Presentamos 2 casos diagnosticados previamente de carcinoma basocelular, en función de la presencia dermatoscópica de vasos arboriformes. El primero en una mujer de 49 años localizado en cuero cabelludo (fig. 1A) y el segundo en una mujer de 70 años localizado en región escapular derecha (fig. 1B).
¿Cuál es su diagnóstico?
ComentarioEn la dermatoscopia del primer caso se observaron vasos arboriformes sobre un fondo de color piel con áreas marrones inespecíficas periféricas (fig. 2A). La paciente estaba en tratamiento por un carcinoma de mama diseminado. Se realizó una biopsia que confirmó el diagnóstico definitivo de metástasis cutánea por carcinoma mamario.
En el segundo caso se observaron en la dermatoscopia vasos arboriformes de distribución periférica rodeando un área ulcerada central de fondo amarillento central (fig. 2B). La salida de material queratinizante a la presión nos confirmó el diagnóstico de quiste epidérmico infundibular.
Los vasos arboriformes, también denominados vasos telangiectásicos o vasos en forma de ramas sin hojas, se definen morfológicamente como estructuras de gran calibre, de color rojo intenso, que se ramifican en vasos secundarios más finos.
Este tipo de vasos son uno de los criterios dermatoscópicos más característicos del carcinoma basocelular1.
Se han descrito en la literatura numerosos casos de lesiones que pueden simular carcinomas basocelulares por la presencia de vasos arboriformes, como diferentes tipos de tumores anexiales2, o quistes infundibulares3, como el caso de nuestra segunda paciente.
En un estudio sobre la presencia de vasos arboriformes en otras entidades diferentes al carcinoma basocelular objetivaron que hasta un 46% de las lesiones con vasos arboriformes en la dermatoscopia no eran carcinomas basocelulares4. Entre estas lesiones se encontraban diferentes tumores quísticos (quiste infundibular, quiste mucoide digital, milium) o no quísticos (dermatofibroma, cicatrices hipertróficas, nevus intradérmicos o xantogranulomas, entre otros), y menos frecuentemente lesiones no tumorales como necrobiosis lipoidica o morfea4.
La presencia de vasos arboriformes también se ha descrito en algunos casos de metástasis cutáneas de otros tumores viscerales, como colon u ovario5. Respecto a las metástasis cutáneas por carcinoma de mama, en muchos casos presentan estructuras pigmentadas que simulan más un melanoma que un carcinoma basocelular6.
Por lo tanto, aunque la dermatoscopia es una herramienta muy útil para aumentar nuestra precisión diagnóstica, en ocasiones una atención excesiva a los detalles nos impide ver de forma adecuada el conjunto, como en estos 2 casos. En ningún caso la presencia de una única estructura dermatoscópica será suficiente para poder realizar un diagnóstico de absoluta certeza. Por tanto, ante la presencia de vasos arboriformes en la dermatoscopia de una lesión, debemos tener en cuenta la posibilidad de otros diagnósticos, además del carcinoma basocelular y buscar otros datos clínicos o dermatoscópicos que nos ayuden al diagnóstico.