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Vol. 101. Issue 4.
Pages 372-373 (May 2010)
Vol. 101. Issue 4.
Pages 372-373 (May 2010)
Carta científico-clínica
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Hiperplasia gingival secundaria a everolimus
Gingival Hyperplasia Secondary to Everolimus Therapy
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9862
S. Pérez-Barrio
Corresponding author
spbarrio@hotmail.com

Autor para correspondencia.
, M.R. González Hermosa, J.L. Díaz-Pérez
Servicio de Dermatología, Hospital de Cruces, Baracaldo, Vizcaya, España
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Sr. Director:

Exponemos el caso de una mujer de 34 años, diabética tipo 1 desde hace 20 años, que consulta por un engrosamiento de las encías. La paciente padecía retinopatía y nefropatía diabéticas, motivos por los que precisó un trasplante renal hacía tres años, con injerto normofuncionante en la actualidad. Además es hipertensa, sufre migrañas y había sido intervenida hacía 10 años de un adenoma hipofisario. Refiere intolerancia a enalapril y micofenolato-mofetilo, por lo cual actualmente se encuentra en tratamiento con insulina inyectable, tacrolimus, calcitriol, pantoprazol y everolimus. Este último fármaco había sido introducido hacía 4 meses (los demás los venía utilizando desde hacía años) y desde entonces había notado un progresivo engrosamiento de las encías, junto con erosiones en la mucosa oral y los bordes labiales, además de una intensa halitosis. Todo ello le ocasionaba muchas molestias, por lo cual consultaba. A la exploración se observaba una hiperplasia gingival de predominio en la arcada dentaria superior (fig. 1), ulceración de las encías y de los labios. Se objetivaba asimismo una importante piorrea.

Figura 1.

Hiperplasia gingival marcada en la arcada superior dentaria. Erosiones de los labios y las encías.

(0.1MB).

Debido a la clara asociación temporal que refería la paciente se estableció el diagnóstico de hiperplasia gingival secundaria a la toma de everolimus. La retirada del fármaco no fue aconsejable debido al buen control del trasplante renal, que se había conseguido gracias a este, por lo que se optó únicamente por tomar medidas rigurosas en cuanto a la higiente bucal y el control periódico por el odontólogo.

La hiperplasia gingival medicamentosa es una reacción adversa farmacológica de etiología desconocida, aunque se piensa que podría estar en relación con alteraciones del metabolismo del calcio y con factores locales. Los fármacos que con mayor frecuencia se relacionan son los antiepilépticos, los inmunosupresores y los antagonistas del calcio1,2.

Dentro del primer grupo la asociación más frecuente es con fenitoína, siendo el primer fármaco que se relacionó con este trastorno (año 1939). Dentro de los inmunosupresores destaca ciclosporina3 en los trabajos publicados y dentro de los antagonistas del calcio, nifedipino4.

El cuadro suele aparecer a los pocos meses de iniciarse la toma del fármaco y en general es un proceso reversible, cuyo tratamiento principal consiste en evitar o sustituir las medicaciones si es posible y mantener unas medidas higiénico-dentales estrictas. También se pueden utilizar antibióticos (metronidazol, claritromicina, azitromicina) y en casos resistentes se puede optar por realizar una gingivectomía mediante bisturí, electrocirugía, criocirugía o láser de dióxido de carbono, aunque la recidiva suele aparecer tras 3–12 meses1,2.

Everolimus es un nuevo inmunosupresor derivado de sirolimus, pero con mejor biodisponibilidad y menor vida media. Es un potente inhibidor de la señal de proliferación a través de los receptores m-TOR, y se utiliza en la profilaxis del rechazo de órganos sólidos en adultos con riesgo inmunológico bajo-moderado5.

Entre los efectos adversos que con mayor frecuencia se asocian al uso de este grupo de medicamentos se encuentran la hiperlipidemia, la trombocitopenia, el retraso de la cicatrización, la recuperación retardada de la necrosis tubular aguda en el trasplante renal, la reducción de la concentración de testosterona, el aumento de la proteinuria, la neumonitis, la cefalea, la astenia, las artralgias, el linfocele y, en combinación con ciclosporina, incremento de síndrome hemolítico urémico, nefrotoxicidad e hipertensión arterial.

En cuanto a los efectos adversos cutáneos se han relacionado con aftas orales (60%), gingivitis (20%), fisuras labiales crónicas (11%), epistaxis (60%), erupciones acneiformes (46%), foliculitis del cuero cabelludo (26%), hidradenitis supurativa (12%), edema crónico y cambios esclerodermiformes (55%), angioedema (15%), onicopatía (74%) e infecciones periungueales (16%)6.

Nos parece interesante exponer este caso, ya que pese a que hay numerosas descripciones de hiperplasia gingival secundaria a medicamentos, no hemos encontrado en la literatura revisada ningún caso en el que se asocie con la toma de everolimus.

Bibliografía
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Actas Dermosifiliogr, 81 (1990), pp. 798-800
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M. Carretero.
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Offarm, 25 (2006), pp. 103-105
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E. Mahé, E. Morelon, S. Lechaton, K.H. Sang, R. Mansouri, M.F. Ducasse, et al.
Cutaneous adverse events in renal transplant recipients receiving sirolimus-based therapy.
Transplantation, 79 (2007), pp. 476-482
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