INTRODUCCION
La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) es una sociedad médica que agrupa a la mayoría de los dermatólogos españoles. Fue fundada en el año 1909 por Juan de Azúa, y ha mantenido su presencia y actividad sin interrupción hasta el momento actual. Es la más antigua de las sociedades científicas españolas. Su trayectoria y el volumen de sus asociados permite realizar un paralelismo entre su existencia y comportamiento, y la existencia y comportamiento de los dermatólogos españoles, de forma que, salvo excepciones, lo que se pueda considerar válido para la AEDV lo será también para los dermatólogos españoles. Con esta premisa hemos realizado nuestra investigación sobre la mujer en la AEDV, entendiendo que los resultados obtenidos pueden ser extrapolados a la mujer dermatóloga en España en general.
Según algunos autores 1 la práctica médica es el prototipo de profesión, ya que se basa en la posesión de un monopolio de saber y de práctica, en el dominio sobre la propia actividad y sobre otras afines y en la autonomía en las formas de organización como grupo. Sin embargo, no existe en medicina un modelo único de profesión y proceso de profesionalización, sino que son cambiantes en función de los diferentes países y épocas 2. En esos modelos se ha visto inmersa la mujer a lo largo de la historia y la geografía. No cabe duda de que el sexo es un determinante de las oportunidades sociales y profesionales de los individuos y de que la mujer se ha visto muy influida por su condición a la hora de desarrollar la profesión médica.
Las mujeres empiezan a estudiar y a practicar la medicina como profesión sólo en algunas parcelas como la atención al parto, en los siglos xviii y xix3. En la segunda mitad del siglo xix algunas mujeres burguesas empezaron a estudiar medicina y a ejercer la profesión 4, y muchas otras se involucraron en iniciativas filantrópicas de carácter sanitario 5, fundamentalmente la higiene y medicina preventiva. La London School of Medicine for Women, una escuela de medicina exclusiva para mujeres, fue una de las primeras facultades británicas donde la higiene formó parte del currículum médico con la categoría de asignatura 6.
El progresivo aumento de mujeres en la profesión médica durante el siglo xx no modifica esta parcelación, de forma que la mayoría de mujeres médicos se concentran en algunas especialidades sobre todo pediatras, generalistas y de diagnóstico 7, hasta las últimas décadas de la centuria.
En cuanto a la relación con las sociedades médicas, las mujeres norteamericanas dedicadas a la salud pública crearon en 1920 la primera sociedad médica especializada exclusiva de mujeres (Association for women in Public Health), incorporando a la especialidad los intereses que eran comunes a todas las asociaciones profesionales: la defensa de su trabajo como mujeres profesionales y la apuesta por estudiar y mejorar la salud de las mujeres 8.
En España el papel de la mujer en las profesiones sanitarias es difícilmente investigable, ya que en la literatura médica no se contempla por separado la existencia de mujeres y hombres, y se utiliza el término «médico» o «profesional», como denominación universal. Además, aunque las sociedades científicas recogen en sus actas el número de afiliados, no existen datos en función del sexo.
Por otra parte, aunque se encuentran escasas referencias internacionales en torno a la mujer en las profesiones médicas 9,10, no existe bibliografía referente a la mujer en la Dermatología en España. Sólo hemos encontrado a este respecto el trabajo de Rosa Ortega del Olmo y colaboradores, titulado «Dermatología española y género. ¿Androcentrismo?», presentado en el XIX Congreso Nacional de Dermatología y Venereología de Barcelona en el año 2001 11, centrado en la participación de la mujer dermatóloga en puestos de decisión política y administrativa.
MATERIAL Y MÉTODOS
Para la obtención de nuestros datos consultamos los archivos reflejados anualmente en el órgano de difusión oficial de la AEDV, la revista Actas Dermosifiliográficas, desde su fundación 1909, haciendo el recuento año por año, del número de dermatólogos y dermatólogas afiliados, así como de los cargos que las mujeres dermatólogas han ejecutado en las sucesivas juntas directivas.
También hemos preguntado en otras sociedades médicas con muy diversa respuesta. En ninguna de ellas estaba elaborada previamente esta información. Las que nos han contestado han realizado los cálculos de sus socios según el sexo, a raíz de nuestra petición, y sólo del momento reciente (2001) sin tener en cuenta la evolución numérica a lo largo de los años.
RESULTADOS
Los resultados en cuanto al número de dermatólogas afiliadas a la AEDV se expresan en la tabla 1, en la que se observa el incremento gradual del mismo. También se expresa el porcentaje de mujeres en el número total de académicos, que muestra igualmente el incremento progresivo año tras año.
En cuanto a cargos ocupados por mujeres en las Juntas Directivas de la AEDV, se observa que hasta 2001 ninguna mujer había ocupado puesto de presidenta o vicepresidenta. Ocho mujeres han sido secretarias de actas, dos han sido vocales, una tesorera y una secretaria general.
En comparación con otras sociedades científicas, el porcentaje de mujeres afiliadas a final de 2001 era del 42 % en Anatomía Patológica, del 43,95 % en Pediatría y del 45 % en Oftalmología.
DISCUSION
El número de mujeres dermatólogas en la AEDV se ha ido incrementando de forma progresiva, aunque no uniformemente. En los primeros 54 años desde la fundación de la AEDV la mujer no estuvo presente. En los 10 años siguientes la mujer aparece en la AEDV de forma tímida y alcanza el 4 % en 1974. A partir de 1975 el incremento es continuo y progresivo hasta alcanzar, al final del 2001, un porcentaje cercano al 42 % (647 mujeres dermatólogas de un total de 1.565 afiliados a la AEDV). En la última década, más de la mitad de los ingresos corresponden a mujeres.
La escasa presencia de la mujer en las juntas directivas y la distribución de sus cargos muestra que los puestos donde se concentran las mujeres son las tesorerías y las vocalías y que no hay presidentas.
En la AEDV, y por tanto en la Dermatología, la mujer está presente en la actualidad de forma similar a otras especialidades y sociedades científicas como Pediatría, Anatomía Patológica y Oftalmología, especialidades que se podrían considerar históricamente proclives a la presencia de la mujer. Desconocemos datos de sociedades configuradas históricamente como masculinas, como Traumatología, Cirugía general o Urología, aunque la simple observación permite pensar que la presencia de la mujer es inferior a la de otras especialidades, pero en aumento igualmente progresivo.
El paralelismo de la AEDV con otras sociedades médicas, probablemente habla a favor de una feminización de la profesión médica en general. A la vista de la evolución de la mujer en la AEDV y en la especialidad, se podría afirmar que en la Dermatología actúan idénticos sistemas de masculinización o feminización que en el resto de la sociedad en su conjunto 12.
En cuanto a la presencia de las dermatólogas en las juntas directivas de la AEDV, conviene recordar que el «Reglamento y Estatutos de la AEDV», en ninguno de sus artículos discrimina a la mujer académica dermatóloga en razón de su sexo 13. Por ello, y pese a que la presencia de más del 40 % de las mujeres en la AEDV, representa a un grupo dentro de la organización suficiente como para ostentar una presencia similar o casi al hombre en puestos de representación 14, y que en la AEDV no se han producido, no se la puede culpar de misógina. Es muy probable que la presencia femenina en la Dermatología siga aumentando, alcanzando un mayor número de mujeres cargos directivos, tanto en la AEDV como en los servicios hospitalarios y en la universidad.
Formular los porqués de por qué ha habido y hay más hombres en la Dermatología (aunque cada vez en menor proporción), y por qué la mujer ha estado tan poco presente en puestos de responsabilidad, representación y toma de decisiones, es una consecuencia obvia de este trabajo, pero sólo es un punto de partida.
Formular las respuestas requiere estudios más profundos, tanto sociológicos como médicos, políticos 15, de revisiones históricas, de entrevistas a hombres y mujeres que aporten la experiencia de su vida como dermatólogos, de encuestas de opinión a expertos y de todos aquellos trabajos que permitan analizar objetivamente, sin interpretaciones feministas ni machistas, la situación pasada, presente y futura.