La tiña del cuero cabelludo (tinea capitis [TC]) es una enfermedad altamente contagiosa causada por dermatofitos del género Microsporum y Trichophyton1,2, que afecta a niños, siendo relativamente rara, aunque no excepcional entre adultos1,3. En España, los agentes etiológicos más frecuentes durante años han sido los hongos zoofílicos como el Microsporum canis. En la última década (pudiéndolo identificar de forma más clara desde que en enero de 2021 se pudieron comenzar a realizar en la clínica cultivos micológicos propios), se ha producido un aumento de la incidencia de TC por una especie antropofílica hasta hace poco infrecuente en nuestro país y en el resto de Europa, el Trichophyton tonsurans4.
De enero de 2021 a octubre de 2023 se efectuó el diagnóstico en la clínica de 29 casos de tiñas, cuya característica principal fue el crecimiento en todos los casos del Trichophyton tonsurans. Indagando en cuál podría ser el origen, y constatando que se habían producido casos similares en Alemania5, se observó en todos los pacientes un denominador común: en su mayoría eran varones jóvenes (o contactos de estos) que se habían realizado un corte de pelo con un degradado en región occipital y/o temporal con maquinilla eléctrica, en muchos casos con una frecuencia semanal. Estos gustos parecían venir motivados por el corte de pelo de famosos como los futbolistas profesionales y actores6.
En todos los pacientes de la serie se obtuvieron imágenes tricoscópicas (fig. 1A) y de los exámenes directos con KOH y cultivos micológicos (figs. 1B-D). Las manifestaciones clínicas observadas incluían lesiones eritematodescamativas en regiones occipital y/o temporales clínicamente muy similares a la psoriasis o a la dermatitis seborreica, motivo por el que previamente habían sido en ocasiones tratadas con corticoides tópicos con empeoramiento de las lesiones (fig. 2A, y ver también uno de los casos más llamativos de la serie incluido en el panel B de la figura 2 de la referencia6). Las TC connubiales de pacientes infectados en peluquerías también fueron frecuentes. Con menor frecuencia, se apreciaron pacientes con TC de puntos negros (fig. 2B) y TC inflamatorias (fig. 2C). No fue extraño encontrar que muchos de estos pacientes (especialmente aquellos con formas de TC de puntos negros) eran portadores asintomáticos, siendo de gran ayuda para su detección la tricoscopia7. Igualmente, se detectaron casos aislados de pacientes simulando una alopecia areata y una costra láctea en la paciente más joven de la serie (fig. 2D), cuyo padre, con TC diagnosticada en la clínica y adquirida en peluquería, la había contagiado. Todos los casos (cuya presentación queda resumida en la figura 2E) fueron declarados en la Delegación Provincial de Salud de Málaga con objeto de localizar los centros donde se habían producido los contagios y frenarlos.
Tras la detección en la clínica de los primeros casos de la serie, se comunicó este brote en el foro dermatológico Dermachat con objeto de poder detectar nuevos contagios en el resto de la geografía española, además de frenar la aparición de nuevos casos6.
Desconocemos el porqué de este incremento de la incidencia de Trichophyton tonsurans, aunque creemos que guardó (y guarda) probable relación con el aumento de inmigración desde países africanos, donde es especialmente común4. A ello se une la mayor virulencia de este patógeno, que algunos autores han achacado (al menos en parte) al tratamiento con griseofulvina desde mediados del siglo XX, único tratamiento antifúngico oral aprobado en la infancia para tratar todas las formas de tiñas del cuero cabelludo4,8.
Con respecto a las peluquerías, existen diferentes regulaciones (articuladas en algunos casos en forma de ordenanzas municipales) que exigen el uso de material desechable y, en su defecto, la correcta desinfección tras su uso. En este sentido, hay publicaciones en otros países que incluso abordan los agentes más adecuados para la desinfección de fómites con Trichophyton tonsurans9. Afortunadamente, esto ya es llevado a cabo por la mayoría de los profesionales del sector, que además se están movilizando para que se haga de forma correcta y en todos los centros10.
Para finalizar, creemos que la comunicación de esta experiencia puede ser relevante porque pone de manifiesto varias cosas: la primera, que es posible lanzar investigación y contribuir a la salud pública desde cualquier entorno, incluyendo consultas de pequeño tamaño; la segunda, que los dermatólogos tenemos un papel indudable en la micología y que no son imprescindibles grandes medios para poder efectuarla de forma honesta y útil, y la última, que estamos en un momento en el que la incidencia de infecciones está cambiando a muchos niveles.
Al Dr. D. Vicente Crespo Erchiga por ser un maestro de la micología y, concretamente, por sus enseñanzas en el arte de realizar cultivos micológicos.