Más que un esfuerzo, para nosotros es una grata satisfacción elaborar una semblanza histórica de Actas Dermo-Sifiliográficas. Adelantamos ya nuestras disculpas porque es imposible mencionar a todos aquellos que han contribuido a que Actas (fig. 1) haya llegado hasta hoy y goce de buena salud. También hacemos constar que estas páginas no pretenden ser una historia exhaustiva de la publicación, ni son del todo desapasionadas, ya que ambos autores hemos tenido alguna responsabilidad en la revista en algún momento. Tampoco será una revisión proporcionada, pues abundaremos más en los primeros años de la vida de Actas y en las dos últimas décadas. Finalmente, insistimos en que en el título nos marcamos la limitación de breve y esperamos cumplirlo.
Fig. 1.--Portada del primer número de Actas Dermo-Sifiliográficas de mayo de 1909. Aparece también en reproducción facsimilar en la propia revista en la celebración del 75 aniversario en el primer número del año 1984, de donde se ha tomado esta imagen, ya que en las colecciones de Actas que hemos manejado, los números de la revista están encuadernados sin las portadas.
INTRODUCCION
Actas Dermo-Sifiliográficas fue y sigue siendo el órgano oficial de expresión de la Academia Española de Dermatología. Ambas Academia y Actas están a punto de cumplir 100 años y muestran la serenidad y la solera que da el paso del tiempo y la renovada ilusión y la modernidad de un proyecto del que aún queda mucho por hacer.
El propio nombre de Actas Dermo-Sifiliográficas no es casual, ya que inicialmente se publicaban en ella tan sólo las actas de las sesiones científicas de la Academia entonces aún llamada Sociedad Española de Dermatología y Sifiliografía. Esta función ha quedado limitada en la actualidad a algunas secciones concretas. Incluso los resúmenes y contenidos de los congresos nacionales de dermatología se publicaban en la propia revista hasta bien entrada la década de 1980 1. De hecho, en la época en que fueron congresos hispano-lusos se recogen las aportaciones de nuestros colegas portugueses en Actas en su propio idioma. Sin embargo, ya desde los primeros años, se fueron introduciendo otras colaboraciones que pasaron a ocupar la mayoría del espacio: artículos originales, estudios y ensayos, notas histopatológicas, revisiones denominadas en algún momento sección doctrinal, crítica de libros, noticias, necrológicas y casos para el diagnóstico.
Otro rasgo singular del título de la publicación es la permanencia del término sifiliografía. La Academia Española de Dermatología era antes también de dermatología y sifiliografía. Lo eran igualmente la mayoría de las sociedades dermatológicas de principios del siglo xx en Europa y América. Casi todas ellas han perdido esta coletilla final por el decaer progresivo de esta parte de la especialidad. La Academia Española de Dermatología y Venereología aún lo conserva, pero ya no como Sifiliografía sino como Venereología. Esta evolución de la nomenclatura se entiende mejor si tenemos en cuenta la tremenda pandemia luética de finales del siglo xix y principios del xx, sólo comparable a la pandemia tuberculosa. Y esta fue precisamente la razón de ser de los ya extintos dispensarios antivenéreos y antituberculosos. La llegada masiva de la penicilina en la década de 1940 en España no fue hasta la siguiente vino a reducir casi hasta la extinción la sifiliografía dentro de la venereología y la dermatología. Actas Dermo-Sifiliográficas es aún testigo de esta evolución histórica en su mismo título.
LAS ETAPAS DEL PERIODISMO MÉDICO ESPAÑOL EN GENERAL Y DERMATOLOGICO EN PARTICULAR
Es conveniente situar Actas Dermo-Sifiliográficas en el contexto histórico de las publicaciones médicas. La historia de las publicaciones médicas españolas ha sido estudiada especialmente por López Piñero y Terrada Ferrandis 2. Estos autores dividen el periodismo médico en seis etapas:
1. Prehistoria del periodo médico en España (1736-1808).
2. Hundimiento en un periodo decisivo (1809-1833).
3. Punto de partida del periodismo médico español (1834-1868).
4. Consolidación y desarrollo (1869-1918).
5. Periodo de entreguerras (1919-1938).
6. Nuevo punto de partida y desarrollo (1939-1969).
Estos periodos coinciden con fechas importantes en la historia de España: el asentamiento de los borbones tras la guerra de Sucesión, la guerra de Independencia, el reinado de Isabel II, la revolución de 1868 (la Gloriosa), la I Guerra Mundial, el final de la Guerra Civil y la revolución universitaria de 1968. Sin embargo, limitándonos a las especialidades médicas y, más concretamente, a la dermatología, nos será más útil dividir las publicaciones médicas españolas en tres periodos 3:
1. Comienzos de la literatura dermatovenereológica en publicaciones periódicas médicas generales (hasta el último cuarto del siglo xix).
2. Aparición de publicaciones periódicas conjuntas de especialidades afines (último cuarto del siglo xix).
3. Nacimiento de las publicaciones exclusivamente dermatovenereológicas (a partir de 1900).
Esta división que proponemos es una consecuencia natural de la expansión del conocimiento médico y de la progresiva subespecialización. Incluso a lo largo del siglo xx ha sido necesario crear publicaciones sobre campos aun más concretos: de dermatopatología, de dermatitis de contacto, de cosmética, de fotobiología, etc.
La primera de las etapas que hemos mencionado (escritos dermatovenereológicos exclusivamente en revistas médicas generales) tuvo su momento crucial a partir de 1865 y conoce prácticamente un único autor, José Eugenio de Olavide, auténtico precursor de la dermatología española 3. Estas primeras referencias dermatológicas están dispersas por varias publicaciones: El Siglo Médico (1854-1936), El Genio Médico-Quirúrgico (1855-1887), El Pabellón Médico (1861-1875) y otras.
La segunda de estas tres etapas (surgimiento de revistas de especialidades afines) está capitalizada por una publicación muy original: La Revista Especial de Oftalmología, Sifiliografía, Dermatología y Afecciones Urinarias (1877-1891). La urología puede parecer claramente relacionada con la dermo-sifiliografía. La oftalmología, en cambio, parece más lejana, pero en la evolución histórica hospitalaria y docente ambas fueron muy en paralelo. Primero, las dos fueron consideradas especialidades médico-quirúrgicas, y así aparecen citadas con frecuencia en la Gaceta de Madrid versión antigua del Boletín Oficial del Estado y, segundo, se implantaron en los hospitales y en la universidad casi al mismo tiempo. Buen ejemplo de ello es que las modernas cátedras españolas de dermatología, oftalmología y otorrinolaringología se convocaron conjuntamente en 1910 3. Otras revistas de gran interés en esta segunda etapa son la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas (1877-1920), Revista Clínica de los Hospitales (1889-1891) y Revista Clínica de Madrid (1909-1915).
La tercera etapa revistas exclusivamente dermato-venereológicas tiene en Actas Dermo-Sifiliográficas su mejor exponente pero, en honor a la verdad, ha de decirse que no fue la primera revista de la especialidad en España. Ésta fue la Revista Española de Sifiliografía y Dermatología (1899-1927) de la que fue director y propietario Luis Portillo. Otra revista muy interesante de esta época fue Ecos Españoles de Dermatología y Sifiliografía (1925-1936). De otras revistas de aquella época apenas nos ha quedado rastro. Hemos podido localizar algunos números aislados de publicaciones como Archivos Dermo-sifiliográficos (1920), Revista Ehrlich (Anales Uro-dermo-sifiliográficos) (1922) y Trabajos de la Cátedra de Dermatología y Sifiliografía (1929). Probablemente esta fecunda etapa del periodismo dermatológico español merezca en algún momento un estudio en extenso.
LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE DERMATOLOGIA Y SIFILIOGRAFIA
Actas Dermo-Sifiliográficas recogía inicialmente las comunicaciones de la Sociedad Española de Dermatología y Sifiliografía. El 6 de mayo de 1909 se celebró la primera reunión de esta sociedad, presidida por Juan de Azúa (fig. 2), que fue su alma mater durante los primeros años. Azúa fue el auténtico creador de la primera escuela española de dermatología cuya genealogía puede seguirse con claridad hasta nuestros días y cuyo rasgo fundamental es el interés anatomopatológico. Azúa había bebido en las fuentes de la tradición vienesa de Skoda, Rokitansky, Hebra y Kaposi. Hemos de señalar que José Eugenio de Olavide antecede a Azúa en varias décadas. Sin embargo, Olavide defendía una concepción constitucionalista baziniana de la especialidad que no tuvo éxito y tampoco llegó a crear un auténtico elenco de discípulos y continuadores como sí hizo Azúa. Por tanto, nos parece más legítimo considerar a Azúa como el padre de la dermatología española.
Fig. 2.--Juan de Azúa Suárez (1857-1922) fue el fundador de la actual Academia Española de Dermatología y Venereología y de Actas Dermo-Sifiliográficas.
Azúa conoció la obra de Hebra y Kaposi a través de traducciones francesas. De hecho, también estuvo siempre muy influido por la escuela francesa contemporánea, que ya no era constitucionalista o baziniana. De hecho, el primer nombre de nuestra Academia es un calco de la ya existente Société Française de Dermatologie et de Syphiligraphie.
Formaron la primera junta directiva Manuel Sanz Bombín presidente de honor, Juan de Azúa presidente efectivo, Antonio Pardo Regidor vicepresidente, José Sánchez-Covisa secretario y Miguel Serrano bibliotecario y tesorero. Los secretarios de Actas para el extranjero fueron Augusto Vergely médico francés afincado en España y Jaime Nonell. La Sociedad Dermatológica o, simplemente, Dermatológica (como se acostumbraba a llamar entonces abreviada y cariñosamente a la Academia) celebraba dos sesiones mensuales de octubre a junio, una matinal, que tenía lugar en el Hospital de San Juan de Dios de Madrid y otra vespertina en el Colegio de Médicos de la misma capital 3. También se celebraron sesiones en el anfiteatro pequeño de la Facultad de Medicina de San Carlos en Santa Isabel y, a partir de 1929, en el dispensario Martínez Anido, en el número 7 de la calle de Sandoval. Fue allí donde la mayoría de nosotros conocimos nuestra Academia ya que allí se residenció hasta la adquisición y traslado a la actual sede en la calle de Ferraz 100 en marzo de 1993 bajo la presidencia del profesor Armijo Moreno.
En otros países existían desde bastantes años antes sociedades dermatológicas similares a la creada por Azúa. Los norteamericanos fueron los pioneros en la creación de una asociación profesional de dermatólogos. La New York Dermatological Society es la primera asociación dermatológica de la que tenemos noticia. Fue fundada en 1869. La American Dermatological Association se creó algunos años después, en 1876. La primera asociación dermatológica europea fue la Dermatological Society of London, fundada en el año 1882. La Sociedad Italiana de Dermatología nació en 1885 y, en 1886, se crearon la Berliner Dermatologische Gesellchaft y la Deutsche Dermatologische Gesellchaft. La Société Française de Dermatologie et de Syphiligraphie se fundó el 22 de junio de 1889 4.
Azúa tenía un temperamento inquieto y austero, rasgo que curiosamente se ha repetido cíclicamente en muchos de sus sucesores. Al contrario que Olavide, tenía poco sentido del protocolo y por eso, probablemente, la primera sesión de la Sociedad Dermatológica del día 6 de mayo de 1909 se abrió sin discursos ni actos oficiales, sino directamente con las comunicaciones científicas (fig. 3). Julio Bejarano lo refiere en 1934, en los actos de conmemoración de las bodas de plata de la Academia y de Actas cuando se celebró en Madrid el I Congreso Nacional de Dermatólogos Españoles 5:
Fig. 3.--Cabecera del artículo «Princeps» de Actas sobre la aplicación del alquitrán de hulla en diferentes dermatosis. Azúa explica su utilidad como reductor en diversos eczemas y dermatosis inflamatorias.
«Este hombre eminente, dotado de excepcionales facultades de tenacidad y de inteligencia, había creado, asistido por un grupo de colaboradores, la Academia donde los dermatólogos españoles se habían de formar, y la había dotado de un órgano de expresión: las ACTAS DERMO-SIFILIOGRÁFICAS, que, para ejemplo de publicaciones de orden científico, no ha dedicado una columna, ni una frase, ni una palabra, a cuestiones ajenas a la dermatología que pudiesen producir o ahondar diferencias entre profesionales.»
Azúa presidió la mayoría de las primeras sesiones de la Sociedad Dermatológica. En sus escasísimas ausencias la más significativa fue su viaje a Frankfurt, al lado de Ehrlich, a finales de 1910 cuando se introdujo el salvarsán le sustituyeron los presidentes honorarios Castelo y Pardo Regidor. En los últimos años de Azúa, ya gravemente enfermo de hemiplejía, fueron Covisa y Sainz de Aja quienes ocuparon la presidencia como sustitutos.
Tres años después de la muerte de Azúa, y por razones no suficientemente aclaradas, la sociedad cambió de nombre y pasó a llamarse Academia Española de Dermatología y Sifiliografía. Este nuevo nombre consta por primera vez en el encabezamiento de la sesión celebrada en el Colegio de Médicos el 9 de octubre de 1925 presidida por Covisa. El nuevo reglamento figura al comienzo del tomo XVII de Actas Dermo-Sifiliográficas6. Con estos nuevos estatutos se renovó la junta directiva; Sánchez-Covisa fue el presidente de la misma y Sainz de Aja, el vicepresidente. En la sección de noticias de los Ecos Españoles de Dermatología y Sifiliografía aparece una breve reseña que no aporta mucha más información 7:
«La antigua Sociedad Española de Dermatología y Sifiliografía, fundada hace diez y seis años por el ilustre doctor Azúa, y cuya labor científica es bien conocida por todos los profesionales, ha tenido que modificar su nombre por razones de índole legal. En lo sucesivo se denominará Academia Española de Dermatología y Sifiliografía.»
LAS ETAPAS DE ACTAS DERMO-SIFILIOGRAFICAS
Para un mejor acercamiento a lo que ha sido la vida de nuestra revista, la hemos dividido en tres etapas por razones históricas, de formato y de contenido:
1. El nacimiento y desarrollo hasta junio de 1936.
2. La posguerra y la consolidación hasta la década de 1980.
3. La etapa actual.
La separación de estos tres momentos coincide con el comienzo de la Guerra Civil y con la consolidación definitiva de la democracia en España.
Los primeros años deActas Dermo-Sifiliográficas
Nuestra revista comienza con la ya mencionada comunicación de Juan de Azúa titulada Curas con alquitrán de hulla, en varias dermatosis8 (fig. 3). En este trabajo Azúa presenta su experiencia con el alquitrán de hulla lavado en fábrica de gas de iluminación. Trató con esta técnica a 29 enfermos con distintos tipos de eczemas, enfermedad de Duhring, foliculitis, etc., con muy buenos resultados. Dice Azúa:
«El coaltar, o sea, el alquitrán de hulla, empleado popularmente por las gentes de mar y los obreros de las fábricas de gas, para curar las erupciones y el picor, ha venido por los trabajos del profesor Dind a ser objeto de atención general a causa de la gran eficacia que para calmar el prurito y secar muchos procesos exudativos tiene.»
En 1984, al celebrarse los 75 años de la revista, siendo el profesor García Pérez director de Actas, se reeditó esta publicación de Azúa junto con el segundo trabajo recogido en Actas Dermo-Sifiliográficas titulado «Dos casos de dermatitis herpetiforme de Duhring» 9. El propio García Pérez hizo un comentario sobre la actualidad de este trabajo 10. En la misma sesión inaugural Azúa presentó otras dos comunicaciones que versaron sobre la sífilis cerebromedular y la acrodermatitis pustulosa continua.
Hablábamos más arriba del nacimiento de nuestra academia en relación con otras sociedades. Tampoco el nacimiento de Actas Dermo-Sifiliográficas fue muy precoz en el contexto de la dermatología europea y mundial. Así, por ejemplo, ya en 1866 se había fundado en Milán el Giornale Italiano delle Malattie Veneree e delle Malattie della Pelle. En 1867 se fundó en Londres el Journal of Cutaneous Medicine and Diseases of the Skin. Y en 1868 nacieron el Archiv fur Dermatologie und Syphilis en Praga y los Annales de Dermatologie et de Syphiligraphie en París 11,12.
Los trabajos de Azúa en Actas Dermo-Sifiliográficas fueron muy numerosos y de gran calidad. Así, en el primer volumen de la revista (años 1909-1910), aparecieron 33 trabajos firmados por él en solitario y dos más que firma con Covisa, de un total de 101 trabajos de este primer volumen. También en estos primeros números (concretamente en el segundo, de julio de 1909) aparecieron los primeros fotograbados clínicos (fig. 4) e histológicos (fig. 5) y en la página 203 la primera foto de un enfermo con lupus eritematoso en la cara.
Fig. 4.--Esta curiosa imagen es el primer fotograbado publicado en Actas Dermo-Sifiliográficas. Figura insertado en el texto de un artículo de Azúa titulado Hiperkeratosis (sic) universal congénita maligna. (Ictiosis fetal; queratoma maligno congénito, etc.), en la página 78 del número 2 de julio de 1909. La descripción clínica de Azúa no es menos enjundiosa que la imagen: «...Toda la piel dura, rígida, resistente, inestensible (sic); la capa córnea parecía cuero, cortado en muchas partes por extensas y profundas grietas, de fondo sangriento. Las tales grietas formaban alrededor del ano, vulva y boca radiaciones que recordaban las lesiones fisurarias de los heredo-sifilíticos...»
Fig. 5.--Este fotograbado histológico ilustra el caso clínico de la figura anterior. Aparece junto a otra fotomicrografía de un prurigo en una lámina de papel cuché sin número de página entre las páginas 90 y 91 del mencionado número 2 de julio de 1909. Azúa describe en el pie de imagen: «...las capas córneas enormemente engrosadas y las prolongaciones córneas, que, a modo de estaquillas, penetran en el cuerpo mucoso en el espesor de los pezones malpighianos ó siguiendo el infundíbulo folicular.»
Los primeros años de la revista se mantenía por suscripciones, aportaciones personales y algunos ingresos por publicidad. La suscripción anual costaba 10 pesetas. Otro hecho llama poderosamente la atención es que había que pagar por publicar de más. Hoy en día son las editoriales las que suelen pagar a los autores por los derechos de los originales, pero en 1909 las cosas eran muy distintas: en el balance contable de Actas del año 1909 Azúa aparece «penalizado» por publicar en exceso con 114 pesetas en el primer número y 170,75 en el segundo número de la revista 13. En estos primeros años hasta el año 1917 la redacción y administración de la revista figuraba en la calle de Núñez de Arce 14, en Madrid.
El primer número de Actas corresponde a los meses de mayo-junio de 1909 y el segundo número a julio de 1909. A partir de éste la revista se publicó por cursos lectivos de octubre-noviembre a junio-julio. En los primeros años aparecían cinco números por curso (bimestral, descansando agosto-septiembre). A partir de 1928, pasaron a ser nueve números (mensual de octubre a junio). En la cabecera de cada ejemplar se indicaba el año y el número. Esto crea cierta confusión en las citas de los primeros trabajos de Actas Dermo-Sifiliográficas porque existe discordancia entre los volúmenes y los años naturales. En sentido estricto el primer volumen de Actas sólo estaría compuesto por dos números: mayo-junio y julio de 1909. Pero, en realidad, el volumen I continúa hasta junio de 1910. De hecho, la paginación es correlativa de mayo de 1909 a junio de 1910. Los volúmenes se representaban inicialmente con números romanos. Esta discordancia entre los años de publicación y los volúmenes (o lo que es lo mismo, entre años naturales y cursos lectivos) no cambió hasta el año 1957, en el que ya se hicieron coincidir los volúmenes de Actas Dermo-Sifiliográficas con los años naturales: el volumen XLVII se completó en junio de 1956 y no se comenzó el volumen XLVIII hasta enero de 1957, aunque recogían las sesiones de la academia celebradas ese otoño pasado. Es en 1960 cuando siendo presidente el profesor Gómez Orbaneja, secretario general el profesor García Pérez y redactor jefe Antonio Ledo, aparecieron nueve números, el primero en enero y el último en diciembre, y al final de cada número había un índice alfabético de autores de trabajos y un índice alfabético de materias.
Es en el volumen XXVI correspondiente a los años 1933-1934, en el que se mencionan los suscriptores, bibliotecas a las que se envía Actas, revistas de intercambio y aparecen, por primera vez, la relación de anunciantes con su domicilio y el producto que anuncian. Algunos de éstos son laboratorios como Cusí, Abelló y Juste, que existen en la actualidad.
El final de esta primera etapa de Actas quedó bien reflejado en las últimas páginas del volumen XXVIII de Actas Dermo-Sifiliográficas, que corresponde al curso 1935-1936. Aparece un brevísimo resumen del II Congreso de Dermatólogos Españoles, en el que figuran los títulos de las comunicaciones presentadas y los autores participantes 14. En el último párrafo de este resumen podemos leer:
«La Academia Española de Dermatología editará en un número extraordinario todos los trabajos que acaban de ser expuestos, que aparecerá en los primeros días del mes de octubre.»
El número anunciado nunca llegó a editarse, porque la publicación de la revista quedó inesperadamente interrumpida como tantas otras cosas por la Guerra Civil española, precisamente en este número del mes de junio de 1936.
Desde 1937 hasta la década de 1980
Actas Dermo-Sifiliográficas dejó de publicarse durante los primeros 14 meses de la Guerra Civil española. Su recuperación en los últimos meses de 1937 fue un mérito compartido de Sainz de Aja, Gay Prieto y De Gregorio. Gay Prieto recordó la reanudación de la publicación de Actas Dermo-Sifiliográficas en la sesión necrológica de Sainz de Aja haciendo mención a una carta de este último 15:
«En 1937, en plena Guerra Civil, recibimos una larga carta. "Es preciso me dice reanudar la publicación de Actas Dermosifiliográficas. Yo buscaré suscriptores, fondos, anuncios. Es preciso que usted, que ha conservado su casa y colaboradores, se encargue de la edición de la revista. De Gregorio, usted y yo debemos hacer el original y buscar nuevos colaboradores". Y se publican regularmente las Actas, la primera revista de medicina que sale a la luz en aquella España dividida y sangrante.»
La reaparición de Actas sucedió en octubre de 1937 en Granada, sede de una de las dos filiales de la Academia que existían antes de la Guerra Civil (Valencia y Granada) y donde se editó durante los años 1937 y 1938. En este número de octubre de 1937 escribió Sainz de Aja unas líneas de presentación en las que afirma 16:
«Imposibilitados por el momento de comunicación con nuestros colegas-hermanos de la España roja, y siendo Granada sede de una filial de la Academia Española de Dermatología y Sifiliografía, es la ciudad andaluza en donde verá la luz nuestro periódico.»
Esta carta está firmada en Burgos, en septiembre 1937, segundo año triunfal y se pueden encontrar expresiones como «Falange Dermatológica» o «Arriba la España Dermatológica».
Este volumen de 1937 es singular en muchos sentidos. Es de tamaño algo menor (21 × 15 cm) del que venía teniendo la revista hasta entonces (22,5 × 15,5 cm) y está editado en papel más pobre. Además, en la portada de cada número, donde antes figuraba el año de publicación de la revista puede leerse el inevitable «II año triunfal» (fig. 6). Sin embargo, los guiños al nuevo régimen no son excesivos si se tiene en cuenta el asfixiante clima cultural y científico del momento. Sí se nota y mucho la ausencia de figuras clave y de gran prestigio internacional de la dermatología española de preguerra como Julio Bejarano y José Sánchez-Covisa, que se posicionaron decididamente al lado de la república y optaron posteriormente por el exilio en México y Venezuela, respectivamente. La amargura del exilio les fue, sin embargo, compensada con una cálida acogida en ambos casos. También se hace evidente la división en los listados de redactores y suscriptores, en los que sólo aparecen los profesionales de la zona franquista. Actas mantuvo su perfil profesional y cierta independencia. No aparecen noticias explícitas de la guerra, pero sí es evidente su progresión ya que, a medida que se conquistaban localidades, aumentaban en el listado de cada número las provincias representadas y los suscriptores.
Fig. 6.--Sumario del primer número de Actas publicado en Granada en 1937 durante la Guerra Civil española después de 14 meses de ausencia. La publicación se reinició en la zona nacional a instancias de Gay Prieto (Granada), Sainz de Aja (Burgos) y Eduardo de Gregorio (Zaragoza). No aparece ningún socio o corresponsal de la zona republicana.
En el renacer de la revista se hace evidente la tutela de Sainz de Aja claramente del lado del régimen. Enrique Álvarez Sainz de Aja había sido miembro fundador de la Sociedad Dermatológica en 1909 y, por ello, legitimaba la refundación de Actas y de la Academia en la zona nacional. Contó con la ayuda, como ya hemos mencionado, de Gay Prieto desde Granada y De Gregorio desde Zaragoza. La revista no volvería a Madrid hasta bien entrado 1940 17. Sainz de Aja actuó como el gran patrono de la dermatología española de la posguerra. Al margen de su oportunismo o significación política, debemos reconocerle hoy, con la perspectiva que da el tiempo, su gran capacidad de trabajo, una cierta coherencia y el mérito de recuperar la publicación de Actas. De hecho, este milagro de superar la Guerra Civil hace que hoy en día nuestra revista mensual sea la decana de la prensa médica española. Así lo señalaba García Pérez en la editorial de la celebración de los 75 años de la revista 9. Bien cierto es que Gutiérrez Rodríguez recuerda que la publicación periódica viva más antigua son los Anales de Real Academia Nacional de Medicina, que se vienen publicando desde 1881 18, pero es igualmente cierto que esta última no es una revista periódica al uso de especialidad médica y que durante la etapa republicana dejó de ser Real. Nosotros dejamos la disputa en el aire.
En 1959 se celebraron los 50 años de la Academia. Se celebró un sencillo acto religioso, una sesión científica y una cena. Con motivo de esta efeméride, Actas publicó una separata con los autores y títulos de los primeros 50 volúmenes, muy útil para localizar bibliografía histórica dermatológica en España (fig. 7).
Fig. 7.--En 1954 se celebraron los 50 años de existencia de la Academia y de Actas. Además de los actos de celebración (una misa por los académicos fallecidos, una sesión científica y una cena de confraternización ya entonces ofrecida por la industria farmacéutica) se decidió la publicación de este libro-índice de los primeros 50 años de la revista.
Saltando ya varias décadas llegamos a las décadas de 1970 y 1980, en las que comienza una etapa de crisis para Actas Dermo-Sifiliográficas. Uno de los factores condicionantes fue una cierta sequía de manuscritos y una gestión muy delegada que llevaron a retrasar la publicación o refundir varios números. En 1982 se excluyó a la revista del Index Medicus, lo que hizo que no apareciera ya después actualizada en el MEDLINE 19. Esto agudizó más aún la crisis de manuscritos, puesto que el ya entonces determinante factor de impacto llevaba a los autores españoles a remitir sus manuscritos a publicaciones internacionales que tuvieran un mayor eco.
Los autores de este trabajo creíamos que sería interesante el conocer durante este tiempo quiénes eran los responsables de la revista desde el punto de vista editorial, por lo que hemos revisado todos los números y nos hemos encontrado con la sorpresa de que, en ocasiones, había director, otras director y secretario de redacción, redactores jefe, secretarios de Actas y no redactores ni director, secretario general y director de Actas, director-presidente, etc., con todas las combinaciones posibles que en algunas ocasiones cambiaban en los distintos números del mismo año. Asimismo, todo se complicaba, pues en muchas ocasiones el presidente de la Academia figuraba como presidente o director de Actas y en otras no se indicaba nada. Todo ello hace imposible dar una relación detallada de cada uno de ellos y los años que estuvieron, sin olvidar a personas importantes que por espacio de tiempo y con cargos diversos estuvieron trabajando para el éxito de Actas en puestos discretos como secretarios de Actas o ayudantes de redacción. Sí podemos afirmar que, en el primer periodo, Azúa y Sánchez-Covisa dirigieron la revista (hasta los años 1926-1927) y encontramos entre los que posteriormente se hicieron cargo de la Dirección o de la redacción de Actas a grandes maestros de la dermatología, muchos ya desaparecidos, como Álvarez Saiz de Aja, Augusto Navarro, José Gay Prieto, José Gómez Orbaneja, Félix Contreras, Gerardo Jaqueti, Antonio García Pérez, Xavier Vilanova, José Cabré, Miguel Armijo, así como muchos dermatólogos prominentes que actualmente están en activo. Con el riesgo y las disculpas de poder olvidar alguno, podríamos mencionar a Carlos Daudén, Pedro Álvarez Quiñones, Alfredo Robledo, Antonio Ledo, Joaquín Soto, Antonio Castro, José María Mascaró, José María de Moragas, Joaquín Calap, G González González, Benedicto Hernández Moro, Carlos Gay Martínez, Francisco Carapeto, Luis Olmos y, a título de curiosidad en el año 1986 aparece como redactora jefe Beatriz López Corrocher, que creemos que es la única mujer que ocupa este cargo hasta esa fecha.
Actas Dermo-Sifiliográficasen la actualidad
El presente de Actas Dermo-Sifiliográficas se caracteriza por la recuperación de la calidad de la publicación y la aplicación de las nuevas tecnologías. El punto de inflexión puede situarse en 1987, cuando Luis Iglesias y Francisco Vanaclocha se hicieron cargo de la revista como redactor jefe y ayudante de redacción, respectivamente. Como director-presidente figuraba el profesor Armijo Moreno. Ellos consiguieron mantener la regularidad de la publicación y enriquecieron Actas con numerosos trabajos de su propio Servicio de Dermatología del Hospital 12 de Octubre, de gran calidad, y que seguro habrían sido aceptados de buen grado en publicaciones extranjeras de mayor factor de impacto. Asimismo, se animó la portada de cada número con imágenes clínicas singulares que servían de aperitivo dermatológico y actuaban a modo de caso para el diagnóstico (fig. 8 y 9). También desde este momento queda atrás el antiguo formato para pasar definitivamente a tamaño DIN A-4.
Fig. 8.--Diversas portadas de la revista Actas durante su historia.
Fig. 9.--Portada de Actas de enero de 1987 (vol. 78, n.º 1), en la que se inserta una imagen clínica en color que servía de avance al contenido de la revista. En el interior, al final del sumario, aparece el diagnóstico: esclerodermia en síndrome tóxico (Hospital 1.º de Octubre). Esta etapa en la que fueron redactor jefe Luis Iglesias Díaz y Francisco Vanaclocha ayudante de redacción marca el principio de la recuperación de Actas tras la crisis de principios de la década de 1980.
La incorporación en 1994 (en el número 7-8 de julio) de Evaristo Sánchez Yus redactor jefe y Luis Requena Ayudante de Redacción supuso la consolidación de la recuperación. Se pasó a tener un auténtico comité de redacción (del cual era director el profesor Francisco Camacho, presidente de la Academia en ese momento), ya más operativo que decorativo, se modificó el diseño de la portada aún vigente (fig. 10), se estableció un sistema de revisión ciega de los manuscritos por al menos dos revisores (pares), se dedicó mayor cuidado a la confección de los resúmenes y palabras clave tanto en castellano como en inglés, y se exigió la publicación de los trabajos con el esquema básico de las publicaciones científicas de introducción, material y métodos, resultados y discusión. Otra decisión importante fue reclutar a relevantes personalidades de la dermatología europea o mundial para el consejo de redacción, y en el n.º 5 de 1997 aparecían figuras como A. B. Ackerman, R. Happle, O. P. Sangüeza, G Burg, M. Larregue, J. L. Sánchez, J. H. Saurat. También se decidió fichar autores ajenos a la dermatología pero que tenían mucho que decir en el mundo del lenguaje médico y de la comunicación, como Fernando A. Navarro. Además, se separaron en secciones normalizadas las revisiones y los trabajos y estudios clínicos y de laboratorio, primándolos sobre los casos clínicos comunes y casos breves y se marcó el objetivo de devolver Actas Dermo-Sifiliográficas al MEDLINE a corto o medio plazo. Uno de los medios planteados fue la concienciación de los autores dermatológicos españoles que publicaban en otras lenguas sobre la necesidad de incluir referencias de Actas en sus propios escritos en el extranjero. Esta sencilla iniciativa comienza ya a dar unos tímidos pero claros resultados sobre el factor de impacto de Actas, tal como muestran Miralles et al recientemente en su brillante estudio bibliométrico 20. El objetivo acariciado durante 20 años se ha conseguido con el esfuerzo final de Jesús Fernández Herrera y Antonio Torrelo, actuales director y redactor jefe de la revista, miembros de la junta directiva de la Academia, presidida por el profesor José Luis Díaz Pérez.
Fig. 10.--El diseño de la portada actual data de 1995, poco después de que Evaristo Sánchez Yus y Luis Requena se hicieran cargo de la revista. La recuperación del nivel editorial y del prestigio internacional de Actas Dermo-Sifiliográficas fue una de las principales preocupaciones del entonces presidente de la Academia, Francisco Camacho, quien encargó a Yus y Requena la reactivación y mejora de la revista para poder retornar a las más importantes bases de datos internacionales.
Otro rasgo reciente de Actas pero ya sin duda histórico es la aplicación de las nuevas tecnologías de publicación y comunicación. La publicación en color rara hasta la década de 1990 se hizo cotidiana. El procesamiento digital de los textos y las imágenes es corriente desde hace más de una década, así como el envío electrónico de los manuscritos. Ya desde 1992 uno de los autores de este artículo, Luis Conde-Salazar, recogió los títulos y autores de Actas desde su fundación para su búsqueda sistematizada en una base de datos denominada DERMABASE. En 1998 se publicó por primera vez el volumen completo de Actas Dermo-Sifiliográficas en disco compacto con el patrocinio de la industria farmacéutica (fig. 11). Sin embargo, el mayor avance de estos últimos años ha sido, sin lugar a dudas, la publicación en red de la revista a través de la página www.doyma.es/ad (fig. 12). Las ventajas son indudables: no hay retrasos o extravíos tópicos del correo ordinario hasta llegar a nuestras manos y disponemos de posibilidad de búsqueda amplia, tanto que ya incluso resulta más rápido y práctico localizar y descargar el artículo concreto en formato PDF desde la web de la editorial que buscar entre nuestros propios números de la revista.
Fig. 11.--La publicación de un volumen completo de Actas Dermo-Sifiliográficas en disco compacto tuvo lugar en 1998 por primera vez se repitió también en 1999.
Fig. 12.--El avance más importante en los últimos años ha sido la publicación en red de la revista, que permite un acceso rápido al número actual y a los de los últimos años. La imagen ilustra el editorial en el que el actual Director, Jesús Fdez. Herrera, y el redactor jefe, Antonio Torrelo, comunican la feliz noticia del regreso de Actas Dermo-Sifiliográficas a MEDLINE.
La propia confección de este trabajo es muy representativa de la mezcla de tradición y modernidad que es hoy Actas Dermo-Sifiliográficas: por un lado hemos tenido que manejar viejos tomos de la revista, palpando el inevitable polvo y notando el entrañable olor del papel viejo mientras que, por otro lado, accedíamos a los números recientes de la revista en red y escribíamos el borrador al alimón entre ambos autores desde Santiago de Compostela y Madrid, enviándolo y devolviéndolo sucesivamente por correo electrónico hasta darle la forma definitiva, algo que ni Juan de Azúa podía soñar cuando comenzó esta aventura llamada Actas Dermo-Sifiliográficas. Aun así, a pesar de la importante ayuda que nos ofrecen hoy las nuevas tecnologías, no dejamos de admirarnos del encanto y el nivel científico de aquellos primeros trabajos y esperamos que la revista en papel siga llegando a nuestras manos durante muchos años más.
Correspondencia:
Emilio del Río. Rúa de Laverde Ruiz, 7, 1.º F.
15702 Santiago de Compostela. España.
edelrio@meditex.es
Recibido el 3 de diciembre de 2006.
Aceptado el 13 de marzo de 2006.