La patología vascular oclusiva es causante de diversas y variadas manifestaciones clínicas, algunas de ellas con catastróficas consecuencias para el paciente. Dado que las causas de tal oclusión son muy variadas, hemos abordado en un artículo previo reciente en esta misma revista las causas trombóticas. En el presente artículo recopilamos diversas causas adicionales de oclusión intravascular.
Vascular occlusion has multiple, diverse clinical manifestations, some of which can have grave consequences for patients. It also has a wide variety of causes, including thrombi, which we recently addressed in partI of this review. In this second part, we look at additional causes of vascular occlusion.
En un artículo previo reciente en esta misma revista discutimos las principales causas de trombosis como formas de oclusión vascular. Esta segunda parte la dedicamos a una recopilación de causas de oclusión vascular variadas. En muchos de estos cuadros, no obstante, las manifestaciones clínicas son en muchas ocasiones similares, con signos diversos de isquemia, livedo reticularis, ulceraciones…, por lo que la histopatología desempeña un papel fundamental en la identificación
CoagulopatíasCoagulopatías sistémicasIncluimos en este epígrafe cuadros que cursan con defectos sistémicos de la coagulación, generalmente por alteración de alguna de las proteínas/factores que participan en ella.
Defectos de proteínas C y SDefinición. El sistema proteínaC-proteínaS es un importante inhibidor de la coagulación cuya acción es especialmente relevante en la microvasculatura. Defectos de dicho sistema pueden dar lugar a síndromes de oclusión microvascular graves que pueden terminar en una púrpura fulminante1,2.
Clínica. La presentación clínica varía según la severidad del déficit. Mutaciones homocigóticas condicionantes de una disfunción severa del sistema pueden dar lugar a cuadros graves de púrpura fulminante neonatal, con lesiones de púrpura retiforme y gangrena de extremidades1,3. Por el contrario, deficiencias parciales en estados de heterocigosis pueden pasar desapercibidas o ponerse de manifiesto tras un desencadenante externo (como el tratamiento con anticoagulantes orales)1,2.
Histopatología. Es similar a la de otros síndromes de oclusión microvascular no inflamatorios, con trombosis blanda de vasos de distinto tamaño en dermis e hipodermis y un mínimo o ausente infiltrado inflamatorio, sin signos de vasculitis.
Necrosis inducida por cumarina/warfarinaDefinición. El acenocumarol y la warfarina son anticoagulantes orales de uso muy extendido que actúan mediante la inhibición del metabolismo de la vitaminaK produciendo una disminución de los niveles plasmáticos de los factores de la coagulación vitaminaK-dependientes (II, VII, IX y X) y del sistema inhibitorio proteínaC-proteínaS4. Debido a la menor vida media de estos últimos, durante los primeros días de tratamiento se produce un estado protrombótico paradójico5,6. Más recientemente estos fármacos también han sido asociados a cuadros de calcifilaxis no urémica7.
Clínica. La necrosis cutánea asociada a los anti-vitaminaK se produce típicamente durante la primera semana de tratamiento, coincidiendo con el descenso relativo de los niveles de proteínasC yS4,5. Se desarrolla característicamente en zonas de importante panículo adiposo, como las mamas o los muslos. La clínica se superpone a la de otras entidades que cursan con púrpura retiforme, con lesiones eritematosas, hemorrágicas, que suelen tener un centro necrótico y que pueden presentar morfología ramificada en su periferia4,7. La calcifilaxis no urémica asociada a warfarina también se presenta como púrpura retiforme, pero aparece tras meses o años de tratamiento7.
Histopatología. La biopsia de lesiones de necrosis cutánea clásica asociada a anti-vitaminaK muestra hallazgos típicos de vasculopatía trombótica no inflamatoria4,5, con presencia de depósitos eosinófilos de fibrina, de aspecto amorfo, ocluyendo el interior de múltiples vasos4. El tamaño de los vasos ocluidos es variable, y pueden afectarse tanto vasos superficiales a nivel de la dermis papilar como otros más profundos, en la dermis reticular, o incluso en la unión dermohipodérmica4-6. Es frecuente la presencia de extravasación hemática que rodea a los vasos afectos y de necrosis epidérmica asociada4. El infiltrado inflamatorio acompañante es muy escaso o incluso ausente, y no se encuentran fenómenos de vasculitis4,5. En la calcifilaxis no urémica asociada a warfarina los hallazgos histopatológicos son superponibles a los de la calcifilaxis clásica7.
Coagulación intravascular diseminada (CID)Definición. Se trata de un síndrome adquirido que se caracteriza por la activación intravascular de la coagulación debida a diferentes causas. La activación de la coagulación genera fibrina que se deposita en los vasos sanguíneos con la consiguiente obstrucción de los mismos y el compromiso de la irrigación sanguínea de órganos y sistemas. A su vez se produce un consumo de las proteínas de la coagulación y las plaquetas, lo que ocasiona importantes hemorragias. Para diagnosticar una CID es necesario la existencia de una enfermedad de base y que se cumplan una serie de criterios analíticos. La causa más frecuente es la sepsis bacteriana8,9.
Clínica. La afectación es multiorgánica. Las lesiones cutáneas son con frecuencia el primer signo de la CID y suelen ser petequias y placas purpúricas que pueden evolucionar a ampollas hemorrágicas. Dos entidades que con mucha frecuencia (pero no siempre) se desarrollan en el seno de una CID son la púrpura fulminans y la gangrena simétrica periférica. La primera se caracteriza por lesiones purpúricas confluentes que evolucionan rápidamente a lesiones necróticas bien delimitadas, y su mortalidad alcanza el 50%. La segunda consiste en isquemia simétrica de áreas distales10,11 (fig. 1A).
A: Lesión de gangrena simétrica periférica caracterizada por una placa isquémica bien delimitada en la mano izquierda con decoloración azulada de las uñas. B: Trombos de fibrina en vasos del plexo superficial y extravasación hemática dérmica (H&E 400x). C: Lesión de pocos días de evolución en CID. Formación de ampolla subepidérmica con epidermis necrosada y trombos de fibrina en pequeños vasos sanguíneos dérmicos (H&E 200x).
Histopatología. Los hallazgos histopatológicos de la CID no son patognomónicos, pero pueden ser muy orientativos en relación con un contexto clínico determinado. En las biopsias cutáneas se observan trombos fibrinoplaquetarios que afectan predominantemente a pequeños vasos sanguíneos de la dermis, en número variable, de escasos a múltiples. Con menor frecuencia se observa oclusión de pequeñas arterias en la dermis reticular. También es frecuente la existencia de extravasación hemática más prominente en los casos de púrpura fulminans (fig. 1B). El infiltrado inflamatorio que se observa suele ser mínimo o inexistente. Biopsias de lesiones de pocos días de evolución pueden mostrar necrosis epidérmica, ampollas subepidérmicas y necrosis de glándulas ecrinas y folículos pilosos (fig. 1C). Las lesiones clínicas que han progresado a gangrena mostrarán una extensa necrosis de todas las estructuras cutáneas10. Teniendo en cuenta que la causa más frecuente de la CID es la sepsis, no es infrecuente observar patrones mixtos de afectación de vasculopatía trombótica y de vasculopatía séptica con necrosis fibrinoide parietal vascular o invasión bacteriana parietal. En estos casos el infiltrado inflamatorio dérmico es más prominente12.
Síndrome antifosfolípido (SAF)Definición. Se trata de una vasculopatía trombótica, arterial o venosa, de naturaleza autoinmune, asociada a la presencia de autoanticuerpos antifosfolípidos (anticoagulante lúpico, anticardiolipina y anti-β2glucoproteína). Probablemente es la trombofilia adquirida más frecuente. Puede ser idiopática o estar asociada a distintas condiciones, entre las que se incluyen enfermedades autoinmunes (sobre todo lupus eritematoso [LE]), infecciones, neoplasias hematológicas o sólidas, fármacos y otras situaciones menos frecuentes13.
Clínica. Afecta con mayor frecuencia a mujeres jóvenes. Suele presentarse con necrosis cutánea, livedo reticularis, fenómeno de Raynaud o hemorragias subungueales como primera manifestación del síndrome, sobre todo en las formas primarias y las asociadas a LE. Para hacer el diagnóstico es necesario cumplir un criterio clínico junto con presencia de uno de los anticuerpos mencionados arriba14. Los criterios clínicos son: trombosis vascular confirmada en cualquier localización (piel, SNC, corazón, pulmón, riñón, digestivo) o historia de patología gestacional (muerte fetal intraútero, abortos espontáneos, nacido pretérmino). Tras el diagnóstico es aconsejable seguir al paciente durante 5-10años, ya que muchos evolucionan a un LE sistémico. En menos del 1% de casos se desarrolla un SAF catastrófico, con una mortalidad superior al 50%, secundario a una microangiopatía trombótica generalizada que afecta varios órganos simultáneamente o en un corto período de tiempo15.
Histopatología. Vasculopatía con trombos de fibrina, sin inflamación de la pared vascular, en vasos arteriales o venosos de cualquier calibre (fig. 2A,B). En ocasiones pueden observarse escasos linfocitos o células plasmáticas. En lesiones de larga evolución pueden existir fenómenos de recanalización y proliferación vascular (angioendoteliomatosis reactiva).
Coagulopatías vascularesLa coagulación puede ser defectuosa también por causas del continente (en este caso la pared vascular) que dispara de modo anormal el mecanismo de coagulación, por defectos de su estructura o composición (generalmente del endotelio).
Síndrome de Sneddon (SS)Definición. Se trata de un raro trastorno neurocutáneo episódico o crónico, lentamente progresivo, caracterizado por livedo racemosa generalizada y accidentes cerebrovasculares de repetición16. Se considera primario en más de la mitad de los casos, o secundario si coexisten enfermedad autoinmune o trombofilia (síndrome antifosfolípido). Se ha descrito además una forma familiar con mutación en CECR1(cat eye syndrome region, candidate1) que produce déficit de proteína ADA2 (adenosine deaminase2)17.
Clínica. Alrededor del 80% de los pacientes son de sexo femenino, con una edad media al diagnóstico de 40años, aunque los síntomas pueden iniciarse en edad pediátrica. La principal manifestación cutánea es la livedo racemosa, aunque en un primer momento se había descrito como livedo reticularis18. Se inicia normalmente en la mitad posterior e inferior del tronco y progresa al dorso de brazos y muslos, preservando los pies y la zona facial. Las lesiones son no dolorosas y raramente se acompañan de edema o se ulceran. Su severidad no se correlaciona con la de los síntomas neurológicos. Raramente se pueden encontrar acrocianosis, fenómeno de Raynaud, angiomatosis, úlceras cutáneas circunscritas, liquen plano anular atrófico y gangrena. Las manifestaciones neurológicas suelen comenzar con cefalea, mareo y vértigo, tras lo que suceden accidentes vasculares transitorios recurrentes y finalmente infartos cerebrales isquémicos o hemorrágicos. En esta fase se producen deterioro cognitivo progresivo y demencia.
Histopatología. El estudio histológico que ofrece mayor rentabilidad es el de muestras profundas obtenidas de la porción central y no del anillo de la livedo racemosa16. Las primeras lesiones, que raramente se biopsian, consisten en subendotelitis e inflamación mural de vasos arteriales de pequeño y mediano calibre. Lo más frecuente es observar engrosamiento subendotelial por proliferación de miocitos con oclusión total o subtotal de la luz vascular en dermis e hipodermis. En la fase final la hipoxia local estimula la proliferación endotelial y angiogénesis adventicial19.
Vasculopatía livedoide (VL)Definición. Es una frecuente enfermedad vascular cutánea trombótica crónica que cursa con isquemia y que tiene como causas más importantes las coagulopatías, las enfermedades autoinmunes y ciertas infecciones, a lo que se añade la insuficiencia venosa periférica como factor muy relevante facilitador de trombosis.
Clínica. La VL es más propia de mujeres de edad media que desarrollan en la piel de las extremidades inferiores pápulas y placas más o menos purpúricas, simétricas, dolorosas y persistentes, que dan lugar a úlceras de evolución tórpida y que, según el tamaño lesional, pueden curar u originar una progresiva característica atrofia en porcelana de la piel (llamada atrofia blanca). La causa de la trombosis son estados de hipercoagulabilidad sanguínea debidos a factores procoagulantes circulantes del tipo de anticuerpos (crioglobulinas, anticuerpos antifosfolípidos idiopáticos o surgidos en el contexto de enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso, anticuerpos generados en la hepatitis viral, etc.), trombocitosis o anomalías hereditarias de los factores de la coagulación (por ejemplo, mutación del factor V Leiden, déficit de factores fibrinolíticos, etc.). A esto se suman la insuficiencia venosa crónica periférica y los traumatismos como factores facilitadores de la trombosis. En muchos casos la enfermedad es idiopática. En la piel se manifiesta como pápulas y placas purpúricas que tienden a ulcerarse originando cicatrices de aspecto porcelánico (fig. 3A).
Vasculopatía livedoide. A: Mujer de 62 años afecta de lupus eritematoso e insuficiencia venosa que muestra en la extremidad inferior eritema, múltiples ulceraciones y discromía de la piel por hemorragia. B: Piel que muestra el desarrollo de agregados vasculares de carácter glomeruloide en la dermis superficial (H&E 100x). C: Foto de detalle de la anterior en la que se aprecia engrosamiento de la pared vascular, incremento del número de pericitos y depósitos de material fibrinoide eosinófilo y homogéneo. En torno al vaso se observa hemorragia, ocasionales macrófagos con hemosiderina, infiltrado linfomacrofágico y fibrosis colagénica perivascular (H&E 200x).
Histopatología. La biopsia cutánea debe incluir piel adyacente al área ulcerada para que esta sea demostrativa. La histopatología de la VL no es patognomónica. En la VL se afectan los vasos de la dermis superficial y media conformando agregados de vasos dilatados que adquieren un aspecto glomeruloide, con depósito de material hialino fibrinoide PAS positivo en la pared vascular, trombosis y hemorragia, que no debe confundirse con vasculitis. Además, se aprecia un variable infiltrado linfomacrofágico perivascular. Las úlceras dan lugar a fenómenos de cicatrización. En los casos más evolucionados surge la atrofia epidérmica y una fibrosis colagénica intensa por isquemia crónica, que es la razón de la característica atrofia en porcelana apreciable clínicamente (fig. 3B,C). En el estudio de inmunofluorescencia directa se pueden encontrar depósitos de inmunoglobulinas, complemento y fibrinógeno, lo que sugiere una naturaleza inmune del proceso. Para el diagnóstico diferencial con otras vasculopatías trombosantes es importante la correlación clinicopatológica.
Histopatológicamente se diferencia de la crioglobulinemia tipoI y de la microangiopatía diabética en que estas no muestran arquitectura glomeruloide de los vasos. Es complicada la diferenciación histopatológica respecto a la dermatitis de estasis y la acroangiodermatitis, pero estas en general presentan marcados depósitos férricos o una intensa proliferación vascular, respectivamente.
Enfermedad de DegosDefinición. La enfermedad de Degos, también llamada enfermedad de Kohlmeier-Degos o papulosis atrófica, es una enfermedad rara, de la que hay menos de 200casos descritos20. Afecta fundamentalmente a mujeres de entre 20 y 50años, aunque se han descrito casos pediátricos21. Su etiopatogenia es desconocida; se ha relacionado con coagulopatías, vasculitis y alteraciones del revestimiento celular endotelial, posiblemente en relación con factores del complemento20-22. La existencia de casos familiares ha sugerido una posible predisposición genética.
Clínica. Presenta lesiones cutáneas que son consideradas como patognomónicas: pápulas atróficas con centro blanquecino porcelánico y halo eritematoso telangiectásico de tamaño menor a 1cm21 (fig. 4A). Con dermatoscopia producen un patrón característico en «corona de espinas»23. Las lesiones afectan al tronco y a