Queridos lectores:
Hace ahora 4 años que recibimos el encargo de la junta directiva de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) de gestionar, desde el punto de vista científico, editorial y económico, nuestra querida Actas Dermo-Sifiliográficas. En aquel momento, nos marcamos unos objetivos muy claros: estabilizar el formato de la revista, conseguir su saneamiento económico, asegurar el respaldo de un grupo editorial sólido y, sobre todo, su inclusión en la base de datos MedLine. Cuatro años después, nos sentimos inmensamente satisfechos de haber podido cumplir todos nuestros objetivos. Estos logros son la obra común de los esfuerzos del comité de redacción, de la editorial Doyma, del apoyo de las compañías anunciantes y, sobre todo, del aporte de manuscritos originales de los miembros de la AEDV. A nosotros nos corresponde el honor y la suerte de haber coordinado todos esos esfuerzos para el logro del bien común de la AEDV y de sus miembros.
Ahora, mientras leéis el último número editado por nosotros, os invitamos a que hagáis una reflexión sincera sobre el pasado, el presente y el futuro de la revista. Una revista con casi 100 años de pasado y cuyo futuro depende en gran medida de la colaboración de los académicos. En nuestra última ocasión de hacerlo, volvemos a solicitar vuestro apoyo con manuscritos originales de calidad que aseguren la estabilidad de Actas Dermo-Sifiliográficas. No tenemos ninguna duda de que quienes se ocuparán a partir de ahora de gestionar la revista y su comité de redacción sabrán conducir Actas por el camino de la continua mejora. Les deseamos toda la suerte y, en nombre de todo el comité editorial saliente, les brindamos todo nuestro apoyo.
En nuestra despedida queremos agradecer a la junta directiva de la AEDV su confianza en nosotros, a los secretarios de redacción y al consejo de redacción su esfuerzo sin recompensa, a los revisores de artículos su tiempo y el aporte de sus conocimientos, al personal de la editorial Doyma su apoyo e implicación incondicional en nuestro proyecto y, muy especialmente, a todos los que, cada uno dentro de sus posibilidades, han decidido enviar sus manuscritos a Actas. Por último, no sería justo despedirnos sin pedir comprensión y perdón a quienes les fue rebatido o rechazado algún artículo y a quienes no pudimos o no supimos ilusionar para que publicaran en Actas. A todos os recordamos que Actas está por encima de las personas que circunstancialmente la dirigen.