de la Facultad de Medicina de Granada.)
D. José Pareja fue miembro de la Real Academia deMedicina y Cirugía de Granada donde ocupó los cargos de Vicesecretario, Tesorero, Vicepresidente y Presidente hasta su fallecimiento. Fue fundador de la Prensa Médica de Granada y, poco después, de la Gaceta Médica Granadina. En 1912 fundó Actualidad Médica, revista que desde entonces continúa publicándose sin interrupción. Después de su jubilación, en 1928, desempeñó la cátedra de forma interina
D. Francisco de Asís Garrido Quintana, hasta 1932, en que se ocupó por D. José Gay Prieto.
Actas dermosifiliográficas..... hace 50 años
«La Clínica Dermatológica Universitaria de Barcelona y el problema de la lepra (comentarios a una estadística)»
X. Vilanova
Cátedra y Escuela Profesional de Dermatología de la Facultad de Medicina de Barcelona. (Director: Prof. Xavier Vilanova)
Actas Dermosifiliogr 1954;45:441-9.
COMENTARIO
El Dr. Vilanova, uno de los maestros indiscutibles de la Dermatología española, relata los hallazgos clínicos y epidemiológicos de un total de 53 pacientes afectados de lepra observados en la Cátedra Universitaria de Barcelona durante el período 1947-1954. En sus conclusiones dibuja un perfil de paciente varón, adulto, emigrante del Sur de España, de estrato humilde, residente en Barcelona ciudad, afectado de una lepra lepromatosa, y con un índice de contagio de 3,5 % (inferior al global español).
El autor comenta «la considerable diferencia entre sus pacientes y los censados por Sanidad, demostrando la decisiva aportación de los universitarios a la Lucha contra la Lepra», en aquel momento ignorada por la «oficialidad».
Rosa María Díaz Díaz
Servicio de Dermatología. Hospital Universitario La Paz. Madrid. España.